13 ene 2011

2 DE ABRIL DE 1982



En la madrugada del 2 de abril de 1982, tropas argentinas que integraban el Operativo Rosario recuperaron por la fuerza sus derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, Georgias, Sandwich e Islas del Atlántico Sur al tomar el control de Puerto Argentino (Puerto Stanley), capital del archipiélago.
Así comenzó la llamada "Guerra de Malvinas" que finalizó 74 días después, el 14 de junio -a las 16 hs.- cuando las tropas argentinas finalmente se rindieron.
La Guerra de Malvinas es una historia plagada de desventuras personales, errores políticos, ignorancia diplomática e improvisación militar.
Sin embargo, la sumatoria de errores y horrores no logran empañar la entrega, abnegación y valor de quienes entregaron con sacrificio sus vidas defendiendo la soberanía territorial argentina. Un reconocimiento al honor, que perdura por sobre las circunstancias y la temporalidad del hecho histórico.
La derrota en la Guerra de Malvinas aceleró la caída del gobierno militar y la recuperación de las instituciones democráticas.

























6 comentarios:

  1. aunq perdimos la malvinas FUERON SON Y SERÁN argentinas aunq digan lo contrario

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    1. No se perdieron ...están regadas con la sangre de nuestros soldados

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  2. mi padre dio la vida por ellas

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  3. 2 de abril,dia en el que la emotividqd esta a flor de piel.por los niños que se hicieron hombres,por los niños que murieron niños,y por los hombres de mirada perdida que regresaron!!

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  4. Malvinas x siempre argentinas

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  5. Hoy, 32 años después, la versión oficial del 2 de abril de 1982, en boca de la Presidente y otros funcionarios es una mentira escandalosa, al servicio de los intereses británicos. Para ellos nuestra guerra no fue justa sino prolongación del supuesto genocidio militar; según ellos, no hubo una gloriosa reconquista sino una invasión argentina bajo los efectos de una borrachera; según ellos, la gesta malvinera no tuvo apoyo popular y sólo por medio del engaño de los medios se logró ese apoyo; y según ellos, el único mérito de la Guerra de Malvinas fue que gracias a la rendición del 14 de junio tuvimos democracia. Hoy, 32 años después no necesitamos de Inglaterra para deshonrar a la Patria. Los argentinos mismos lo estamos haciendo.
    Hoy se nos dice que una guerra librada contra el extranjero bajo una dictadura, no puede ser legítima ni justa. Sin la soberanía popular y la democracia no hay ninguna soberanía. Por esta vía, deberíamos repudiar todas las grandes hazañas de la patria: la Reconquista y Defensa ante las Invasiones Inglesas, la formación del Primer Gobierno Patrio, la Declaración de la Independencia, la Guerra de la Independencia, los triunfos federales ante el Bloqueo Francés y Anglofrancés. Ninguno de estos grandes hechos patrios, fueron gestados ni consumados al amparo de la soberanía popular ni la democracia liberal.
    Hoy se invoca, en consonancia con el interés inglés, que no hubo justicia en la acción Argentina porque el gobierno que entonces dirigía los destinos del país no era un gobierno democrático. El principio de la integridad territorial es primordial, lo demás es secundario (y esto sin entrar a analizar cuán decadente y corrupta puede ser esta artificial “civilización” política).
    Los supuestos intelectuales, pensadores, escritores, historiadores y científicos de renombre escribieron hace un par de años un documento pidiendo al gobierno revisar la política sobre Malvinas porque aún así como la hemos descripto, todavía les parece demasiado “patriótica”. Entonces el historiador Luis Alberto Romero (14 de febrero 2012, La Nación) se animó a escribir con descaro un artículo titulado “¿Son realmente nuestras las Malvinas?”. En él se atrevió a poner en duda todas las razones en las que se fundan el derecho y la soberanía argentina sobre las islas; y en la más caradura y grosera audacia escribe: “La convicción de que la Argentina tiene derechos incuestionables sobre esa tierra irredenta está sólidamente arraigada en el sentido común y en los sentimientos. No es fácil animarse a cuestionarlos públicamente”. Esto significa que este historiador se anima a presentarse como un “valiente” por cuestionar lo que todos sabemos es una verdad irrenunciable: las Malvinas son argentinas.
    Beatriz Sarlo, otra de los supuestos intelectuales (24 de febrero 2012, La Nación) escribía que “Las Malvinas no pueden ser una cuestión nacional sagrada” y pedía que el gobierno adoptara una posición que tuviera en cuenta el principio de autodeterminación de los isleños. ¡Qué casualidad estos intelectuales usan el argumento inglés! ¡La autodeterminación de esa población que fue puesta por Inglaterra en las islas después de usurparlas! . Y todavía se animaron a suspirar deseando “Ojalá que el dos de abril y el año 2012 no den lugar a la habitual escalada de declamaciones patrioteras”.
    El 2 de abril de 2012, a los 30 años de la Gesta de Malvinas fue el momento elegido para hablar de supuestas violaciones a los derechos humanos de los soldados argentinos por sus jefes, de soldados judíos discriminados, y un interminable etcétera de bajezas y miserias. ¿Dónde quedó el honor, la soberanía, el heroísmo, el valor, la integridad nacional? ¡Si esto no es servir el interés del enemigo de la Patria, no sé qué otro nombre puede tener tal felonía!

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