11 jun 2011

GUERRA DE MALVINAS

Guerra de Malvinas

  1. Prólogo
  2. Desde el descubrimiento hasta la ocupación inglesa de 1833
  3. Islas Malvinas
  4. El conflicto
  5. Los Prolegómenos de una guerra
  6. Crímenes de guerra
  7. 1982-Medios de Comunicación
  8. Testimonios
  9. De la rendición a la caída de Galtieri
  10. Conclusión
  11. Bibliografía Consultada

Prólogo

En estas páginas se analizan, uno de los episodios mas crueles de nuestra historia, la Guerra de Malvinas, donde el poder político implementado por la fuerza, recurre a lo más profundo del sentimiento argentino, para lograr sus mas oscuros objetivos: Perpetuarse en el Poder.

No se podría desvincular las causas internas de las externas, que llevaron al pueblo argentino a semejante situación. Partiendo de las causas internas, donde se muestra la decadencia de un gobierno de facto que ha fracasado en lo político, económico y social con una escasa visión de la política internacional, haciendo un derramamiento de sangre, provocando heridas muy difíciles de cerrar ante el dolor de las desapariciones de miles de personas, sumándole además las muertes de esta guerra. Bastaron 74 días para reflejar en estas páginas las miserias del poder interno.

Las causas externas, con su mas fiel reflejo en los intereses de las grandes potencias de seguir colonizando y muy especialmente las tierras del Sur, con pruebas a la vista, la instalación de bases militares yanquis en nuestro territorio.

Una mirada por un pasaje histórico de las islas, su situación geográfica, las causas y consecuencias de tal decisión, nos permitirán llegar a una conclusión, que obviamente no será definitiva, porque los historiadores seguramente tendrán mucho mas que aportar, pero lo que no se podrá dejar de citar es la invasión permanente de las grandes potencias hacia Latinoamérica , como en el resto del mundo, y las secuelas sobre todo en lo social que dejan las guerras: solo muerte, desazón y destrucción.

La Guerra de Malvinas golpeó duramente al país, a los argentinos que viven en él, a los dispersos en el mundo, a los exiliados y originó muchas polémicas en todos los sectores.

Sobre todo en el después, cuando despertamos a la dura realidad, y se empezó a analizar esta guerra que ha puesto de manifiesto la crisis en la que se encuentra un modo de pensar la política y la historia.

Estas páginas ofrecen la posibilidad de análisis, donde se ve claramente la indiscutible soberanía argentina sobre Malvinas, pero bajo ningún punto de vista esta justa reivindicación se podrá ligar al accionar de la Junta Militar, muy por el contrario . La dictadura no es menos dictadura por el mero hecho de haber ocupado Malvinas e izado en ella la bandera argentina

Dicen los sociólogos, que después del hartazgo viene la insolencia y enseguida el castigo. Pero no bastará. Seguramente deberá pasar mucho tiempo, decisiones políticas de por medio, para combatir la invasión imperialista, para reivindicar a nuestros verdaderos héroes, no los chicos, Nuestros Soldados, que dieron su vida, que no es poco, los que quedaron, y por los que vendrán para que esa sangre no haya sido derramada en vano, se cambie el rumbo de las políticas, para que lo soberanía, la libertad, la libertad de pensamiento sean los ejes de la construcción de un país.

Capitulo I

Desde el descubrimiento hasta la ocupación inglesa de 1833

Introducción

El período a tratarse puede dividirse en tres etapas distintivas. La primera se relaciona con el descubrimiento y con el debate sobre los posibles descubridores. La segunda etapa gira en torno del problema de la posesión de las islas Malvinas en el contexto del sistema internacional. El tratamiento de esta segunda etapa tiene dos fases. La primera explica la evolución del derecho internacional a partir de los aspectos formales de las relaciones entre las potencias y el mutuo reconocimiento y creación de un sistema colonial. La segunda describe el enfrentamiento entre España y otras potencias, especialmente Inglaterra, por el control de los territorios y el comercio colonial de América, especialmente de la zona meridional.
Por otra parte, la segunda etapa se desarrolla en tres momentos cronológicos claramente diferenciados. En el primero, la discusión sobre la posesión del archipiélago Malvinense esta subsumido en el marco de una competencia general por el control de las colonias. Esta etapa dura hasta mediados del siglo XVIII. En el segundo momento, la posesión de las islas es un tema específico de la diplomacia entre los estados involucrados. Al final, se encuentra a España ejerciendo sin discusión la soberanía sobre el archipiélago.
La última etapa de este trabajo trata el período en el que, como consecuencia de la retirada española, las nacientes Provincias Unidas del Río de la Plata intentaron ejercer su soberanía sobre las islas. Este intento, coincidente con el proceso de constituirse en estado, encontró la oposición de los Estados Unidos y Gran Bretaña, en especial ésta última, que no aceptó las pretensiones del nuevo estado. Finalmente, la situación se resolvió a través de un acto de fuerza. Gran Bretaña ocupó las islas y esta situación perdura hasta hoy.
Descubrimiento

Todo estudio sobre la disputa de las Islas Malvinas comienza indefectiblemente con el tema del descubrimiento. En vista de la importancia que el tema ha cobrado en ocasiones como sustento para sus reclamos, los países reclamantes presentan como evidencia absoluta el descubrimiento del archipiélago por tal o cual navegante de su país. Paradójicamente, los estudios y teorías sobre los posibles descubridores concuerdan en que es casi imposible determinar con exactitud quien fue su verdadero descubridor.
Lo que sí se sabe es que fueron avistadas por primera vez en el siglo XVI. No obstante, el misterio es parte del descubrimiento de las islas, donde navegantes de cuatro países han sido acreditados como los primeros que avistaron las islas. Semejante controversia no sorprende en razón de los primitivos que eran los instrumentos de navegación y la incompleta cartografía empleada por los navegantes del siglo XVI (1).
A partir de la literatura existente es posible elaborar una lista de las diversas expediciones que unos y otros consideran como descubridoras:

1. Américo Vespucio (1501/1502);

2. La expedición de Magallanes de 1520;

3. La nave Incógnita y Alonso de Camargo, 1540;

4. John Davis, 1592;

5. Richard Hawkins, 1594;

6. Sebald de Weert, 1600.

1. En su carácter de primer navegante en visitar el Atlántico Sur, Américo Vespucio ha sido señalado como el primer descubridor de las islas en el viaje iniciado en Lisboa en mayo de 1501. En una carta a Piero Soderini, el navegante relató que habiéndose alejado de la costa de lo que hoy es Patagonia debido a un temporal y cercano a la latitud donde las islas se encuentran (entre latitud 51°-53° Sur), en medio de la tormenta avistó “una tierra nueva de la cual recorrimos unas 20 leguas encontrando la costa yerma, sin puerto ni habitantes”. Groussac señala que la costa avistada era en realidad los acantilados de la Patagonia. Pero sus determinaciones geográficas son tan imprecisas y sus noticias tan vagas que hace imposible una estimación exacta de su itinerario.
Por tal motivo la idea que este navegante fue el primer descubridor carece de sustento.
2. La existencia de cierta cartografía posterior a su viaje ha llevado a algunos a señalar a Magallanes como descubridor.
Si bien es cierto que su expedición de 1519-1520, “permitió el relevamiento cartográfico de toda la costa patagónica”, este navegante, “no estableció la geografía ni de Tierra del Fuego, ni las Malvinas”. A ello se agrega la ausencia total de un testimonio del descubrimiento, que no se halla consignado en ninguno de los diarios de navegación ni en los relatos del viaje. Ello hace poco probable que el navegante las haya siquiera avistado.
3. Tanto Goebel como Destefani señalan como el más probable descubridor de las islas Malvinas a una nave que el primero bautizó con el nombre de Incógnita, a falta de su verdadero nombre, que era parte de la armada del Obispo de Pasencia y que estaba comandada por Francisco Camargo. La expedición que tenía por objeto la colonización de la zona del Estrecho de Magallanes, había zarpado de Sevilla en agosto de 1539. En enero de 1540 las cuatro naves que componían la armada entraron en el estrecho. Pero allí sufrieron un temporal, la nave capitana se hundió y la Incógnita se separó del grupo. En los últimos días de enero, la nave llega a lo que se cree que son las Malvinas. Allí permanecen hasta diciembre, fecha en que reanuda el viaje hacia España. Posteriormente la cartografía del estrecho que figura en el texto Islario de Alonso de Santa Cruz, publicado poco después del retorno de la Incógnita (1541) incorpora dos pequeñas islas situadas aproximadamente a unas sesenta leguas al este y en línea paralela al Estrecho de Magallanes. Esto apoyaría la adjudicación del descubrimiento a esta nave.
4. Los británicos señalan rotundamente como el verdadero descubridor de las islas a John Davis. Este marino al mando de la nave Desire, partió de Plymouth el 26 de agosto de 1591 como parte de una expedición al mando del marino Thomas Cavendish con destino al estrecho. Por razones poco claras la Desire se separó de la expedición y empujada por una tormenta, el 14 de agosto de 1592 descubrió las islas Malvinas. Los críticos de este descubrimiento sostienen que el relato se parece notablemente al Islario antes mencionado, que no se acompaña ninguna descripción de las tierras avistadas, que los detalles son muy imprecisos y, que el relato apareció después del regreso a Holanda del navegante Sebald de Weert, quien fehacientemente avistó las islas.
5. Pocos años después que Davis, en junio de 1593, zarpó el corsario inglés Richard Hawkins en la nave Dainty. Su misión era atacar poblaciones y establecimientos en el Pacífico. Según su relato posterior, el 2 de febrero de 1594, cuando la nave alcanzó aproximadamente los 48° S. de latitud, avistaron una tierra que no figuraba en ninguna carta. En general se le aplican las mismas críticas que a su predecesor, además del hecho que las Malvinas se hallan más al sur de la latitud señalada por él.
6. Finalmente, le cupo a un navegante holandés el primer avistaje comprobado y no objetado. Justo en el inicio del siglo XVII, el 24 de enero de 1600, Sebald de Weert al mando de la nave Geloof descubrió tres islas que bautizó como Sebaldinas en la latitud 50° 40' Sur. Estas islas forman parte del archipiélago malvinense. El navegante no intentó el desembarco por carecer de botes. El Geloof había sido parte de una armada de cinco buques al mando del almirante Jacobo Mahu que había partido de Rotterdam en junio de 1598. Sólo esta nave retornó a Holanda en julio del 1600. De este modo, las islas fueron definitivamente fijadas en las cartas .

No terminaron allí los viajes y expediciones a la región. Durante todo el período hasta 1764, las islas fueron visitadas por marinos holandeses, franceses e ingleses. Pero nadie ocupó o utilizó las islas de ningún modo hasta que los franceses lo hicieron en 1764, 172 años después del alegado descubrimiento británico por John Davis. En enero de 1684, otro corsario inglés, William Ambrose Cowley, al mando del Batchelor's Delight señaló la presencia de unas islas a las que bautizó como Pepys. Fijó su posición a la altura de los 47° de latitud S., y según su diario de viaje, ofrecían grandes puertos naturales. Sin embargo, William Dampier, compañero de viaje de Cowley, aseguró que en realidad se trataba de las islas Sebaldinas.
En octubre de 1689, la nave Welfare, bajo el mando de John Strong partió de Inglaterra con destino al Pacífico vía los Mares del Sud para incursionar contra los franceses. El 27 de enero de 1690, empujado por los vientos alcanzó las Malvinas. Al día siguiente, desembarcó para aprovisionarse de focas y pingüinos. Esta operación produjo el primer desembarco de ingleses en las islas. Strong descubrió el estrecho que separa a las dos islas principales y le dio el nombre de Falkland Sound (Estrecho de San Carlos), que luego fue aplicado a todo el grupo de islas. Para Goebel este desembarco no tuvo ninguna consecuencia legal dado que no hubo toma de posesión formal de las islas u ocupación. Gustafson señala que no habrá ocupación permanente en los próximos setenta y seis años pero que quizá el desembarco hubiera dado títulos a Inglaterra si no hubiera habido otras ocupaciones más importantes.
Cabe señalar que a principios del siglo, los franceses enviaron sucesivas exploraciones a las Islas Malvinas. Reconocieron sus costas y demostraron su importancia como base para largas navegaciones. Como gran parte de las expediciones partían de Saint-Maló, las islas fueron bautizadas por los marinos de éstas como Malouines. Recién en 1764, con el establecimiento de los franceses en Port Louis, comienza la colonización de las islas.

Lo descrito anteriormente es la base de los derechos argentinos en lo histórico y en lo jurídico, por ser herederos y continuadores de las posesiones insulares españolas del Atlántico Sur.
Los veinte gobernadores hispanos fueron marinos, excepto el Capitán de Infantería D. Domingo de Chauri, Gobernador interino desde 1777 a 1779. Varios de ellos cumplieron dos y tres períodos de gobierno y ésta es su lista completa:

1. Capitán de Navío: Felipe Ruiz Puente, de 1767 a 1773.
2. Capitán de Infantería: Domingo de Chauri, nombrado gobernador interino de 1773 a 1774.

3. Capitán de Fragata: Francisco Gil y Le-Mos, de 1774 a 1777.
4. Teniente de Navío: Ramón de Carassa, gobernador interino de 1777 a 1779.
5. Teniente de Navío: Salvador de Medina, de 1779 a 1781.
6. Teniente de Fragata: Jacinto de Atola-Aguirre, de 1781 a 1783.
7. Capitán de Navío: Fulgencio Montemayor, de 1783 a 1784.
8. Teniente de Navío: Agustín Figueroa, de 1784 a 1785.
9. Teniente de Fragata: Pedro de Mesa y Castro de 1785 a 1786, de 1786 a1787,de 1788 a 1789.
10. Capitán de Fragata: Ramón de Clairlac, de 1787 a 1788 y de 1789 a 1790. En este segundo período como Capitán de Navío, desde octubre de 1789.
1 l. Teniente de Navío: Juan José Elia, de 1790 a 1791 y de 1792 a 1793.
12. Teniente de Navío: Pedro Pablo Sanguineto, gobernador en tres ocasiones, de 1791 a 1792; ascendido a Capitán de Fragata desde el 8 de septiembre de 1792, y con ese grado de 1793 a 1794 y de 1795 a 1796.
13. Teniente de Navío: José de Aldana y Ortega, de 1796 a 1797.
14. Capitán de Fragata: Luis Medina y Torres, de 1797 a 1798 y de 1799 a 1800.
15. Capitán de Fragata: Francisco Javier de Viana, de 1800 a 1801.
16. Teniente de Navío: Ramón Fernández Villegas, de 1801 a 1802.
17. Teniente de Navío: Arturo Leal de Ibarra, de 1803 a 1804 y de 1805 a 1806.
18. Capitán de Fragata: Bernardo Bona vía, de 1802 a 1803, de 1804 a 1805 y de 1806 a 1808.

19. Primer piloto de la Real Armada: Gerardo Bordas, durante 1809.
20. Segundo Piloto de la Real Armada: Pablo Guillen, desde enero de 1810 hasta febrero de 1811.
Estos gobernadores malvinenses dependían primero de los gobernadores y luego de los virreyes del Río de la Plata, a través del Apostadero de Montevideo.
Las Islas Malvinas tenían una Gobernación y Comandancia Marítima; tanto que, interrogado el Virrey en 1806 sobre la situación de los integrantes de la guarnición en cuanto a pagos y remuneraciones, dispuso que se considerase a Malvinas a modo de "un buque navegando", estando el personal en lo referente a deberes y obligaciones, equiparado a las demás embarcaciones de guerra.
Es importante también señalar que dos de los gobernadores de Malvinas fueron criollos, pues eso ya significó la participación de los hijos de la tierra, bajo la autoridad hispánica, como un anticipo de la continuidad que seguiría, en la época independiente, en los Comandantes y Gobernadores militares y civiles argentinos.
Los dos gobernadores criollos bajo el Virreinato fueron Jacinto Altolaguir, porteño, que ejerció el mando de 1781 a 1788 y Francisco Xavier de Viana y Alzaxbar,
que lo hizo de 1800 a 1801.
Autoridad argentina:
Las islas, que pertenecían a España, pasaron por derecho de sucesión a pertenecer a las Provincias Unidas del Río de la Plata, denominación inicial de la República Argentina. Esta, en reafirmación de sus derechos, tomó formal posesión de las mismas el 6 de noviembre de 1820, en que el Coronel de Marina David Jewett, comandante de la nave "HEROINA", izó el pabellón azul y blanco en las ruinas de Puerto Soledad (ex puerto San Luis). Para esta acción, la fragata tenía. Prerrogativas de "buque del Estado argentino".
La ocupación de las Islas Malvinas se hizo con toda seriedad y precedida de una comunicación que Jewett remitió a loberos y pescadores ingleses y norteamericanos; que usufructuaban de las islas en forma indiscriminada. Dicha comunicación decía: "Fragata del Estado Heroína" en Puerto Soledad, noviembre 2 de 1820. Señor, tengo el honor de informarlo que he llegado a este puerto comisionado por el Supremo Gobierno de las Provincias Unidas de Sud América para tomar posesión de las islas en nombre del país a que éstas pertenecen por la ley natural.
"Al desempeñar esta misión deseo proceder con la mayor corrección y cortesía para con todas las naciones amigas; uno de los objetos de mi cometido es evitar la destrucción de las fuentes de recursos necesarios para los buques de paso, que, en recalada
fonosa, arriban a las islas, y hacer de modo que puedan aprovisionarse con los mínimos gastos y molestias.
"Dado que los propósitos de Usted no están en pugna y en competencia con estas instituciones y en la creencia de que una entrevista personal resultaría dé provecho para ambos, invito a Usted a visitarme a bordo de mi barco, donde me será grato brindarle acomodo mientras le plazca; he de agradecerle -asimismo- que tenga a bien, en lo que esté a su alcance, hacer extensiva mi invitación a cualquier otro súbdito británico que se hallare en estas inmediaciones; tengo el honor de suscribirme, señor, su más atento y seguro servidor". Firmaba Jewett, Coronel de la Marina de las Provincias Unidas de Sudamérica y Comandante de la fragata "Heroína". (Esto de "Sudamérica" no nos debe extrañar, porque en aquel momento era propósito argentino lograr la libertad de toda la América del Sur). Entre los capitanes que pescaban y cazaban lobos, figuraba el gran marino inglés James Wedell, cuyo nombre lleva un mar del continente antártico. El fue quien dio a conocer la carta recibida; La misma fue publicada en diarios ingleses y españoles.

El sistema internacional y las Islas Malvinas

El español Hidalgo Nieto sostiene que los españoles guardan silencio respecto del tema del descubrimiento. A diferencia de los ingleses, la discusión de los derechos españoles no tiene como argumento central el descubrimiento. Según la interpretación española, sus derechos a las islas derivan de un título anterior y superior al mencionado, el de las bulas pontificias. Estas eran comunes durante la Edad Media. Su fundamento era el siguiente: según San Agustín, el mundo era propiedad de Dios, por lo tanto, el Papa, en su calidad de vicario de Dios en la tierra, podía otorgar legalmente tierras desocupadas a los monarcas cristianos siempre que el fin fuera convertir a los indígenas paganos. Por ejemplo, el rey de Inglaterra, Enrique II aceptó esta doctrina cuando se apoyó en la donación que el Papa Adrián le hizo para justificar la conquista de Irlanda.
La concesión papal del 4 de mayo de 1493, bula Inter Caetera, promulgada por el Papa Alejandro VI asignó tanto a la corona de Castilla como a la de Portugal todas las tierras e islas del mar, descubiertas y por descubrir en el futuro, más allá de una línea imaginaria que dividía al mundo en esferas de colonización y derecho. Por lo misma ambas partes se comprometían a no entrar en el territorio de la otra con propósitos de descubrimiento, comercio, o conquista. Dicha división sufrió posteriores revisiones por el Tratado de Tordesillas del 3 de junio de 1494 entre España y Portugal. Era claro que la bula concedía a los reyes españoles derechos de soberanía sobre los territorios americanos, inclusive las Malvinas, al mismo tiempo que los comprometía a una labor misionera y colonizadora en dicha esfera.
Una consecuencia importante de dicho tratado es que a través de él, la concesión papal adquirió el carácter de derecho positivo internacional entre las dos coronas. Sin embargo, la situación se complicó dado que la asignación a España de derechos exclusivos supuestamente fijos la enfrentaría con el resto del mundo en su afán por sostenerlos. Por ello, España no consideraba que fuera necesario mantener una ocupación efectiva para garantizar la validez de sus derechos. No obstante, aunque el principio de las bulas era aceptado como un instrumento del derecho internacional hacia fines del siglo XV y parte del XVI, la situación había comenzado a cambiar con la Reforma. Por ella, los príncipes no católicos desconocieron la autoridad papal, y por ende, el monopolio hispano-portugués sobre América. Esto coincidía también con el ascenso de potencias navales como Inglaterra y Holanda. Así, el derecho internacional marítimo se fue desarrollando como consecuencia de la ruptura de la unidad cristiana bajo la tutela del Papa en Roma. A partir de ese momento, como sostiene Gustafson, “la soberanía no era más un atributo teológico, sino político”. De ahora en adelante era concedido por los monarcas y dependía del reconocimiento de otros monarcas. Posteriormente, en el siglo XVIII, se habían adherido a esta visión Francia y otros estados católicos. De este modo, se estableció un nuevo principio según el cual “la prioridad en el descubrimiento, seguida de la ocupación hecha en nombre de un príncipe soberano, en virtud de una concesión regular, debía servir de base a la colonización”. No obstante, en la práctica en muchos de los reclamos prevaleció el uso de una ocupación simbólica, por medio de marcas o cruces.
A pesar de estos cambios en el derecho internacional, Goebel afirma, que para cuando los derechos basados en bulas papales fueron definitivamente dejados de lado, España ya había perfeccionado suficientemente sus títulos sobre el Nuevo Mundo por ocupación.

Aunque las Malvinas no se convirtieron en un problema de la política internacional sino hasta mediados del siglo XVIII, el conflicto por su soberanía fue una pequeña parte de la puja entre España e Inglaterra por la preeminencia en Europa y el control de los imperios coloniales que se desarrolló con un resultado adverso para España, desde la destrucción de la Armada de Felipe II en 1588. La lucha se centró en el control económico del hemisferio occidental, único medio, aparte de la colonización por la cual las nuevas potencias marítimas (Holanda, Inglaterra, y luego Francia) podrían beneficiarse de las riquezas americanas.
El eje del problema estaba en que “el acuerdo de no comerciar con las Indias Españolas operaría de una forma tal que constituyó en mares cerrados no sólo su litoral sino, también los mares adyacentes a ellas”. Pero, como “Inglaterra rechazaba la idea que Dios hubiera otorgado legalmente a España el monopolio del comercio dentro del territorio especificado por el Papa Alejandro VI”, durante los próximos ciento cincuenta años, la diplomacia española estuvo dedicada a tratar de mantener la disposición monopólica frente al desafío inglés.
Al mismo tiempo, las potencias intentaron regular sus relaciones mutuas con la firma de tratados. Así, comenzó a desarrollase el derecho internacional. En el caso de los tratados que los españoles firmaron con otras potencias europeas donde se hace referencia a las colonias americanas, dedican parte de su articulado a prescribir la norma de exclusividad de navegación y comercio que había sido en principio sancionada por la bula. En ellos se regula, también, los casos de excepciones concretas (permisos) a ella. Los tratados fueron sometidos a revisiones periódicas debido a su incumplimiento por cambios en las relaciones de fuerza y/o situación estratégica de las partes.
La construcción de un entramado colonial entre las coronas de España e Inglaterra comienza con el tratado de Madrid de 1604. Este extendía los derechos comerciales a súbditos ingleses a los lugares donde ya ejercían esa actividad antes de la guerra. Un artículo así garantizaba derechos comerciales adquiridos, mientras que para los ingleses esto les daría derecho a establecerse en nuevas áreas. El problema consistía en que no se sabía con exactitud cuales eran los alcances del comercio "anteriores a la guerra". Para los ingleses, esta concesión incluía las Indias. Por este motivo, se observa que en todos los tratados donde esta cláusula se repite, se mantiene una vaguedad tal que finalmente beneficiaba la expansión del comercio británico, tanto legal como ilegal. El artículo fue renovado en el Tratado de Madrid de 1630.
Más tarde, para concluir la Guerra de los Treinta Años, España y los Países Bajos firmaron el 30 de enero de 1648 el tratado de Münster. En su artículo 5° especificaba cuales eran las posesiones de ambos estados en América. El siguiente artículo establecía respecto de las Indias Occidentales que los súbditos de cada estado se abstendrían de transitar y navegar en "todos los puertos, localidades, y lugares" provistos de fortificaciones o puestos y "todos los otros poseídos por una u otra parte". Goebel interpreta que este artículo apuntaba a limitar a los holandeses en el acceso no sólo a sus puertos sino también a las costas deshabitadas o en manos de nativos. En este caso, la prohibición de comerciar en los lugares deshabitados era categórica.
El tratado de Madrid del 23 de Mayo de 1667 es importante en la relación entre las coronas española e inglesa. El mismo reconocía a los ingleses el derecho a sus posesiones en América, equiparando sus derechos con los obtenidos por los holandeses en Münster. No obstante, el comercio con las colonias españolas fue reinstalado en forma vaga.
Poco después, el acuerdo conocido como Tratado Americano firmado en Madrid el 18 de julio de 1670 especificó mayores precisiones sobre el tratado de 1667 y en su artículo 8° nuevamente se establecen las restricciones al comercio para quienes no son súbditos de la corona española. Por su parte, el Rey de la Gran Bretaña, y sus herederos y sucesores, gozarán, tendrán y poseerán perpetuamente, con pleno derecho de soberanía, propiedad y posesión, todas las tierras, provincias, islas, colonias y dominios situados en la India Occidental, o en cualquier parte de América, que el dicho Rey de la Gran Bretaña, y sus súbditos, tienen y poseen al presente...". Se observa que no se especifican cuales eran las posesiones en la región de Inglaterra en ese momento.
A pesar de la vigencia de estos tratados, el comercio ilegal (contrabando) y las actividades de los corsarios británicos constituían actos regulares, aprovechando la dificultad que presentaba a la armada española ejercer el control sobre las vastas aguas de estas
latitudes.
El siguiente tratado que consolida el reconocimiento de un sistema colonial en América, es el conocido genéricamente como de Utrecht, que pone fin a la Guerra de Sucesión Española en 1713. En realidad, se trata de un grupo de tratados que en conjunto apuntaban a frenar el poderío francés en Europa y a preservar el orden colonial español de los avances de ese reino. En total fueron tres los tratados de interés para este tema, el de Asiento de Negros -26 de marzo-, el de Paz y Amistad -13 de julio-, y el de Comercio -9 de diciembre-. Por el primero, los británicos obtuvieron el monopolio del tráfico de esclavos en la América española y el acceso a unas parcelas de tierra en algunos puertos y localidades del interior por treinta años. Esta fue una concesión temporaria. Además, se autorizaba anualmente a la entrada a dichos puertos de una nave de esa bandera. El artículo 8 del Tratado de Paz restableció el status quo comercial e impidió que algunos territorios españoles pudieran pasar a ser controlados por los franceses. Esta medida fue apoyada por Gran Bretaña, temerosa del crecimiento de la influencia francesa en los territorios españoles. Finalmente, el Tratado de Comercio ratificaba a los dos anteriores. Las consecuencias legales de este grupo de tratados pueden resumirse en que se restableció el sistema previo a la guerra, con la excepción de que el tráfico de esclavos pasó entonces a manos de los británicos y se amplió el envió del buque de permiso anual. Muy importante fue el hecho que el contrabando fue declarado ilegal y que no recibiría apoyo oficial por parte de Su Majestad Británica, por lo tanto cualquier medida adoptada por España para combatirlo sería aceptada. Por último, había sido sancionado en los tratados que el acceso a los mares circundantes a las posesiones españolas en América Central y del Sur continuaba cerrado, con la excepción del transporte de esclavos (24). El Tratado de Sevilla del 9 de noviembre de 1729 reafirma, en líneas generales, la vigencia de los tratados anteriores.
No obstante, a pesar de haberse asegurado la renovación de sus privilegios comerciales, los ingleses no quedaron muy satisfechos. También, a pesar de que en todos ellos se había sancionado la teoría de los mares cerrados, no se habían definido líneas de demarcación, lo cual generó conflictos y roces entre los buques británicos y los guardacostas españoles. Hacia finales de la década del 1730 arreciaron las quejas de comerciantes británicos a su gobierno por el excesivo celo que las autoridades españolas en América ponían en el registro de sus buques. Con el propósito de ganar las elecciones, la oposición al Gobierno de Su Majestad aprovechó una de esas quejas para enervar a la opinión pública. Esta ganó y comenzaron los aprestos militares. Como era de esperarse, la guerra por razones comerciales entre España e Inglaterra estalló nuevamente en combinación con la Guerra de Sucesión Austríaca. Un nuevo tratado entre ambas coronas, la Paz de Aquisgrán (Aix-la-Chápele) del 20 de octubre de 1748, puso fin a la contienda, aunque no resolvió definitivamente las diferencias entre ellas. Esta paz confirmó por cuatro años más el tratado del Asiento y, para los españoles era restituido el status quo ante bellum respecto del tema de la navegación.
En el contexto de este enfrentamiento las Islas Malvinas cobraron relevancia estratégica. Los ingleses prepararon una expedición que se dirigiría a los Mares del Sur para atacar Buenos Aires y dando la vuelta al Cabo de Hornos, las costas del Pacífico hasta enlazar con otra expedición en Panamá. La primera estaba al mando del Almirante Anson zarpó de las Islas Británicas en 1740. La expedición padeció grandes sufrimientos por lo que Anson suspendió el proyecto de Panamá y se dirigió en cambio hacia las aguas de las Filipinas. Finalmente, retornó con un importante botín, pero diezmada, a Inglaterra en 1744.
La importancia de estos sucesos en relación con las Malvinas surge del relato de la expedición que se publicó en Inglaterra inmediatamente después del regreso de la misma. El autor del texto fue el capellán de la expedición, Richard Walter. En la obra se relatan las penurias sufridas durante el paso por el Cabo de Hornos. En el capítulo siguiente se hacían algunas recomendaciones para facilitar su pasaje. Se afirma que dichas sugerencias provenían del propio Anson. El almirante proponía que era prioridad absoluta para Inglaterra poseer una base naval algún punto al sur de Brasil dadas las características del comercio marítimo español y los rigores del cruce del Atlántico al Pacífico. Sugirió que estas podrían ser la isla Pepys o las Malvinas (28). Además, la guerra había demostrado que cualquier operación contra las colonias españolas al sur del Ecuador eran casi imposible si no se contaba con una base naval cercana que permitiera sostener la campaña.
Para 1749 Anson era el oficial ejecutivo principal del Almirantazgo y ordenó la preparación de una expedición para cumplir con su sugerencia y explorar la factibilidad de las Malvinas como estación naval. Para esta tarea habían comenzado a alistarse dos fragatas. Pero el embajador español en Londres supo de los preparativos y protestó ante el Gobierno porque, sostuvo, la armada británica no tenía derecho a estar allí. Así, por primera vez, las Malvinas entraron a ser objeto de discusión diplomática. Continuó luego un largo intercambio entre los gobiernos. Inglaterra justificó sus preparativos por el hecho que la expedición tenía un carácter científico. Los españoles se mantuvieron firmes, respondiendo que ellos podían satisfacer cualquier necesidad de información científica. Ante la negativa y resolución española, Inglaterra desistió de la empresa. Sin embargo, la respuesta británica fijó su posición contraria, aunque aceptó momentáneamente el reclamo español:

Su majestad británica no podría bajo ningún concepto aceptar el razonamiento del ministro español como su derecho a enviar buques para descubrimiento y exploración de las partes del mundo aún desconocidas y despobladas, dado que este es un derecho indudablemente abierto a todos. No obstante, como su Majestad Británica estaba deseosa de demostrar a su Majestad Católica su gran complacencia en asuntos donde los derechos y ventajas de sus propios súbditos no estaban involucrados en forma inmediata e íntima, ha consentido dejar por el momento de lado cualquier proyecto que pudiera ensombrecer a la corte de Madrid (31).

Gustafson sostiene que este párrafo claramente demuestra que no hay reconocimiento por parte británica del derecho exclusivo a la navegación que le cabía a España en el área y que su predominio era sólo temporal. En esa oportunidad, España tuvo poder suficiente para sostener sus reclamos. Desde ese momento hasta 1764, no vuelven a aparecer las islas Malvinas en la agenda diplomática de estos países.
Mientras tanto, ambos estados preparaban la firma de un tratado comercial que se concluyó en octubre de 1750. Por este acuerdo, Su Majestad Británica cedió al rey de España sus derechos al asiento de negros y al navío de permiso. A cambio, la corona española pagó cien mil libras esterlinas como compensación a la Compañía del Mar del Sur (inglesa). Caillet-Bois hace notar que mientras en el artículo 5° de dicho tratado "el rey de España permitía a los súbditos ingleses tomar y recoger sal en la isla de Fortudos sin impedimento alguno...", no se hace ninguna mención explícita a las Islas Malvinas, sobre las cuales los británicos se habían mostrado interesados. En este caso, la diplomacia de Londres tampoco había sido exitosa (34). Al menos desde el punto de vista de los tratados, las islas se mantenían fuera del alcance británico.
Es importante señalar que cuando se produce el incidente de las Malvinas en 1767, están vigentes todos los tratados anglo-españoles firmados desde 1667, pues cada uno de ellos restablece la vigencia del anterior. En ellos se reconocían esferas de influencia y el derecho exclusivo a la navegación de España. Sin embargo, la trayectoria general de todos ellos es, según lo señalan amargamente los analistas españoles, que en cada uno "España cede más en beneficio de Inglaterra, que, poco a poco, con buenas o con malas razones y hechos, va incrementando su poderío marítimo, su prestigio internacional y la extensión de sus colonias (35)". Durante los años de paz, como legalmente era imposible adquirir colonias en la esfera de influencia española, los estados marítimos se contentaron primero con practicar un activo contrabando con ellas. Luego, cuando el poder español decreció, estos estados se volvieron más audaces y buscaron ocupar el mismo territorio y romper con la exclusión de navegación. El incidente de las Malvinas surge en este último período.

La Guerra de los Siete Años (1756-1763) había concluido catastróficamente para Francia que perdió casi todo su imperio colonial a manos de los ingleses. A España tampoco le había ido bien, especialmente en Norteamérica. Allí, también a manos de los ingleses, perdió Florida y todas las posesiones al este del Mississippi.
De inmediato, Francia intentó comenzar a reconstruir su imperio colonial a expensas de España y el gobierno de aquel país consideró entre otras propuestas, colonizar a las Malvinas. Para emprender la tarea, se ofreció Antoine Louis de Bougainville, a quien las islas le eran familiares por las historias de los navegantes y por haber leído el libro de los viajes de Anson. Con el consentimiento de su gobierno, Bougainville preparó una expedición que zarpó de Saint. Maló el 15 de septiembre de 1763. El 31 de enero del año siguiente arribaba a las islas. En la isla Soledad fundó la primera colonia en las Malvinas, Puerto Louis, el 17 de marzo de 1764. Con fecha 5 de abril de 1764 toma posesión formal de las islas en nombre del rey Luis XV. Hacia principios del año siguiente, la colonia alcanzaba los 150 colonos.
La noticia del asentamiento de una colonia francesa en las islas disgustó y preocupó a la corte española que visualizó el peligro potencial que significaba. Si España autorizaba la colonia en el Atlántico Sur, seguramente los británicos seguirían el ejemplo y se abriría la región al enemigo. Recuérdese que España había logrado detener una expedición "científica" británica hacia aquellas aguas en 1749.
En septiembre de 1764, España comenzó las negociaciones con Francia. El gobierno francés accedió rápidamente a las peticiones españolas y sugirió a dicho gobierno que negociase directamente con Bougainville. Así lo hicieron en agosto de 1765. En abril de 1766, el marino francés aceptó como indemnización de España el pago de una suma de 618.000 libras tornesas para su compañía. Es importante resaltar que algunas fuentes señalan que la corona española en realidad compró sus derechos sobre las islas a Francia. Las fuentes españolas niegan que el pago haya sido en calidad de compra y lo explican como un resarcimiento a los empresarios franceses. A partir de entonces los franceses nunca más reclamaron derecho alguno sobre las islas. El 1 de abril de 1767 España se hizo cargo formalmente de Puerto Luis e, inmediatamente cambiaron su nombre por el de Puerto Soledad. La nueva colonia pasó a depender de la gobernación de Buenos Aires, en ese momento ocupada por Francisco P. Bucareli. Fue designado gobernador de la nueva colonia Felipe Ruiz Puente. De esta forma, los españoles agregaron a sus derechos, además del reconocimiento francés, los reconocidos por Francia basados en ser los primeros ocupantes. Ello mejoró, desde el punto de vista del derecho, el reclamo español sobre las islas.
Mientras, los ingleses tampoco habían perdido su interés por las islas. El 21 de junio de 1764, es decir, tres meses después de la fundación de Puerto Luis, partió de Inglaterra una expedición bajo el mando del comodoro John Byron a bordo de la nave Dolphin. Esta vez, la expedición fue preparada en el mayor secreto para evitar los reclamos españoles. En enero de 1765, Byron arribó a las islas y estableció una base en un lugar que bautizó como Puerto Egmont, en la parte noreste de la isla Gran Malvina. Según Goebel, Byron escribió: “Tomo posesión de este puerto y de las islas adyacentes en nombre de su Majestad el Rey Jorge III de Gran Bretaña, y las nombró Islas Falkland”. El comodoro se limitó a explorar las costas vecinas y no tuvo noticias obre la existencia del asentamiento francés. En junio de 1765 llegaron a Inglaterra las noticias del éxito de Byron y dado su entusiasta informe, se decidió enviar otra expedición con el fin de establecer una colonia permanente. El 8 de enero de 1766 arribó a Puerto Egmont la segunda expedición británica bajo el mando del capitán John Macbride. Los ingleses continuaron ignorantes de la presencia francesa en las islas hasta que en marzo de 1766, le informan a Macbride de la existencia del establecimiento francés. Finalmente, el 2 de diciembre de 1766, los ingleses encuentran el asentamiento francés.
En febrero de 1768, con posterioridad al traspaso de la colonia francesa a España, la corte española ordenó a Bucareli combatir y expulsar cualquier asentamiento británico. En noviembre de 1769 los españoles e ingleses se encuentran. En febrero de 1770, una fragata española, al mando de Fernando de Rubalcava localizó finalmente Puerto Egmont. Se cruzaron amenazas entre él y el capitán inglés, Hunt. Ambos reclamaban para su propio rey los derechos de posesión de las islas y se acusaban mutuamente de ocupar territorio que no les correspondía y se ordenaban la evacuación inmediata. Para poner fin a la situación, Bucareli organizó desde Montevideo una fuerte expedición para expulsar a los británicos y la puso al mando de Juan Ignacio de Madariaga. Sus órdenes eran terminantes. El 4 de junio el escuadrón español se presentó ante Puerto Egmont y luego de intercambiar mensajes con los ingleses y de no obtener una respuesta favorable decidió actuar. El 10 de junio Puerto Egmont se rindió luego de alguno disparos. Cuando la noticia llegó a Inglaterra todo el hecho se transformó en una cuestión de honor y no de derechos. Para agosto de 1770, Inglaterra y España estaban preparándose para la guerra. Francia se mostraba dubitativa respecto de apoyar a España, a lo que estaba obligada de acuerdo con el Pacto de Familia. Ante la duda francesa, España comenzó a ceder y ofreció negociar sobre los hechos y no sobre la soberanía. Gran Bretaña se mostraba aún difícil. Entonces, el rey de Francia recomendó a Carlos III, rey de España que aceptara el compromiso de reponer las posesiones británicas como eran antes del 10 de junio de 1770. Finalmente, algunos sostienen que a cambio de una "promesa secreta" de que salvando su honor Gran Bretaña evacuaría las Malvinas, Carlos cedió y aceptó devolver Puerto Egmont. El 22 de enero de 1771 firmaron una declaración Inglaterra y España. En ella Su Majestad Católica se comprometía a dar órdenes inmediatas, a fin de que las cosas sean restablecidas en la Gran Malvina en el Puerto denominado Egmont exactamente al mismo estado en que se encontraban antes del 10 de junio de 1770. Pero agrega que:

El compromiso...de devolver a S.M. Británica el Puerto y Fuerte de Puerto Egmont no pueden ni debe afectar, de ninguna forma, la cuestión del derecho anterior a la soberanía de las Islas Malvinas también llamadas Falkland.

Por su parte el rey inglés aceptaba la Declaración como una satisfacción por la injuria hecha a la Corona de Gran Bretaña.
Respecto del tema de la promesa secreta ha corrido mucha tinta. No cabe duda que el tema del acuerdo secreto es controvertido. Para un autor tan importante como Goebel esta promesa existe porque no sólo fue trasmitida por miembros del Gobierno de Su Majestad como North o Rocheford a los embajadores de España y Francia, sino que el propio rey Jorge III insinuó al embajador español, Masserano, la ratificación real de las promesas de aquellos. Quienes sostienen que tal acuerdo tácito existió se basan sólo en los dichos de los embajadores de las cortes de España y de Francia. Pero no se ha hallado testimonio escrito desde el lado oficial británico y, además, nunca fue emitida ni admitida públicamente por ese gobierno. Por otra parte, quienes posteriormente han negado su existencia sólo han podido probar que dicha promesa --de haber existido-- no fue ni pública ni oficial. A pesar de la negativa oficial, el informe Field de 1928 (elaborado en el Foreign Office) reconoce que:

La creencia de que tal compromiso secreto fue realizado ha sido decididamente afirmada tanto por historiadores británicos como por españoles, que han descrito esas transacciones.

Sin embargo, y más allá de la interminable discusión sobre el presunto acuerdo secreto, el acuerdo público alcanzado entre ambas potencias en 1771 fue duramente atacado por la oposición parlamentaria al gobierno británico, especialmente en el artículo de aceptación de la reserva de los derechos españoles arriba mencionado. El ministro North defendió la decisión del gobierno diciendo que los españoles habían adquirido una roca desolada y que la habían devuelto tan desolada como ellos [los británicos] la habían encontrado. Para mejorar su defensa el gobierno encargó a Samuel Johnson la redacción de un opúsculo en donde se explicaba la posición del gobierno. Este documento refrendado por el gobierno inglés de ese momento es notable por muchos motivos, y fue posteriormente ignorado. En él argumenta lo siguiente: en primer término, que el honor de Su Majestad había sido restaurado, que las islas carecían de valor para la Corona, excepto a riesgo de convertirse en "una estación para comerciantes contrabandistas, para protección del fraude, y un receptáculo del robo". Esas islas como colonia "nunca llegarán a ser independientes, porque nunca serán capaces de auto mantenerse". Finalmente, se pregunta que obtuvo la Corona. La respuesta es:

Una triste y melancólica soledad, una isla postergada para uso humano, tormentosa en invierno, y árida en verano; una isla que por no habitarla ni los salvajes del sur han dignificado...

En cuanto a los derechos ingleses basados el primer descubrimiento y primer asentamiento, confiesa que en base a las pruebas existentes tales afirmaciones pertenecen más a la confianza que a la certeza. Por último, el documento, refrendado por el gobierno inglés de ese momento, reconoce el derecho exclusivo de navegación que le cabe a España en el Mar del Sur:

Es bien sabido que las prohibiciones al comercio extranjero son, en esos países Mar del Sur, como mínimo rigurosas, y que ningún hombre no autorizado por el Rey de España puede comerciar excepto por el uso de la fuerza o hurtadillas. Cualquier ganancia para ser obtenida debe serlo por la violencia de la rapiña, o el fraude.

El conflicto quedó así resuelto y España fijó su posición respecto del tema de la soberanía en la ya citada declaración. Para algunos esta declaración disminuyó los derechos de España. Por ejemplo, Metford sostiene que "la acción española de restaurar el status quo ha incomodado a sucesivas generaciones de defensores del caso argentino". Gustafson explica que al obtener nuevamente Puerto Egmont, Inglaterra había conseguido el reconocimiento tácito de sus derechos y en consecuencia, el status quo no había sido restaurado. Pero a favor de España añade que el documento agrega que “todas las cosas serán inmediatamente restauradas a la situación precisa en que estaban antes del 10 de junio de 1770”. Lo cual incluiría también los derechos, aunque entonces eran discutidos. Habrá que esperar tres años más, con el abandono inglés de Puerto Egmont, para que España consolide sus derechos.
A modo de conclusión de éste incidente, parece adecuado reproducir la evaluación sobre el mismo que hace al término de su libro Gil Munilla: "Reducido desde su planteamiento a una situación de hecho, en donde las consideraciones jurídicas no habían tenido ningún lugar, la evacuación de 1774 resolvía el problema sin insistir en el aspecto legal". Más adelante afirma que "el conflicto anglo-español de 1770-71 tiene una enorme trascendencia en las relaciones diplomáticas de España con Francia e Inglaterra" y enumera, a continuación, repercusiones para la política continental y no para la colonial: la poco feliz actitud de Francia respecto del Pacto de Familia, los intentos ingleses por romper el Pacto y, especialmente, el cambio de actitud de España hacia Francia. La sola excepción es su comentario de que el incidente incentivó el interés de la Corona por las Colonias en general.

Hacia fines de 1773, la situación financiera de Inglaterra y su cambiante política interna llevó al Gobierno a decidir la evacuación de Puerto Egmont. En diciembre, el teniente Clayton recibió ordenes de levantar la estación en las Malvinas. Cuenta Gustafson que Clayton también recibió instrucciones de que “previo a su partida de las islas Falkland, debe poner mucho cuidado en erigir apropiadas marcas y señales de posesión en las partes principales del fuerte e islas, como en las pertenencias de Su Majestad”. Por este acto, el gobierno inglés del momento por lo menos demostraba que las islas eran costosas de mantener y/o poco importantes.
El 20 o el 22 de mayo de 1774 los británicos abandonaron Puerto Egmont. Al hacerlo dejaron una placa de plomo en la cual estaban inscriptas las siguientes palabras:

Sepan todas las naciones, que las islas Falkland, con este fuerte, los almacenes, desembarcaderos, puertos naturales, bahías y caletas a ellas pertenecientes, son de exclusivo derecho y propiedad de su más sagrada Majestad Jorge III, Rey de Gran Bretaña, Francia e Irlanda, Defensor de la Fe, etc. En testimonio de lo cual, es colocada esta placa, y los colores de Su Majestad Británica dejamos flameando como signo de posesión por S. W. Clayton, Oficial Comandante de las Islas Falklands. A.D. 1774.

Luego de la evacuación definitiva de este asentamiento, no se intentó ninguna nueva fundación inglesa ni tampoco volvió a discutirse la cuestión de la soberanía o los derechos españoles (64). A partir de ese momento, desde Puerto Soledad, España ejerció la administración absoluta e ininterrumpida del archipiélago hasta febrero de 1811. Durante ese período, actuaron 18 gobernadores.
En un principio, la principal tarea de los gobernadores de las islas fue la de inspeccionar anualmente Puerto Egmont, con el objeto de verificar que los británicos no se habían reinstalado. No obstante, el lugar continuó siendo visitado por loberos y balleneros de ese país a los que posteriormente se les agregarían los norteamericanos. A comienzos de 1780, dada la situación de guerra que se vivía por la intervención española en apoyo de los rebeldes de América del Norte, el Virrey Vértiz ordenó a uno de los buques que partían para el abastecimiento y relevo de las islas arrasar a los restos del ex-asentamiento inglés.
Anualmente zarpaba desde el puerto de Montevideo una expedición de aprovisionamiento. Además, en previsión a amenazas portuguesas o inglesas, dicho puerto contaba con una fragata de guerra que debía relevar a otra similar con estación permanente en las islas. Un signo de la decadencia española fue que a medida que transcurría el tiempo, la unidad naval iba decreciendo en porte hasta llegar a ser una simple sumaca. En las islas no había colonos y la población permanente consistía en oficiales, tropa y presidiarios. Las condiciones de vida en las islas eran precarias. Prevalecía la monotonía y el clima era muy riguroso. Sus pobladores dependían en gran medida de la llegada anual de los pertrechos y abastecimientos. Sin duda, el mantenimiento de dicha estación era costoso para la Corona pero su posición estratégica lo justificaba.
La actividad más importante continuó siendo la navegación y exploración de las costas de las islas para evitar los asentamientos no autorizados. Además, rutinariamente se trabajaba en el mantenimiento de la artillería. Durante ese período en las islas se vivieron momentos de alarma conforme evolucionaba la situación internacional.
El 25 de octubre de 1790 Inglaterra y España firmaron la Convención de Nootka Sound o de San Lorenzo. Esta tendría importantes efectos sobre los títulos legales de la última sobre las Malvinas. Con el tratado se puso fin a un nuevo enfrentamiento entre ambos reinos por motivos coloniales. Paradójicamente, este conflicto se había originado en América del Norte. En 1789, tanto Inglaterra como España dispusieron establecerse en Nookta Sound (cerca de la isla de Vancouver, en el norte de la costa del Pacífico). Allí, ambos Estados competían por asentamientos en las costas del actual Canadá. España se estableció primero y apresó dos buques de bandera inglesa. De inmediato comenzaron las reclamaciones diplomáticas que fueron acompañadas por aprestos bélicos. Sin embargo, España debía enfrentarse sola contra Inglaterra. Por lo tanto, aceptó las negociaciones con Inglaterra y debió hacer grandes concesiones.
La Convención estipulaba en su artículo 3° la devolución a los británicos de sus posesiones en Nookta Sound, se les entregaba un pago como reparación por los daños sufridos, y, además, se acordaba la restauración de cualquier propiedad capturada sobre la costa noroccidental de América del Norte a partir de abril de 1789 por cualquiera de los contendientes. Tampoco se podía molestar o perturbar a los respectivos súbditos, ya sea que estuvieran navegando o pescando en el Océano Pacífico o en los mares del Sur; o que hubieran desembarcando en las costas de estos mares aún no ocupadas. Sin embargo, se establecieron restricciones que fueron provistas en los tres artículos siguientes. Así, el artículo 4° establecía textualmente que:

Su Majestad Británica se compromete a tomar drásticas medidas para prevenir la navegación y pesca por parte de sus súbditos en los Océano Pacífico, o Mares del Sur, que puedan constituirse en pretexto para el comercio ilícito con los establecimientos españoles; y con esto en vista, se ha estipulado, además, expresamente, que los súbditos británicos no navegarán ni pescarán en los dichos mares a una distancia menor de diez leguas marítimas de alguna parte de las costas ya ocupadas por España.

El artículo 5° sostiene que los súbditos de cada potencia tendrán libre acceso y el derecho de comerciar en los lugares restituidos en las costas noroccidentales de América del Norte y en cualquier otro establecimiento surgido desde abril de 1789, o que pudieran surgir en el futuro. La tercera restricción contenida en el artículo 6° fue la más importante:

Se ha convenido también con respecto a las costas tanto orientales como occidentales de la Sudamérica y a las islas adyacentes, que los súbditos respectivos no formarán en lo venidero ningún establecimiento en las partes de estas costas, situadas al Sur de las partes de las mismas costas y de las islas adyacentes ya ocupadas por España. Queda entendido que los respectivos dichos súbditos conservarán la libertad de desembarcar en las costas e islas allí situadas, con el propósito de pesca, o de levantar cabañas u otras construcciones temporales que sirvan solamente para estos propósitos.

Este artículo fue limitado en duración por una provisión secreta que sólo entraría en vigor en tanto otra potencia no estableciera un asentamiento.
Por medio de este tratado, los británicos vieron satisfechos sus objetivos de comerciar con el Pacífico, navegar libremente por los mares del Sur y, pescar o cazar a más de diez leguas de las costas ya ocupadas por España. Asimismo, sólo podía instalarse temporalmente en las zonas deshabitadas de la Patagonia para facilitar la caza y la pesca. El tratado significó el fin del derecho exclusivo español de navegación en el Pacífico, y la concesión del derecho a pescar en ambas costas de Sudamérica, terminando también con el reclamo de mares cerrados en estas regiones. No obstante estas concesiones españolas, es importante destacar que el derecho británico a colonizar fue reconocido sólo en la costa noroccidental de Norteamérica y que en las restantes partes del Imperio Español sólo se admitió el derecho a pesca y navegación a partir de cierta distancia de la costa. Ambas partes se comprometieron a no establecer nuevas colonias en los océanos Pacífico Sur y Atlántico sur y aquello que ya estaba ocupado permanecería en status quo. De esta forma se afirma que los británicos, finalmente, reconocieron formalmente los derechos españoles a ocupar las Islas Malvinas, tierras en la que éstos estaban establecidos desde 1767. Además, los británicos se comprometieron a no establecer nuevas colonias en la región. Goebel señala que la Convención fue el quid pro quo por el cual España abandonó el privilegio exclusivo de navegación y pesca. Como consecuencia de ello, el mismo autor interpreta que aunque se asumiera "que para esas fechas, los británicos mantenían vivos sus reclamos sobre el archipiélago, estos expiraron por el tratado que impedía cualquier posible perfeccionamiento del reclamo por posesión real.
Por lo visto anteriormente, se puede afirmar que a partir del momento en que los británicos abandonaron Puerto Egmont, España ejerció soberanía plena en las Islas Malvinas y mares adyacentes, limitando las actividades de pesca de otras naciones. Más tarde, por la firma de la Convención, los británicos aceptaron y reconocieron formalmente los derechos españoles en esas regiones por medio de la Convención. Esto queda ratificado plenamente por una minuta y un informe del Foreign Office, respectivamente del 18 de julio de 1811 (de la autoría de Ronald Campbell) y del 29 de febrero de 1928 (de la autoría de John W. Field). En el último de éstos se sostiene:

El 28 de octubre de 1790 se firmó una Convención entre este país y España cuyo artículo 6 establecía que ninguna de las partes debía en el futuro realizar ningún establecimiento en las costas al este u oeste de América del Sur, o islas adyacentes, al sur de las partes de esas mismas costas e islas entonces ocupadas por España (...). Por este artículo es evidente que Gran Bretaña estaba excluida de ocupar cualquier parte de las Islas Falkland. Este Tratado fue abrogado en octubre de 1795, cuando España declaró la guerra contra Gran Bretaña. Sin embargo, fue revivido por el artículo 1 de los artículos adicionales al Tratado de Amistad y Alianza entre Gran Bretaña y España del 5 de julio de 1814, que fue firmado en Madrid el 18 de agosto de 1814.

Por lo tanto, queda establecido que según la percepción oficial británica de la década de 1920, los títulos británicos anteriores a 1774 habían perdido su validez en 1790, de donde la supuesta legitimidad de la posterior toma de las Malvinas de 1833 debe basarse en otros argumentos (por ejemplo, que la Argentina no era el Estado sucesor de España en esas tierras).
Para el tiempo de la Revolución de Mayo, el gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet, resolvió concentrar las fuerzas militares para enfrentar el levantamiento y ordenó evacuar la estación de las Malvinas. En enero de 1811, el último gobernador español de las islas, Pablo Guillén, cumplió con las órdenes y evacuó el personal, cañones, documentos y otras pertenencias. Al igual que los británicos años antes, colocó una placa de plomo en el campanario de la capilla con la siguiente inscripción:

Esta isla con sus Puertos, Edificios, Dependencias y cuanto contiene pertenece a la Soberanía del Sr. D. Fernando VII Rey de España y sus India, Soledad de Malvinas 7 de febrero de 1811 siendo gobernador Pablo Guillén.

Dos días más tarde los españoles zarparon y abandonaron las islas con el propósito de volver, luego de 37 años de ocupación indiscutida del archipiélago.

El período 1811-1833

Con la partida del personal español de Puerto Soledad las islas quedaron nuevamente deshabitadas. Para el historiador norteamericano J.C.J. Metford, durante los próximos diez años las islas se convertirían en res nullíus. Durante ese tiempo, las Malvinas sólo fueron visitadas por buques balleneros de diversas nacionalidades en búsqueda del refugio que ofrecía su recortada geografía costera.
Recién en 1820 el gobierno de las Provincias Unidas realizó una demostración de soberanía enviando a la fragata Heroína, al mando del coronel Daniel Jewett (de origen norteamericano), a tomar posesión de las islas. El 6 de noviembre de 1820, Jewett, desde Puerto Soledad (ex-Puerto Louis), formalizó la posesión de las Malvinas en nombre del gobierno del Río de la Plata. El oficial actuando en nombre del gobierno de Buenos Aires ocupó las islas invocando el principio de uti possidetis. Este principio, según lo entendían los estados latinoamericanos a principios del siglo pasado, definía la soberanía territorial en base a los antiguos límites administrativos coloniales. Los juristas europeos y norteamericanos no aceptan, en general, este principio. Para ellos el criterio de soberanía esta dado por la ocupación efectiva del territorio.
A partir de la acción de Jewett, los buques extranjeros de la zona fueron informados que se encontraban en territorio de las Provincias Unidas. Por lo tanto, estaba prohibido pescar y cazar en las islas. En caso contrario, los infractores serían enviados a Buenos Aires para ser juzgados. Según Perl, esta declaración tiene implícito un problema: el límite sur del Virreinato del Río de la Plata nunca había sido especificado, por lo que los reclamos de dominio de las Provincias Unidas hacia el sur corrían el peligro de convertirse en ilimitados.
Es importante señalar que la noticia de la toma de posesión por la Argentina fue publicada tanto en España como en los Estados Unidos en agosto de 1821. Este hecho no generó la protesta de Gran Bretaña. En 1825 este país firmó un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con las Provincias Unidas y a la vez reconoció su independencia, y en ambos actos tampoco se hizo referencia alguna a la ocupación de las islas por parte del estado sudamericano.
En 1823, para reforzar la soberanía, fue nombrado Pablo Areguati como gobernador. Al mismo tiempo, el mismo gobierno concedió Jorge Pacheco y a su socio Luis Vernet (francés naturalizado argentino) el derecho a explotar ganado vacuno y pesca en la Isla Soledad. Un primer intento de Pacheco por establecerse en las islas fracasó. El segundo intento, realizado personalmente por Vernet, tuvo éxito en 1826. De modo que hasta esta fecha no había existido un establecimiento de las Provincias Unidas en las islas.
Poco más tarde, a principios de 1828, a raíz de un informe enviado a Buenos Aires por Vernet, el gobierno de Buenos Aires le concedió el derecho exclusivo de pesca en las aguas adyacentes y amplió la concesión de Pacheco. La colonia fue declarada libre de tributos excepto para el mantenimiento de las autoridades locales.
El 10 de junio de 1829, Vernet fue nombrado con el cargo de Primer Comandante Político y Militar de las islas. El texto del decreto es importante porque en él se exponen claramente los presupuesto del gobierno del Río de la Plata que justifican la posesión del archipiélago:

Cuando por la gloriosa revolución del 25 de mayo de 1810 se separaron estas provincias de la dominación de la Metrópoli, la España tenía una posesión material en las islas Malvinas, y de todas las demás que rodean al Cabo de Hornos, incluso la que se conoce bajo la denominación de Tierra del Fuego, hallándose justificada aquella posesión por el derecho del primer ocupante, por el consentimiento de las principales potencias marítimas de Europa y por la cercanía de estas islas al Continente que formaba el Virreinato de Buenos Aires, de del que Gobierno dependían. Por esta razón, habiendo entrado el Gobierno de la República en la sucesión de todos los derechos que tenía sobre estas Provincias la antigua metrópoli, y de que gozaban sus virreyes, ha seguido ejerciendo actos de dominio en dichas islas, sus puertos y costas a pesar de que las circunstancias no han permitido ahora dar a aquella parte del territorio de la República, la atención y cuidados que su importancia exige, pero siendo necesario no demorar por más tiempo las medidas que pueden poner a cubierto los derechos de la República, haciéndole al mismo tiempo gozar de las ventajas que pueden dar los productos de aquellas islas, y asegurando la protección debida a su población; el Gobierno ha acordado y decreta:
Artículo 1°: Las islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos en el Mar Atlántico, serán regidas por un Comandante Político y Militar, nombrado inmediatamente por el Gobierno de la República...

Resumiendo, la Argentina fundamentaba sus derechos en cuatro puntos, a saber, que España poseía las islas previamente, que esta posesión había quedado justificada por el derecho de ocupación, que las principales potencias marítimas así lo habían reconocido, y finalmente, que las islas en cuestión se hallaban próximas al territorio del antiguo virreinato. Por este acto, Vernet se había convertido en funcionario de un estado encargado de hacer cumplir las leyes del país.
Paradójicamente, al mismo tiempo que el gobierno argentino nombraba a Vernet gobernador, en las islas Británicas otros ingleses habían comenzado a interesarse nuevamente por las Malvinas. Según Ferns, en julio de 1829 un ciudadano inglés llamado Beckington envió una carta al Primer Ministro, Lord Aberdeen. En ella solicitaba al gobierno de Su Majestad que estableciera una colonia en las islas. A los argumentos estratégicos tradicionales se le agregaron otros. Una vez más, se señalaba la gran importancia de éstas "para fortalecer el poder naval británico". Además "ofrecían una base que permitiría eliminar las actividades de corsarios y piratas". Finalmente, “facilitaría la pesca de la ballena”. A ello, un teniente de la Royal Navy agregó, “la ventajosa posición de las islas Malvinas para acrecentar el tráfico marítimo australiano”.
Ante el nombramiento de Vernet, el gobierno de Su Majestad reaccionó. Lord Aberdeen inmediatamente ordenó a Woodbine Parish, cónsul general británico, protestar ante el gobierno de Buenos Aires y para ello envió cuidadosas instrucciones. La protesta debía sustentarse en que las acciones del gobierno de Buenos Aires habían sido “cumplidas sin referencia a la validez de las pretensiones que Su Majestad constantemente afirmó a la soberanía de las islas”. Dichas instrucciones incluyen, también, los verdaderos motivos de la decisión:

El Gobierno inglés se da cuenta de la importancia creciente de éstas las islas; los cambios políticos ocurridos en Sud América y la naturaleza de nuestras relaciones con los diversos Estados de que se compone, unido a nuestro extenso comercio en el Océano Pacífico, hacen altamente deseable la posesión de algún punto seguro donde nuestros buques puedan abastecerse y, si es necesario, carenarse. En la posibilidad de hallarnos empeñados en una guerra en el Hemisferio Occidental, tal estación sería casi indispensable para poder continuarla con éxito..."

La protesta formal contra la ocupación argentina de las Malvinas fue finalmente elevada por Parish al ministro de relaciones exteriores Guido el 19 de noviembre de 1831. Según resume Goebel el documento, las Provincias Unidas asumieron "una autoridad incompatible con los derechos de soberanía de su Majestad Británica sobre las islas Falkland. Más aún, “estos derechos no habían sido invalidados por la evacuación de las fuerzas de su Majestad en 1774, dado que esta medida se había tomado a los efectos de generar economías, cuando se efectuó la evacuación se habían dejado marcas de posesión, y se habían observado todas las formalidades que indicaban los derechos de propiedad, así como la intención de reanudar la ocupación”.
En el momento del reclamo británico la caza de focas había alcanzado un grado tal de depredación que Vernet a partir del 30 de agosto de 1829 comenzó a comunicarle a los capitanes de los buques pesqueros en el área las nuevas disposiciones por medio de una circular. Es importante recordar que se le había otorgado a Vernet el derecho exclusivo de la caza de focas, por lo que una disminución en las loberías afectaba directamente sus intereses. Por este motivo, las actividades debían cesar de inmediato bajo amenaza de ser apresados y enviados a Buenos Aires para ser juzgados. Se dice que los pesqueros extranjeros parecían no tomar el aviso seriamente. Bajo estas circunstancias, se produce la captura de tres buques pesqueros norteamericanos, Harriet, Superior y Breakwater, por parte de las autoridades argentinas en las islas.
Este incidente ha cobrado gran importancia histórica porque el proceso culmina con la ocupación británica de las islas. Finalmente, sólo el primero fue enviado a Buenos Aires junto con los documentos probatorios necesarios para el juicio. En él también se embarcó Luis Vernet y su familia. El Harriet arribó a Buenos Aires el 19 de noviembre de 1831. Dos días después, el cónsul de los Estados Unidos, George W. Slacum, presentó un reclamo al gobierno argentino por la captura y detención de las naves norteamericanas. Desde el inicio de la crisis, los Estados Unidos sostuvieron como ejes principales de su reclamo, primero, no reconocer a Vernet como funcionario del gobierno argentino, por lo que sus acciones fueron calificadas como meros actos de piratería. En segundo término, reivindicaron la libertad de acción de las naves pesqueras de ese país en todo el Atlántico Sur, desconociendo soberanía y derechos exclusivos de pesca como los acordados entre España y Gran Bretaña, con exclusión de otras naciones.
Existe en algunos estudiosos de ese período una tendencia a enfatizar que el agravamiento del conflicto entre ambos estados americanos se debió más a los rasgos de personalidad e impericia de los representantes norteamericanos y a las características de la diplomacia inaugurada por el presidente de ese país, Andrew Jackson, que a la naturaleza misma del hecho. Es decir, que se debió más a un problema de actitudes que de principios. Así, Goebel califica a Slacum como “una persona sin experiencia diplomática y absolutamente sin tacto o juicio”. El historiador inglés, H. S. Ferns secunda la opinión anterior caracterizando al estilo de Slacum como el producto de la creencia que "el elemento esencial de la diplomacia era afirmar, en el lenguaje más destemplado posible, los derechos, naturales y evidentes por sí mismos, del pueblo de los Estados Unidos a cazar y pescar donde quisieran". En nuestra opinión, Metford presenta una visión más precisa de la naturaleza del problema, "lamentablemente para Vernet, los asuntos de los Estados Unidos en Buenos Aires estaban en manos de ...Slacum, quien estaba indignado ante la visión de naves de los Estados Unidos bajo arresto por fuerzas de un gobierno por el cual parecía tener poco respeto". Más adelante veremos en las opiniones del cónsul a que se refiere Metford con "poco respeto".
El texto del reclamo del cónsul se basaba en las declaraciones del capitán del Harriet, Gilbert Davison. Slacum se mostró consternado por el hecho de que un buque norteamericano dedicado al comercio pacífico fuera capturado y preguntaba al gobierno de Buenos Aires si éste tenía intenciones de reconocer dicha captura. Al mismo tiempo, el cónsul, informaba al Departamento de Estado de su país. Cuatro días mas tarde, el ministro de relaciones exteriores, Tomás de Anchorena, le respondió que el asunto era estudiado por el Ministerio de Guerra y Marina y que posteriormente sería elevado para su consideración del Gobierno. Slacum no se sintió satisfecho con la respuesta de Anchorena e insistió en que la nota era una protesta formal. La respuesta de Anchorena fue que la investigación estaba en curso. Además, no reconoció a Slacum con capacidad o poderes para tratar los asunto concernientes a ambos gobiernos. Goebel califica la repuesta como fría. Para Slacum esta fue una respuesta insatisfactoria y tomó contacto inmediatamente con el capitán Silas Duncan de la corbeta U.S.S. Lexington, presente en el puerto de Buenos Aires, y juntos acordaron proteger los intereses de los ciudadanos norteamericanos dedicados a la pesca y posibilitar la continuación de sus actividades comerciales. El cónsul norteamericano informó al gobierno argentino que la corbeta navegaría hacia las Malvinas el día 9 de diciembre si la propiedad de su país no era restituida. Goebel califica a la nota del diplomático norteamericano como “desmedida” e “insultante”. Este ultimátum es considerado por aquel como el pico de la indiscreción del norteamericano. A ello se le agrega el comportamiento del Capitán Duncan, quien fuera de los canales de la diplomacia tradicional, exigió la rendición inmediata de Vernet para ser enjuiciado como ladrón y pirata.
La situación entre los Estados Unidos y el gobierno de Buenos Aires llevó al acercamiento entre el cónsul norteamericano con el representante de Gran Bretaña. El cónsul inglés, Parish, se reunión con Slacum y le informó que las Provincias Unidas no tenían derechos sobre las islas y que Gran Bretaña nunca había renunciado a sus derechos sobre las mismas. De acuerdo con Goebel, esta información tuvo el efecto de endurecer la posición del norteamericano. El cónsul Slacum negó la existencia del decreto de nombramiento de Vernet y aconseja a su gobierno la conveniencia de "aumentar inmediatamente nuestras fuerzas navales en este Río de la Plata".
El 28 de diciembre de 1831, enarbolando bandera francesa, la corbeta Lexington arribó a Puerto Soledad. Una partida desembarcó y destruyó el asentamiento, tomando prisioneros a la mayoría de sus habitantes. El día 8 de febrero de 1832 el buque norteamericano arribó al puerto de Montevideo con seis de los prisioneros engrillados y otros en calidad de pasajeros. Todos fueron luego liberados en el puerto. Antes de abandonar las islas, Duncan había declarado a éstas libres de todo gobierno (res nullíus).
La noticia de las acciones de Duncan en las Malvinas produjo indignación en el gobierno de Buenos Aires, quien respondió a través de una proclama pública del 14 de febrero de 1832 que el gobierno se comprometía encontrar una satisfacción ante tal acto. Al mismo tiempo, el gobierno de Buenos Aires protestó ante el cónsul norteamericano Slacum, solicitando que éste fuera reemplazado y suspendió nuevos contactos con él.
En las cartas siguientes, Slacum expone al Secretario Livingstone otra prueba que, en su opinión, muestra la debilidad de los títulos argentinos. Esta es la decisión de Vernet de no capturar naves de bandera británica, dado que el gobernador no se sentía lo suficientemente seguro de apresar buques del mismo país con que se disputaba el territorio (48). En una segunda carta su lenguaje se vuelve más crítico respecto de los reclamos de las Provincias Unidas y parece condenarlas a no poseer el territorio en litigio basándose en las características despóticas de la nueva nación (49).
Con respecto al cambio de representante norteamericano, Gustafson, sostiene que “si el gobierno argentino esperaba un tratamiento mejor por parte de otro funcionario norteamericano, estaba equivocado”. En su mensaje anual del 6 de diciembre de 1831, el presidente, Jackson, mencionó el incidente de la captura del Harriet, calificándolo de pirático, perpetrado por un grupo que "pretendió" responder a la autoridad de Buenos Aires. La versión de lo sucedido había llegado al presidente a través del relato de la tripulación de uno de los pesqueros que participaron del incidente, el Breakwater. En esas circunstancias, el presidente instó al Congreso a preparar una fuerza naval para proteger los intereses de los ciudadanos norteamericanos en mares del sur.
Para ese entonces, el gobierno de los Estados Unidos envió un nuevo representante al Río de la Plata. Francis Baylies fue encargado de asegurar la aceptación de la libre navegación y pesca en las aguas circundantes y el uso de las facilidades, refugio y protección que las islas pudieran brindar por parte del gobierno argentino. En este caso, para Goebel, el nuevo diplomático tampoco "era temperamentalmente adecuado" para llevar adelante las negociaciones. La gestión de Baylies agravó los errores de Slacum, “cuando intentó hacer admitir al ministro Maza que el gobernador Vernet era un pirata”. Sin embargo, en una carta “private & confidential” al Secretario Livingston, Baylies reconoce la existencia del decreto, conferido por el gobierno de Lavalle por intermediación del General Mansilla. De gran interés es que en la misma misiva evalúa las características del gobierno y habitantes de la argentina. Es importante transcribir el párrafo completo:

Señor, es una verdad y una tristeza que la gente de estas regiones no tiene idea de ese sentimiento que nosotros llamamos amor al país- la tarea de gobierno es un trabajo y sus cargos son considerados como una clase de empleo para enriquecerse- una suerte de licencia para recibir sobornos. No hay ni consistencia, ni estabilidad, o libertad en esa República Argentina- Las revoluciones de esta gente son insurgencias- su saber son la chicanería y el engaño (chicanery and trick)- su patriotismo una jactancia, su libertad una farsa- una tribu de Indios bien organizada tiene mejores nociones de ley nacional, derechos populares y política interna.

En la visión de este diplomático, en esa época, los argentinos eran considerados inferiores a una tribu de indios norteamericanos en cuanto al conocimiento de la ley, derechos y principios de política. Finalmente, sostiene que sus opiniones no están basadas en prejuicios sino que son secundadas por el "Señor Fox (representante inglés), por cada francés inteligente y aún por el representante del Brasil quienes (según el norteamericano) califican a los miembros del Gobierno como ¡bárbaros!". Como era de esperarse, su gestión culminó con la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países durante los siguientes once años.
De acuerdo con Gustafson, durante todo este período la Argentina trató de ejercer soberanía sobre las islas al mismo tiempo que estaba organizando su vida política. A diferencia de los juicios vertidos por los representantes norteamericanos, para él, la existencia de "anarquía en áreas remotas durante el período formativo de un país no necesariamente conduce a la pérdida de soberanía nacional" y por lo tanto, "las Malvinas no eran indiscutidamente res nullíus luego del incidente del Lexington".
Según Ferns, el representante de los Estados Unidos comunicó a Henry Fox, nuevo representante británico en Buenos Aires, que su gobierno "estaba dispuesto a reconocer la soberanía británica" a cambio del reconocimiento de derechos de libre pesca.
Entre tanto, el gobierno de Buenos Aires nombró como nuevo gobernador de las Malvinas al Mayor Esteban Mestivier, con el objeto de establecer una colonia penal. Éste, acompañado por 25 soldados, viajó en la goleta Sarandí y se hizo cargo del gobierno de las Malvinas el día 15 de noviembre de 1832. Nueve días después, la misma nave, al mando de José María Pinedo, partió para realizar un viaje de inspección por los mares y costas de la región. El nombramiento de un nuevo gobernador y el envío de un buque armado a las islas fue calificado por el representante de Estados Unidos no sólo como un acto "ineficaz" sino también considerado como una "negación directa" de los reclamos de Gran Bretaña. La caracterización de "ineficaz" no puede sorprender, ya que en diciembre se había producido en Puerto Soledad un levantamiento de los soldados que había culminado con el asesinato del gobernador Mestivier. La nave argentina, al regresar a Puerto Soledad, puso fin a la sublevación. Por otra parte, Baylies también conjeturaba que esta medida obligaría a Gran Bretaña a actuar decisivamente dado que ésta “no podrá renunciar a un derecho de carácter tan elevado y tan bien fundado como el suyo en favor de esta pequeña nación (Argentina) para que sea utilizada con fines de piratería”.
El juicio de Baylies era tan rotundo que ya vuelto a los Estados Unidos predice que “cualquier colonia que emanare de Buenos Aires y se establezca en las Falklands, se convertirá inevitablemente en pirata”.
Según algunos comentaristas, hacia fines del año 1832 la situación fue considerada como propicia por los ingleses para restablecer su dominio sobre las islas. En agosto de 1832 el Almirantazgo británico solicitó al Foreign Office enviar al almirante de la zona sudamericana, con el fin de ejercer el derecho de soberanía de la corona sobre las islas. El Primer Ministro Palmerston aceptó. Gran Bretaña buscaba reafirmar un derecho que, según su interpretación, estaba claramente establecido. Gustafson señala al proceso como “fluido”, en donde el problema residía, en ese momento, en que "las islas no eran res nullis, sino que no estaban claramente reconocidas por la comunidad internacional como bajo la soberanía de un estado". Esta situación fluida ayudaría a los ingleses. El 20 de diciembre de 1832 arribó a Puerto Egmont la corbeta Clio y más tarde se le uniría el buque de Tyne. Según Goebel, el capitán del primero, Comandante Onslow, además de fijar un aviso de posesión, intentó reparar las ruinas del viejo fuerte. Más tarde, el 2 de enero del año siguiente, la corbeta ancló frente a Puerto Soledad. El comandante Onslow informó a Pinedo que había arribado para ejercer los derechos de soberanía sobre las islas en nombre de Su Majestad Británica. Según una orden escrita, Pinedo debería arriar la bandera argentina al día siguiente y reemplazarla por la inglesa. Al no cumplirla, los británicos lo hicieron por él. Finalmente el día 5 de enero de 1833, Pinedo y unos cuantos habitantes abandonaron las islas a bordo de la nave Sarandí.
Sin embargo, dado la importancia de este evento, creemos que es oportuno citar en detalle y comparar dos relatos sobre lo que aconteció. En primer lugar presentaremos el punto de vista argentino en lo que se considera una precisa versión:

Como correspondía, Pinedo mandó a uno de sus oficiales en visita de cortesía a la nave inglesa y a cambio recibió una intimación para arriar el pabellón argentino y desocupar las islas, no había estado de guerra.
Pinedo, en un primer momento, reaccionó como correspondía. La situación que enfrentaba era difícil; su buque era muy inferior desde el punto de vista bélico, al inglés, aunque podía hacer una defensa honrosa por algún tiempo, pero tenía otros inconvenientes. La gente que tenía a su bordo (Sarandi) era en su mayoría inglesa y solamente unos pocos eran criollos. El segundo de a bordo, el teniente Elliot, era estadounidense. Consultó a todos, los ingleses manifestaron que cumplirían con su deber; el práctico que se desempeñaría como tal, pero no combatiría. Los cinco grumetes... dijeron que combatirían y la tripulación, que era de unos 80 hombres, manifestó que seguirían las órdenes que se le dieran.
Empezó entonces Pinedo a ejecutar su plan (de defensa)...le dio armas para los 18 soldados que estaban en la guarnición de tierra y se dispuso a cumplir sus instrucciones...Pero a medida que pasaba el tiempo, la fe de Pinedo fue decayendo.
A las 9 de la mañana del 3 de enero de 1833 los ingleses desembarcaron, primero izaron en un mástil que traían la bandera inglesa luego arriaron la nuestra, la plegaron pulcramente y se la enviaron a Pinedo para que se la llevase. El 5 de enero Pinedo, con unos cuantos habitantes a bordo, abandonó las islas y puso proa a Buenos Aires.

El punto de vista inglés será presentado en el relato de un participante, el propio comandante Onslow, que informó a sus superiores el 19 de enero de 1833:

Llegué a Puerto Soledad el 2 de enero de 1833, y encontré un destacamento bajo bandera de Buenos Aires, con veinticuatro soldados, y también una goleta nacional de guerra (la Sarandi) bajo la misma bandera. Presenté mis respetos al comandante de la goleta (Pinedo), quien me informó que era el comandante en tierra y mar. Le informé cortésmente el objeto de mi misión, le pedí que embarcara sus fuerzas y que arriara su bandera, ya que él estaba en una posesión que pertenecía a la Corona de Gran Bretaña. Al principio él asintió, a condición de que yo pusiera lo mismo por escrito, lo que hice, meramente manifestando lo que había comunicado verbalmente, bis, que venía a estas islas a ejercer el derecho de soberanía sobre ellas, y decliné cualquier posterior comunicación escrita sobre el tema. En la misma mañana del tres, a las 5 a.m., él me visitó, para pedirme le permitiera dejar flameando la bandera de Buenos Aires en tierra hasta el Sábado 5, día en que finalmente se iría llevando consigo la fuerza y a los colonos que expresaron el deseo de dejar la Isla. Le dije que su pedido era inadmisible, y que debía considerar que estaba en un puerto que pertenecía a Gran Bretaña. Viendo que vacilaba, y que era reacio a quitar la bandera, inmediatamente desembarqué, icé la bandera nacional, y ordené que se bajara la otra enviándola con un mensaje cortés a la goleta nacional.

Se observa que ambos textos se complementan. Se ve que, entre los participantes, hubo intercambio de cortesías. Por supuesto que en este caso, los británicos se hallaban respaldados por una potencia de fuego decisiva.
Cuando el gobierno argentino supo de lo acontecido en las islas, el ministro de relaciones exteriores Maza citó a su despacho al representante británico, quien nada sabía aún. Según aquel, "el gobierno de Buenos Aires no podía ver en ellos sino un gratuito ejercicio del derecho del más fuerte...para humillar y rebajar a un pueblo inerme e infante".
Según Metford, Gran Bretaña justificó sus acciones en base a tres argumentos:

1. ella continuaba con la jurisdicción que habían ejercido durante el siglo XVIII;

2. que nunca había reconocido derecho alguno del gobierno de Buenos Aires a los nombramientos de Vernet y Mestivier;

3. las islas se habían convertido en res nullíus, bajo ninguna autoridad, tanto por el abandono de la islas en 1811, como por la destrucción del asentamiento de Vernet por los norteamericanos en 1831. En consecuencia, ello permitía la ocupación por parte de cualquier poder que pudiera sostenerla.
A partir del 17 de junio de 1833 se estableció el patrón de discusiones diplomáticas entre ambas países para los años sucesivos. En esa fecha, Manuel Moreno, representante argentino ante el gobierno inglés, presentó la protesta de su gobierno en la forma de un largo documento escrito tanto en inglés como en francés. Principalmente, la "Protesta", como se la conoce, desarrolla los fundamentos ya expuestos en el controvertido decreto de nombramiento de Vernet del 10 de junio de 1829. Las Provincias Unidas del Río de la Plata, como comunidad política independiente, reconocida por Gran Bretaña y otros estados, sucedió a España en los derechos territoriales de ésta en esa jurisdicción. Las Malvinas habían sido claramente patrimonio de la Corona española. Por lo tanto, dado que la soberanía española sobre las islas había cesado por la independencia de sus territorios en América, Gran Bretaña no tenía derecho a reclamo alguno, "por derechos ya extinguidos". La respuesta británica tardó en llegar. Seis meses más tarde, 8 de enero de 1834 Palmerston le respondió a Moreno. En lo fundamental, el ministro inglés reitera que los derechos de Su Majestad Británica nunca se extinguieron, porque su Majestad Católica había restablecido el asentamiento inglés en 1771 y que al abandonar Puerto Egmont, por causas de austeridad, se habían dejado señales de la pertenencia a la Corona Británica.
A partir de los hechos y de las opiniones de los actores resulta fácil visualizar esta circunstancia como una en la que un país en formación reclamaba como propio un territorio cuya situación aún no se había resuelto plenamente. Gran Bretaña y España se habían enfrentado por las islas en el siglo anterior, aunque la primera no consideró que valieran una guerra. Con la desaparición de España de la escena y su reemplazo por un estado en formación y por lo tanto frágil, con títulos débiles, y contando con el apoyo de los Estados Unidos, fue sencillo reclamar nuevamente el territorio para si, sin arriesgarse a un enfrentamiento serio. Así, "el título fue transferido a Gran Bretaña porque ésta conquistó las islas y ha mantenido sin interrupción su control sobre ellas".
Con respecto al desarrollo de éstos acontecimiento, algunos autores, como Gustafson, agregan que, históricamente se critica a los Estados Unidos por no haber aplicado la Doctrina Monroe frente a la acción británica de enero de 1833. Sin embargo, la inacción norteamericana parece demostrar que éste país consideraba al territorio de las islas no como una nueva colonia. Para Metford, esto demostraría también que los Estados Unidos nunca tomó en serio los reclamos argentinos. Los analistas norteamericanos también sostienen que los Estados Unidos considera a la doctrina Monroe como una declaración de política a la que puede renunciar unilateralmente. Otras explicaciones de índole más pragmática pueden ser, por una parte, que el interés vital de los Estados Unidos al enunciar dicha política estaba en la parte norte de hemisferio y, por otra, el poder de disuasión que poseía la Royal Navy.

En las Naciones Unidas

El 14 de diciembre de 1960, las Naciones Unidas aprueban la resolución 1514, que establece que "todo el intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país, es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas".
En 1962 se crea el Comité de Descolonización, que incluye a las Islas Malvinas en la lista de territorios a descolonizar.
En el año 1965, los derechos y los intereses de la República Argentina logran un categórico reconocimiento en la ONU. Contra lo que pretendía Gran Bretaña, la Asamblea General, por Resolución 2065 (XX) "toma nota de la existencia de la disputa acerca de la soberanía" sobre las Islas, y establece que las Islas Malvinas no pueden ser descolonizadas por la "autodeterminación". O sea, no es válido en las Malvinas el pronunciamiento de la población importada a ese territorio por los británicos, luego de que sus tropas la usurparan en 1833 por la fuerza y dispersaran a la población argentina. Por consiguiente, se reconoce que las Islas Malvinas constituyen un "caso especial" y que para su descolonización deben ser atendidos no los "deseos" sino los "intereses" de sus habitantes. Igualmente, invita esa Resolución a los- gobiernos de la Argentina y del Reino Unido a proseguir "sin demoras" las negociaciones dispuestas por el Comité encargado de la situación de territorios colonizados.
Entretanto, la Argentina acude a partir de esos mismos años en ayuda de la población malvinense: construye en las Islas el único aeropuerto que todavía hoy existe, establece el único servicio aéreo de pasajeros y carga (que une la capital del Archipiélago con la ciudad continental de Comodoro Rivadavia y a ésta con Buenos Aires), y extiende su acción civilizadora a otros campos de actividad.
También debe destacarse que las Naciones Unidas tomaron debida nota de los esfuerzos realizados por la Argentina para dar cumplimiento a sus Resoluciones, así como de la actitud británica, absolutamente negativa. Una tediosa serie de negociaciones bilaterales a lo largo de los últimos 15 años, no arrojó progreso alguno. Cabe consignar como un hecho indicativo más del incuestionable derecho argentino de soberanía sobre las Islas Malvinas, la Resolución del Bloque de No Alineados, que con el apoyo unánime de sus miembros en el año 1979, declaró explícitamente que las Islas Malvinas son argentinas y reclamó que Gran Bretaña las restituyera a sus legítimos dueños.
En 1976, el Comité Jurídico Interamericano, de la Organización de Estados Americanos (OEA) reconoció a la Argentina "el inobjetable derecho de soberanía sobre las Islas Malvinas", declaración que hizo suya la Asamblea General del organismo continental.
Estas declaraciones de prácticamente las tres cuartas partes de los países del mundo, indican que si la situación producida por la política colonialista y de usurpación del Reino Unido fuera sometida al voto de la Asamblea General de la ONU, el fallo de la comunidad internacional daría la razón a la actitud de la República Argentina que los días 2 y 3 de abril de 1982 ocupó las Islas.

Resumen y conclusión: Hemos visto que el descubrimiento de las islas no ha sido establecido aún claramente. Hasta ahora es posible afirmar que en el año 1600 una parte de sus costas fue avistado y señalado por navegantes holandeses (Sebald den Weert). Sin embargo, según la donación Papal (Bula) todas las islas ubicada en esa región pertenecían a España. Por supuesto que esto no fue reconocido por las nuevas potencias marítimas, ávidas por construir su propio imperio colonial, Holanda y Gran Bretaña. Hasta aproximadamente mediados del siglo XVIII las Islas Malvinas sólo estaban incluidas en el enfrentamiento más global entre Inglaterra y España. La primera intentaba romper la exclusividad de navegación y comercio de la segunda sobre sus posesiones, mientras ésta luchaba para sostener sus derechos exclusivos. Pero fue Francia quien inició la carrera por la ocupación, recién a mediados del XVIII. Es en ese entonces que las Islas se convierten en el foco de atención de la diplomacia anglo-española. Su posición estratégica fue reconocida. El pico de la tensión se alcanza en 1770-71. Pero en 1774 Gran Bretaña abandona Puerto Egmont, aunque sostiene que nunca abandonó sus derechos sobre las islas. España queda, finalmente, en posesión absoluta del archipiélago y establece una estación naval. En 1790, se produce un suceso que tendrá importantes consecuencias para los derechos españoles. A cambio de la libre navegación y comercio en los mares del Sur y la exclusividad de asentamientos en las costas de Norteamérica, con la Convención de San Lorenzo Inglaterra reconoce los derechos de las posesiones españolas en las costas de Sudamérica e islas adyacentes, concepto en el cual se incluía a las Malvinas. De este modo, a lo largo de 47 años (1764-1811) España ocupó ininterrumpidamente las islas perfeccionando sus derechos. Estos eran impecables. Sin embargo, por los movimientos independentistas en América se vio en la necesidad de abandonar dicha posesión, que esperaba fuera temporalmente. Así entran en juego los hipotéticos derechos sucesorios de las Provincias Unidas del Río de la Plata, quien invocando el principio de uti possidetis reclamó la soberanía sobre esos territorios.
Las potencias del momento no estaban dispuesta a reconocer tal derecho, especialmente los Estados Unidos y Gran Bretaña. Para ambas, el abandono de las islas por España las convirtió en terra nullis. Cuando el gobierno de Buenos Aires intentó establecer una colonia y controlar las aguas circundantes, desafiando sus intereses, estas reaccionaron. Pareciera que especialmente Gran Bretaña (una potencia naval con vastos intereses estratégicos) no pudo permitir que un estado joven y casi anárquico ocupara aquel territorio estratégico, que había disputado a España (en su momento una importante potencia) con tanto ahínco. Por lo tanto, aplicando una política de fuerza, esta potencia ocupó un territorio considerado vital para su interés y al que se creía con derecho por su historia (olvidando los acuerdos firmados con España). A partir de ese momento, las Provincias Unidas deberían probar que al territorio lo habían heredado directamente de España. Por la larga ocupación española, el abandono de Puerto Egmont, y la firma de la Convención de San Lorenzo (Nookta Sound) era claro que los derechos ingleses habían sufrido un retroceso. Pero las Provincias Unidas sólo podían oponer el principio de uti possidetis y cinco años de ocupación efectiva, lo cual no era considerado suficiente. Se le sumaba en su contra su convulsionada situación interna, su debilidad externa y la opinión que las "gentes civilizadas" tenían de la población y gobierno del país, al que consideraban bárbaro y proclive a la piratería, por lo cual no se pensaba que merecieran estar sujetos a los principios del derecho internacional.

El atropello norteameamericano

Pese a la reiterada presencia argentina y al decreto del 10 de junio de 1879, cada día era mayor la presencia furtiva de barcos pesqueros y foqueros en las Islas Malvinas, en particular norteamericanos. Así las cosas y ante la evidente infracción y falta de acatamiento de las ordenanzas en tal sentido, el gobernador Luis Vernet procede a detener 3 goletas norteamericanas embarcándose en una de ellas para conducirlas hasta Buenos Aires. La reacción norteamericana es violenta. La fragata Lexington, con asiento en Río de Janeiro, al mando del Capitán Silas Duncan, se presentó en Puerto de la Soledad el 28 de diciembre de 1831, con bandera francesa arrasó las instalaciones y capturó a los lugarientes de Vernet.

Esta acción prepotente motiva protestas argentinas, que conducen a la rotura de relaciones con el país del norte que dura hasta 1844 a pesar la de misión amistosa del general Alvear en 1839. Cuando en 1841, mediante nueva protesta, el gobierno argentino requiere indemnización, el gobierno norteamericano alega que se trataba de una zona despoblada u ocupada por salvajes y que no puede dar satisfacción a la Argentina, pues no esta dilucidada su soberanía, al mantener una disputa con la Gran Bretaña. Esta posición ha sido mantenida desde entonces por los Estados Unidos, que tampoco ha considerado la Doctrina de Monroe al caso Malvinas, a pesar de que dicha doctrina se estableció en 1823, o sea, antes de la ocupación británica.

Tampoco ha reaccionado Estados Unidos ante el hecho de que el archipiélago está dentro de la Zona de Seguridad Americana, establecida en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR)

Y hacia 1885, sucumbe en el Trafalgar la flota francesa española batida por la británica al mando de Nelson.

Queda abierta definitivamente la puerta para el avance hacia el "Mar Ibérico" (Atlántico Sur) hasta ahora vedado para los ingleses, que solo tenían acceso irrestricto al "Mar Británico" (Atlántico Norte)

En 1806, Gran Bretaña captura al cabo de Buena Esperanza y en ese año y el siguiente se producen las invasiones inglesas a Buenos Aires. En 1815, cae Santa Elena, y en 1816, Tristan Da Cuhna. Solo faltaban las Malvinas para completar el esquema de puntos de apoyo que Gran Bretaña necesita para el dominio del Atlántico Sur.

En 1829, Lord Aberdden, sostiene la necesidad de apropiarse del archipiélago y lo mismo habría aconsejado el representante británico en Buenos Aires, Woodbine Parish. Entre el 3 y el 5 de enero de 1836 se produce la captura de las Islas Malvinas, por intermedio del capitán Onslow, al mando de la Corveta Clio, sin que Pinedo, pese a protestar, resista.

Los habitantes son tomados y desalojados y el 9 de enero de 1834, Henry Smith inicia la ocupación capturando a Antonio Rivero que en acción aún hoy se discute, ha tomado el control de las Islas el 26 de agosto de 1833.

Ese personaje y sus compañeros son llevados a Gran Bretaña pero no son juzgados por haberse argumentado que los hechos "no ocurrieron en territorio del imperio".

En 1842, luego de dar por cerrado este caso, ante las protestas argentinas, Gran Bretaña establece la administración civil a cargo de Richard C. Moody.

Desde entonces el archipiélago argentino permanece cautivo, con la excepción del período desde el 2 de abril y el 14 de junio de 1982.

Capitulo II

Islas Malvinas:

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a)- Ubicación Geográfica

Las Islas Malvinas forman parte de un Archipiélago en el Océano Atlántico Sur. Tienen una superficie de 11.718 km² con una cantidad de habitantes que asciende a aproximadamente a 2.000 personas permanentes. Esta se encuentran a 550 Km. de la entrada del estrecho de Magallanes y está formado por más de cien islas siendo Soledad y Gran Malvina las mayores. Se encuentran ubicados entre los paralelos 51 y 53 de latitud sur y entre los meridianos 57 y 62 de longitud oeste de Greenwich.

Las dos principales islas se encuentran separadas por 15 kilómetros por el Estrecho de San Carlos. Entre otras islas del archipiélago se encuentran Borbón, Trinidad, Sebaldes, del Pasaje, Goicochea, San Rafael y San José y Bougainville, de los Leones Marinos, Pelada, Jorge y Águila.

La Isla Soledad tiene 4.353 Km2 y la Gran Malvina 6.307 Km2. Es decir, que el resto de las pequeñas islas ocupan sólo 1.058 Km2. La Isla Soledad tiene una longitud de 156 Km. y la Gran Malvina 143 Km.

Su Relieve se puede considerar que es "maduro", ya que las islas están constituidas por formaciones del Paleozoico. Está constituido por planicies, onduladas y cerros redondeados cuya altura media no llega a los 700 metros. Las planicies accidentadas, con asomos rocosos que constituyen el tipo de relieve predominante en las Malvinas, como la muy extensa que forma la parte de la isla Soledad. Tiene un desarrollo de costas, que se eleva a más de 4.000 Km. Posee también grandes bahías alargadas como la Bahía Choiseul, en la Isla Soledad, esta se interna desde la costa oriental hasta acercarse a solo 3 Km. del estrecho de San Carlos. Muchas bahías pequeñas dependientes de las grandes multiplican las formas de la costa.

Su hidrografía consiste en una elevada cantidad de pequeñas corrientes de corto recorrido y de caudal sostenido todo el año, de pequeñas masas de agua, almacenadas en cavidades naturales de las planicies y de ríos de piedra.

Islas Georgias Del Sur

Es un archipiélago formado por la gran isla GEORGIA DEL SUR, también denominada San Pedro desde 1756 por una expedición Española, y los pequeños islotes Willis, Byrd, Annenkov, Pickersgill, Green, Cooper, etc. Están situadas entre el paralelo 54° y 56° Sur y entre los meridianos 35°45' y 38°23' Oeste de Greenwich.

Superficie

La superficie total del archipiélago es de 3850 Km2. Esta compuesto por la gran isla de SAN PEDRO (160 Km. De largo por 30 Km. De ancho aproximadamente) y otras menores que la circundan.

Islas Sandwich del Sur

Se ubican entre los paralelos 56°18' y 58°28' Sur y entre los meridianos 26°14' y 28°11' Oeste. Las principales islas son: Zavodovski (esencialmente volcánica), Leskov, Candlemas, Vindication, Saunders, Montagu, Briltolo, Thule (donde existió una base científica Argentina Corbeta Uruguay instalada entre 1976/77), Bellingsshausen, etc.

Superficie

A manera de media luna, las once pequeñas islas que forman las SANDWICH DEL SUR suman una superficie de 300 Km2.

b)- Población

Los Kelpers, tienen la ciudadanía británica. La mayoría vive en Puerto Argentino (cuyo nombre inglés es Port Stanley) y el resto en granjas o en los islotes del archipiélago. De acuerdo a censos Nacionales realizados en 1980, la población alcanzaba sólo a 1.800 personas, sin contar el destacamento militar permanente que albergaría a unos 4.000 efectivos en la actualidad. Siendo esta una población inestable ya que se desplaza hacia y desde las Islas Británicas. Y su proceso demográfico gira alrededor de las migraciones; de modo que poco influye en las cifras la natalidad y la mortalidad.

La tasa de crecimiento demográfico es negativa desde 1921 con la sola excepción de 1931. Desde esa fecha hasta 1980 la población disminuyó en un 6 por mil anual. La mayor concentración se encuentra en Puerto Argentino ubicada en el extremo nordeste de la Isla Soledad. La población rural (pastores), se halla diseminada en los contornos de las islas. La tasa de masculinidad es similar a la de algunas provincias argentinas (rurales), es decir, elevada, aunque inferior a la de la patagónica. Se estima que se mantiene en 123 varones cada 100 mujeres.

c)- Clima

Su clima es de carácter típicamente oceánico, lo cual puede reconocerse por la reducida amplitud anual de temperatura, la cual oscila durante todo el año entre fresco en verano y frío moderado en invierno. Según los libros investigados, la temperatura máxima media corresponde a un fresco suave, con una máxima absoluta que califican de cálida moderada. Las temperaturas máximas se registran en enero, con una media de aproximadamente 10° C y una máxima de hasta 20° C. Las mínimas tienen lugar en julio, con un promedio de 2° C y 0,5° C. Todas estas temperaturas hicieron que fuera difícil la adaptación del soldado argentino, estando acostumbre a un clima cálido.

Los vientos son del Oeste, Noroeste y Sudoeste y adquieren particularidades de violencia. La humedad relativa es permanentemente elevada, dada el carácter insular marítimo del clima.

Las lluvias son rondan en los 600 mm anuales, distribuidas en moderadas en verano y otoño, escasas en invierno y primavera. Siendo principalmente las persistentes lloviznas.

d)- Vegetación

Su vegetación es como la de bosques subantárticos del sur de Santa Cruz y de Tierra del Fuego. Pero la intensidad de sus vientos impide el desarrollo de árboles. Siendo esta bien densa, constituida por arbustos y pastos en forma de matas, alternando con verdaderas alfombras de color verde grisáceo en el verano y amarillo en el invierno, parecida a una formas arbustiva.

En los terrenos impermeables abundan los musgos, donde se forma la turba, que es el combustible de los isleños. Hay gran cantidad de pastos de poca altura, generalmente duros.

Su fauna pertenece al distrito zoogeográfico patagónico. La fauna es posee en gran cantidad de especies volátiles, terrestres y acuáticas. La variedad de aves, terrestres y acuáticas son grandiosas. Las aves marinas formadas por numerosas especies y son de dos clases, voladoras o no.

e)- Política

Su sistema político es que el jefe de gobierno es el gobernador designado por la Corona británica, quien cuenta con un Consejo asesor de siete miembros. El Poder Legislativo se compone de once miembros, de los cuales solamente cuatro son elegidos por el pueblo. Funcionan, igualmente dos tribunales (La Suprema Corte y el Tribunal Secundario o de Paz) que constituyen el poder judicial.

f)- Economía: EL MAR que rodea a las islas Malvinas es una rica fuente de recursos. Particularmente importante para la industria local es el calamar, en sus especies Illet y Loligo, cuya captura alcanzó, en 1996, 141.162 toneladas.

Agricultura:

Las difíciles condiciones climáticas de las Islas -ausencia de estación cálida y fuertes vientos- limitan la actividad agrícola al cultivo de cereales altamente resistentes como la cebada y la avena. La gran mayoría de los pobladores se ocupan de pequeñas huertas al aire libre o en invernaderos, donde cultivan productos para consumo familiar.

Ganadería:

La actividad ganadera más importante es la cría del ganado ovino, que se distribuye en las grandes planicies. Además de ser la principal fuente de alimento de los malvinenses, es la base de la producción de lana merino que se exporta a Inglaterra, los Paises Bajos y Japón.

Un territorio prospero:

El producto bruto interno, que asciende a 60.067 dólares per capita, es el más alto de América. Los isleños o kelpers, gozan de un alto nivel de vida.

g)- Recursos naturales:

Las características naturales de las islas, particularmente en cuanto se refiere a clima, obligan a desechar toda posibilidad de hacer agricultura.
Por el momento, sus principales recursos lo constituyen la plataforma submarina y sus recortadas costas, por un lado, y sus praderas de tipo más bien estepario, por el otro.
No posee riqueza forestal, como tampoco posibilidades de crearla mediante plantaciones, por impedirlo el clima.
Por lo tanto, las actividades económicas de la isla giró siempre alrededor de una primaria explotación pesquera y desde fines del siglo anterior, de la ganadería, principalmente ovina.
Como actividades secundarias, mencionaremos la caza de lobos y leopardos marinos, puesto que las islas han perdido importancia como asiento temporario de cazadores de ballenas.
La industria es poco significativa, ya que el grueso de ka producción malvinense se exporta en estado primario y está constituido fundamentalmente por lana sucia, cueros, cebos, tanto de ovinos como de especies de mar. La actividad manufacturera se limita a un frigorífico ubicado en Darwin, una fábrica de bebidas gaseosas y una industria textil que ha comenzado a desarrollarse.
El comercio, tanto interior como exterior, esta monopolizado por la Compañía de la Isla, que es una poderosa sociedad anónima cuya sede central y accionistas residen en Londres. También maneja las finanzas del archipiélago.

h)- Hidrografía:

Falta la presencia de cursos de cierta envergadura. Se caracteriza la elevada cantidad de pequeñas corrientes superficiales de corto recorrido y, si bien existen algunos de caudal permanente, son más numerosos los de circulación temporaria con respecto a aquellos. Su cauce es encajonado y profundo, dificultando, en oportunidades, su vadeo.

La orientación de drenaje no tiene un rumbo definido en la isla Soledad, no así en la Gran Malvina, donde hay una predominancia hacia el Oeste y Nordeste, debido a las condiciones topográficas.

En el centro Norte de la Isla Soledad, el relieve representado por las alturas de Rivadavia juega un papel importante como divisoria de agua. Podemos citar los ríos San Carlos (es el más importante), Pedro Malo, Fitz Roy y Camilla, en general de caudal intermitente.

En la Isla Gran Malvina, los cursos de agua son de menor jerarquía. Entre ellos se destacan los ríos Warrah, Black-Burn, Bull, Piloto y Trullo, todos intermitentes.

Existen, asimismo, una gran cantidad de aguas estancadas, en correspondencia con la naturaleza de los suelos y subsuelos impermeables. La topografía con frecuentes depresiones, el número de días con precipitaciones y una relativamente escasa evaporación, son factores de su desarrollo.

Las aguas estancadas forman, normalmente, lagunas y pantanos. Resulta excepcional que puedan aparecer lagos, aunque algunos se incluyan como tales. A pesar de todo lo señalado, el abastecimiento de agua para con-sumo humano puede presentar problemas, existiendo una gran proporción de fuentes no potables (salitrosas) y otras contaminadas bacteriológicamente. Cuando requerimientos masivos se hagan necesarios, deberán adoptarse las previsiones correspondientes, para determinar su calidad y potabilidad.

Un rasgo característico de la Isla Soledad y que también se presenta en la Gran Malvina y otras de cierta extensión, es el de los llamados "ríos de piedra" que consisten en una especie de curso de agua, cubierto de grandes piedras de bordes agudos de las rocas del lugar, que semejan matorrales arrastrados por torrentes; estos bloques se hallan dispuestos en forma irregular, generalmente encimados unos a otros Algunos bloques alcanzan hasta 6 metros de longitud, pero la mayoría tiene alrededor de un metro; son de superficie lustrosa y, a veces, cubierta de líquenes. Por efecto de las precipitaciones y humedad ambiente, estos bloques se encuentran moja-dos, por lo que resulta difícil la adherencia del calzado sobre su superficie.

Su extensión y ancho es variable; cerca de Puerto Salvador existe un río de piedra de 4 Km. de extensión por 500 metros de ancho. La presencia de estos ríos se registra, también, en el Suroeste de Puerto Argentino.

Capitulo III

El conflicto

Causas:

La causa fundamental del conflicto armado ocurrido entre la Argentina e Inglaterra de 1982, se remonta a la usurpación británica de las Islas en 1833. En ese año, se expulsa a la población local, y se la reemplaza por otra, los llamados “kelpers”.

Esterilidad de los reclamos diplomáticos argentinos

Durante casi ciento cincuenta años, la Argentina produce constantes reclamos diplomáticos, sin resultados concretos. El conflicto tuvo avances y retrocesos, pero nunca se llegó al reconocimiento esperado por nuestro país. Durante largos años la Argentina proveyó de importantes elementos de supervivencia a la población residente en las Islas, con el ánimo de ganarse su confianza y buena voluntad, sin resultados visibles.

Paulatino distanciamiento entre ambas naciones:

Una de las razones por las cuales el conflicto armado no se produjo antes, tiene que ver con la especial relación existente entre Argentina y Gran Bretaña desde la Independencia de nuestra Patria con España. Esa relación estuvo signada por la complementación económica, donde Argentina era el “granero del mundo”- según una conocida frase de la época - y Gran Bretaña proveía manufacturas. La venta de carnes, cueros y granos por parte de nuestro país, estableció una relación de dependencia con su principal comprador, Inglaterra. Varias generaciones de argentinos se educaron en la admiración al Imperio británico. Todo ello se cortó al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cuando entra en escena los Estados Unidos de Norteamérica como principal potencia occidental. Inglaterra pierde poder y se va replegado, abandonando las antiguas colonias. Son los años de la descolonización de la India, de China, de los países sudamericanos. En la década del 60, Inglaterra produce su “revolución verde”, es decir, comienza a utilizar su propio territorio para proveerse de materias primas, dependiendo cada vez menos de las importaciones, que reduce drásticamente en comparación con principios de siglo. De esta forma, se va produciendo un paulatino distanciamiento, lo que permite a la Argentina acentuar los reclamos de soberanía sobre las Islas Malvinas.

Reconversión de la flota británica y producción armamentista:

La industria naval británica ha ejercido influencia poderosa en la toma de decisiones en su país. No olvidemos que fue durante casi dos siglos la flota más importante del mundo. Los astilleros ingleses lograron “colocar” en el gobierno a numerosos representantes de su sector. En 1982, se avecinaba un importante recorte presupuestario, con reducción de la flota de mar. Muchos buques que luego participarían en el conflicto armado ya habían sido vendidos a otros países. Por ello, no es improbable que los más importantes astilleros británicos hayan tenido gran influencia para provocar el conflicto, buscando el efecto de truncar los recortes presupuestarios y brindar nueva importancia a su poderosa flota armada.

Por otra parte, Gran Bretaña, socia de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), había producido importantes transformaciones en los materiales de construcción de sus buques de guerra, que aún no habían sido probados en un conflicto real. La posibilidad de una guerra en pequeña escala les prometía un significativo ensayo de estos nuevos materiales, y su posterior colocación en el mercado mundial de armas.

Error estratégico argentino:

El gobierno militar argentino supuso que los EE.UU. eran aliados de nuestro país. Así parecía demostrarlo la lucha conjunta contra el comunismo y el apoyo mutuo en operaciones realizadas en Centroamérica. Por lo tanto, la Junta Militar creyó, no que el gobierno norteamericano se pondría del lado argentino, pero sí que cumpliría el rol de árbitro para una solución negociada. Es decir, que no se llegaría a un enfrentamiento. Esto constituyó un enorme error estratégico, ya que los acontecimientos demostraron que la opción de la alianza con Gran Bretaña era mucho más poderosa que con nuestro país. El apoyo norteamericano al Reino Unido fue decisivo para el resultado final del conflicto armado.

Búsqueda de perpetuarse en el poder por ambos gobiernos:

Se ha mencionado con demasiada frecuencia este motivo, que no carece de fundamento. En sus memorias, la ex- primer ministro inglés, Margaret Thatcher, realza la importancia del triunfo inglés en Malvinas como un triunfo personal de su gobierno. Ello le permitió perpetuarse por dos períodos más en el poder, en un momento en que los conflictos sociales en su país no le auguraban mucha fortuna. Es por ello que rechazó toda posibilidad de solución negociada, llegando incluso a cometer el peor crimen de guerra de todo el conflicto, el hundimiento del Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano”, para hundir con él la propuesta de paz realizada por el entonces Presidente del Perú, Belaúnde Terry y que ya había sido aceptada por la Argentina y avalada por los EE.UU.

En cuanto al gobierno argentino, es conocida la situación que atravesaba el gobierno militar, con malestar creciente de los sectores obreros y el reclamo de democracia por parte de los sectores políticos.

“Encerrona” política británica sobre la Argentina:

Se puede afirmar que el conflicto bélico de 1982, fue una jugada estratégica desarrollada por el gobierno inglés sobre el gobierno argentino. La operación de la inteligencia británica realizada sobre las Georgias con envío de obreros argentinos al mando del chatarrero Constantino Davidoff, produjo el efecto deseado: Al enarbolarse la bandera argentina sobre esa Isla, Inglaterra tuvo el argumento para “indignarse”, movilizando sus buques hacia la zona y provocando una reacción en cadena que reinstalaría la vieja hipótesis de conflicto elaborada por la Armada Argentina de recuperar por la vía directa a las Islas Malvinas. De tal forma, si Argentina permanecía impasible a la provocación, hubiera supuesto una renuncia tácita a sus derechos soberanos sobre Malvinas.

Intereses petroleros en el atlántico sur.

Como se ha podido observar, la plataforma submarina que une las Islas al continente argentino, es una de las zonas potencialmente más ricas del mundo, superior al Mar del Norte en materia de explotación de hidrocarburos. Ya existían numerosos informes soviéticos, norteamericanos e ingleses ( “Informe Shackleton”), donde se auguraba la explotación de esta importante reserva petrolera. Es por esto que un olvidado enclave colonial vuelve a tener relevancia para la corona británica, y se elaboran las hipótesis para reafirmar sus intereses en el Atlántico Sur.

A la zaga de la riqueza petrolera, también incide la riqueza ictícola del Atlántico Sur, dada la escasez de la Pesca en otras latitudes.

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La imagen inferior muestra que las islas pertenecen a la misma plataforma submarina que define al Mar Argentino. Esta es una de las razones por la cuál Argentina reclama la soberanía.

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Capitulo IV

Los Prolegómenos de una guerra

A partir de la segunda visita del vicecanciller británico Nicholas Ridley y de sus inaceptables propuestas, no se produjo ningún avance en las negociaciones; antes bien, las relaciones entre ambos países se fueron endureciendo hasta culminar con el episodio de las Georgias y la posterior ocupación militar de las Malvinas por la Argentina.

A mediados de 1979 visita Buenos Aires y luego las Malvinas el vicecanciller RIDLEY. A su regreso de las islas inició una nueva ronda de conversaciones, sin que se hiciera ningún avance positivo.
Posteriormente, hacia fines de 1980, el señor RIDLEY realizó dos nuevas visitas a las Malvinas llevando a los isleños tres propuestas del gobierno británico que, buscando apoyo de éstos por alguna de ellas, provocaron una verdadera conmoción en el apacible ánimo de los mismos.

Sintéticamente las propuestas fueron las siguientes:
a) Condominio o administración argentino-británica de las islas. Esta propuesta fue rechazada de plano por todos los pobladores y, a su vez, por los negociadores del gobierno argentino en New York.
b) Congelamiento de las negociaciones acerca de la soberanía sobre el archipiélago. También esta alternativa fue rechazada por la mayoría de los pobladores isleños, aduciendo que del congelamiento se derivaría una indefinida incertidumbre que desalentaría todo proyecto futuro de inversiones encaminada a la explotación de los recursos naturales ( riqueza ictícola, petróleo, etc.) cuyas perspectivas han cobrado repentinamente notoriedad. Posteriormente La Comisión de las Islas hizo suya la propuesta ante el gobierno británico. Por su parte, el gobierno argentino la rechazó de plano en las conversaciones que se desarrollaban en New York.
c) La tercera propuesta, que fue la que el vicecanciller apoyó en la reunión con los pobladores como la más viable a su juicio, consistía en reconocer la soberanía argentina, pero condicionada al instantáneo arrendamiento total de las Islas a Gran Bretaña.
La reacción frente a esta alternativa ni fue unánime. Pese a un rechazo inicial, contó luego con cierto apoyo de un sector minoritario. La mayoría se aferró a la posición de continuar siendo una "colonia" de Gran Bretaña en "pleno Mar Argentino", posición incitada por el "Falklands Island Committee" (Comisión de las Islas Falklands), único grupo de presión organizado existente.
A su regreso a reino Unido, el vicecanciller Ridley debió enfrentar un duro debate en la Cámara de los Comunes sobre las propuestas formuladas a los malvinenses. Entre otras, el funcionario hizo las siguientes declaraciones ante el Parlamento: "No tenemos dudas de nuestra soberanía sobre las Islas", pero reconoció que la disputa con la Argentina "causa una continua incertidumbre y estancamiento poblacional y económico", y más adelante agregó: " La posibilidad e declarar una zona de 200 millas alrededor de las islas es remota sin acuerdo de la Argentina..."
En síntesis, después de 15 años de negociaciones (durante la etapa que se inicia con la Resolución 2.065 de las Naciones Unidas, se desemboca en las propuestas de Ridley, que evidencia el propósito de Gran Bretaña de congelar las tratativas sobre el tema soberanía, buscando una especie de equilibrio o compensación con el proyecto de cooperación económica entre ambas naciones para el aprovechamiento de los recursos del archipiélago.

La decisión de recuperar las Malvinas

El gobierno militar consideró, a finales de 1981, que a pesar de las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas y de los esfuerzos diplomáticos y económicos argentinos, el Reino Unido no accedería a negociar sobre la soberanía. Por tanto, la Junta Militar previó una alternativa militar para el caso de que fracasaran las tratativas diplomáticas. Aprobó la idea del Almirante Jorge Isaac Anaya de recuperar las Malvinas mediante una acción sorpresiva e incruenta para las fuerzas inglesas, y posteriormente negociar el traspaso de la soberanía.

Se creó una Comisión de Trabajo Conjunta para realizar el planeamiento de la recuperación. La Comisión de Trabajo estableció como fecha más temprana para realizar la operación el 15 de mayo. Sin embargo, durante marzo de 1982 se producen acontecimientos que alteraron esa fecha, e incluso, lo que era sólo una alternativa se transformó en el objetivo principal.

Por lo expuesto la Junta Militar decidió recuperar las islas Malvinas el día 1º de abril de 1982, basando la acción en las siguientes suposiciones:

Que el Reino Unido no reaccionaría con violencia.

Que EEUU se mantendría al margen.

Que se podría controlar la crisis y, por lo tanto, habría negociaciones por la cesión de la soberanía.

Decisión Política:

En este análisis voy a mostrar las estrategias políticas de Argentina por un lado, sobre él por qué de su decisión de tomar las Islas Malvinas a través de las armas, y por el otro, los motivos que llevaron a Gran Bretaña a tomar posesión de nuestras tierras.

Aun en estos días es fácil observar la política internacional diseñada por el país del norte Estado Unidos De América y sus aliados, entre ellos Gran Bretaña, que no escatiman esfuerzos, ni económico, ni humanos, y muchos menos ambientales, para imponer su liderazgo y poder en el mundo, solo basta señalar hechos recientes como la invasión a Irak, donde ha quedado a vistas del mundo entero, que su verdadero interés gira en torno de apoderarse de las riquezas petroleras de aquel país.

Esta misma estrategia que visualizamos hoy es el espejo de aquellos años.

El control del Atlántico Sur era y es sentido como una gran necesidad de Estados Unidos y sus aliados. Es a la luz de esta realidad que debe analizarse la crisis de 1982 en el Atlántico Sur y, sobre todo, el futuro de las Malvinas, en aquella época para las cuales ya se estaba diseñando algunos destinos inconfesos como por ejemplo lo que hoy podemos observar una base militar de Estados Unidos, pero que ya se podía prever que esta situación se podía dar, a través de las políticas diseñadas desde el país del norte, cobrando favores a sus aliados.

Para entender él por qué de esta gran necesidad de los países piratas, debemos hacer una breve reseña geopolítica histórica sobre algunos acontecimientos,

Hasta la Segunda Guerra Mundial, el hemisferio Sur sería un arrabal del mundo, útil como fuente de materia primas, pero insignificante en términos políticos. Al sur de la línea Ecuatorial no había sino colonias y, en América del Sur un puñado de países promisorios o descartables.

La descolonización de África y Asia, la irrupción de los nuevos nacionalismos, las alianzas de los países emergentes y, jugando con todos esos factores, la confrontación Este Oeste, cambiaron tras la Segunda Guerra Mundial, el planisferio Político. Nada, sin embargo, superaría el efecto que tuvo, en 1956, la clausura del canal de Suez. Un nuevo episodio de la guerra árabe-israelí había privado a Egipto de la margen Oriental y, con los israelíes en una orilla y los egipcios en la otra, la vía se había vuelto intransitable. El Hemisferio norte retrocedió a la situación que en la época victoriana, había creído resolver de una vez y para siempre. Era necesario volver a la ruta de los aventureros y circunvalar el África para legar del Indico a América del Norte. Ahora había una imperiosa necesidad de hacer el recorrido: se trataba de llevar el petróleo del Medio Oriente a la primera potencia industrial del, planeta.

Fue en esa circunstancia que, en Washington, surgió la idea de reconquistar el Indico era y sigue siendo, escenario de la rivalidad entre superpotencias, obsesionadas por las vías marítimas, el abastecimiento del petróleo, los conflictos regionales y las bases navales. Estados Unidos tiene, además de Diego García, bases en Kenia y Somalia, y buques de su sexta y séptima flotas operando en el área. La unión soviética por su parte había instalado bases en Etiopía y Yemen del Sur, manteniendo una considerable presencia naval en todo el Indico.

El Atlántico Sur, que está a la vuelta de la esquina, era, previsiblemente, el próximo escenario. Ya en l976 una revista Argentina llamada Estrategia publicaba un análisis, firmado por Hugo Scarone, en el cual se anticipaba; La tensión en el Indico y la escalada naval de las superpotencias en el área tendrá su repercusión en la salida hacia el oeste, el Atlántico Sur, hasta ahora libre de tensiones.

La preocupación de los estadounidenses, fue creciendo a medida que América Central y el Caribe empezaban a escapárseles de las manos. En 1979, el gobierno de Jame Carter creyó que los intereses de su país estarían mejor servidos si se acordaba la devolución progresiva de la zona del canal, difiriendo la entrega del canal mismo hasta el umbral del próximo siglo.

El objetivo del acuerdo, aceptado por Panamá, era desactivar la bomba de tiempo que el rencor de los panameños había construido durante años de reclamos desoídos.

Cualquiera fuera la ventaja para Washington, al sentirse en la necesidad de optar por el mal menor, demostraba la vulnerabilidad de Estados Unidos en el área.

La posterior Hoguera de Centroamérica, encendida después de al caída del dictador nicaragüense Anastasio Somosa, vino a redoblar los temores. Desde 1959, la Unión Soviética tenía una bandera clavada en Cuba. En 1975 había implantado otra en Angola.

Ahora existía el riesgo de que sembrara banderines rojos en las inmediaciones del canal de Panamá. Por todo esto era necesario un rápido control del Atlántico Sur.

En cuanto a las decisiones políticas que impulsaron a nuestro país fueron inspiradas por un ambicioso general argentino convertido en político por la fuerza para presidir como presidente de los argentinos los destinos de nuestro país y decisión que podía solucionar los problemas internos rápidamente, si metía a su nación en una temeraria guerra patriótica que no tenía ninguna posibilidad de ganar.

El General Leopoldo Fortunato Galtieri, fue en su momento un astuto observador de la psicología argentina. Y jugó con la carta de que el pueblo argentino, intensamente patriótico, olvidara la inflación de tres dígitos, la devaluación de la moneda, la creciente desocupación, el aumento de la deuda externa, y que no trascendiera, como se veía en esa época que ya iba a ocurrir, él numero de los 30.000 desaparecidos, y el reclamo que cada vez con mas fuerza se ejercía desde Madres de Plaza de Mayo, sobre todo desde el duro revés sufrido por la entrega del nóbel de la Paz recibido por Pérez Esquivel, en su delirio de poder pensó que todo esto iba a quedar en el olvido si se veía ante la posibilidad de saldar cuentas de un siglo de antigüedad con un intruso extranjero

De modo que Galtieri lanzó una guerra santa para recuperar las Islas Malvinas de manos de los británicos. La mayoría de los argentinos jamás habían visitado las islas, muy pocos serán los que la conocían.

Cuando estalló la guerra, el 2 de abril de 1982, los argentinos, desde los húmedos llanos del Paraná hasta las desoladas laderas de los Andes y al cosmopolita Buenos Aires, enviaron a sus hijos y hermanos a morir en los fríos páramos de las Malvinas, barridos por los vientos.

Galtieri cometió un error fundamental: precipitó una guerra que no podía ganar. Subestimó el sentimiento de orgullo nacional de los británicos tradicionalmente fervorosos y su compromiso con sus pretensiones territoriales.

Sobrestimó la capacidad de la Argentina para entablar una guerra prolongada, a cientos de kilómetros de sus costas. Y leyó erróneamente las señales provenientes de Washington. Galtieri creyó que Estados Unidos se mantendría por lo menos neutral, lo queda cuenta sobre su escasa visión del panorama geopolítico internacional. Se sintió anonadado cuando resultó claro que Washington respaldaría a Gran Bretaña.

Esperaba, cuando menos, la neutralidad norteamericana durante las negociaciones posteriores a la invasión, sobre la base de dos vitales acuerdos secretos que había hecho de proporcionar dinero y hombres para operaciones de Estados Unidos en América Central, y de una garantía d e plegarse a cualquier embargo cerealero contra Rusia debido al castigo de ésta a Polonia.

Pensaba también que sus relaciones personales con los funcionarios de la administración Reagan eran tan estrechas, que abandonarían su amistad histórica con los británicos para ayudar a su nuevo amigo.

Los primeros planes para la invasión se elaboraron en septiembre d e1981, se los revisó en diciembre y se los distribuyó para su especificación de tallada en enero de 1982.

La fecha clave se fijó primero para mediados de mayo, si fracasaban las negociaciones de febrero

Pero cuando se produjo el izamiento de al bandera en las Georgias del Sur, por trabajadores argentinos, el 19 de marzo, la suerte quedó echada.

La CIA y el Pentágono dio a conocer después de la Guerra algunas de sus hipótesis sobre las razones que impulsaron a Galtieri llevar adelante la guerra.

Lo más importante era que podría desviar las crecientes críticas internas. En sus informes ultra secretos, la CIA decía que se trataba del uso, por el gobierno argentino, del “tema de la Soberanía de las Islas Malvinas Británicas, para desviar la atención del público de las luchas internas”. De una forma oportuna de “desviar las críticas contra la Junta Militar.” Muchos de los informes repetía esta conclusión en el sentido de que a los argentinos “ les resulta conveniente usar el tema de las Islas Malvinas para desviar la atención pública de las luchas internas”

2- La CIA, también llegó a la conclusión de que estaba destinada a echar las bases para una reclamación de los depósitos petroleros que se creían existían cercad e las islas. En enero de 1976, durante el incidente caliente por las Malvinas, la CIA consideró que la Argentina estaba muy preocupada por un consorcio norteamericano de energía, en el cual participaba la Ashland Oild Co, que presionaba a los británicos para la explotación petrolera frente a al costa. La Argentina no tenía la intención de quedarse cruzada de brazos mirando como los británicos explotaban lo que consideraba su petróleo

3-Una tercera razón era el auténtico deseo de Galtieri de reclamar las Malvinas para los argentinos.

4-Pero también temía que si alguna vez llegaba al poder el gobierno civil, se realizara un debate referente a la desaparición de miles de argentinos. Dirigir una batalla popular por las Malvinas sería una forma eficaz de reducir el monto de sus apuestas, habría sido su razonamiento según cree la inteligencia de Estados Unidos.

Por último, varios informes secretos de Estados Unidos muestran que si las Malvinas hubieran caído fácilmente, sin una reacción británica, Galtieri tenía la intención de actuar poco después en relación con el problema del Beagle.

Después del triunfo que preveía en las Malvinas Galtieri llegaba(en apariencias) a la conclusión de que los chilenos abandonaría la reclamación respecto del Beagle, antes que correr el riesgo de una guerra.

La ayuda norteamericana a los británicos:

Los militares argentinos han tratado de atenuar a su mala planificación afirmando que Estado Unidos ganó al Guerra para los británicos. Los informes ultra secretos posteriores calificando de ridícula esta acusación detallan la ayuda ofrecida, y calculan que más del 95 por ciento del equipo usado por los británicos era británico. Aunque en General Estados Unidos se mostró dispuesto a darla, los británicos no necesitaron gran ayuda. Por ejemplo, el 10 de abril el pentágono se precipitó a establecer un equipo completo de administración de la crisis, para apoyar a los británicos. Trabajo y en turnos de 12 horas, un turno reemplazado por el siguiente. Se adoptaron medidas para abastecer rápidamente a los británicos de municiones, repuestos y cualquier otra cosa que necesitaran. Pero el equipo se disolvió en menos de una semana debido a la falta de pedidos británicos. Estados Unidos envió mas de cuatro millones y medio de litros de combustibles de aviación a la base británica a la isla Ascensión, en el Atlántico como parte de un convenio muy antiguo. Los británicos compraron balas de 20 milímetros, boyas equipadas de sonar y menos de 100 misiles S. Didewinder AIM-9l.

La mayor parte de este equipo fue almacenado en Gran Bretaña para su uso posterior. Mirando hacia atrás el arma más eficaz de al guerra fue el misil Exocet, que estaba en manos de los argentinos por cortesía de los franceses. Pero desde entonces el pentágono ah calculado que si la guerra se hubiera prolongado hasta finales de julio, los equipos y abastecimiento norteamericanos habrían sido fundamentales para el éxito de los británicos.

Cuando se le preguntó hasta que punto estaba dispuesto a llegar para ayudar a los británicos, en una sesión estratégica secreta de la Casa Blanca, durante la guerra, el presidente Reagan estableció con claridad que nos e enviarían hombres.

No se mandaría a la zona de combate tropas ni pilotos ni asesores. Por tal motivo, se rechazó un pedido urgente de los británicos de aviones con Sistemas Aéreos de Aviso y Control (SAAC)dado que habrían debido ser acompañados por personal norteamericano.

Al principio tanto los argentinos como los británicos recibían datos de inteligencia de Estados Unidos, pero en distintos niveles. Según una orden presidencial ultra secreta de larga data, a los argentinos solos e les permitía ver materiales confidenciales, que son la clasificación más baja. A los británicos se los dejó desde los materiales secretísimos hacia arriba.

Después del 30 de abril, la CIA, la AID, y otros organismos de inteligencia norteamericanos se sintieron más cómodos en su trato con los británicos solamente. Esa relación data de la Segunda Guerra Mundial cuando los británicos ayudaron a establecer la predecesora de la CIA, llamada OSS. Durante la Guerra de las Malvinas, dos satélites espías norteamericanos entregaron a los británicos una que otra fotografía de la región de la Malvinas. Pero hubo un problema: las cámaras no podían tomar fotos a través de las nubes que cubrían las Malvinas.

Como aporte dela cuerdo de la OTAN, otros satélites de Estados Unidos los ayudaron a transmitir comunicaciones entre barcos y centros de comando a lo largo de la línea de abastecimiento de 8.000 millas con que operaban los británicos. Ahora resulta claro que la guerra fue ganada por los británicos porque su táctica y su adiestramiento fueron superiores. Además, contaban con la ventaja tecnológica. Pero no fue tan decisivo como al Junta Militar Argentina quiso conseguir que se creyera.

(TIAR) - Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.

Este tratado, cuya finalidad aparente era mantener la paz y de la seguridad del continente

americano, en realidad era parte a la política implementada por los EE.UU. en la época de la

"Guerra Fría ".

El objetivo básico era darle a EE.UU. un marco legal en caso de que existieran en Latinoamérica alguna intervención propiciada por la URSS o garantizarse el apoyo de toda Latinoamérica en caso de un enfrentamiento directo con la URSS.-
Los Estado firmantes del Tratado de Asistencia Recíproca ( TIAR) se comprometían solidariamente a realizar las acciones necesarias para cumplir con ese objetivo enunciado y la asistencia debía traducirse en apoyo político, militar, y económico en caso de que uno de los países firmantes fuese atacada por una potencia extracontinental.

El 27 de abril de 1982, la Comisión de Trabajo de la Conferencia de Cancilleres, que representaba a los países signatarios del TIAR, aprobó una resolución por 17 votos a favor y 4 abstenciones que respaldaba la soberanía argentina en las islas Malvinas. Exhortaba a Gran Bretaña a cesar inmediatamente las hostilidades y pedía a las partes la reanudación de las gestiones para lograr una solución pacífica del diferendo.

Los países que votaron a favor de esa resolución fueron: Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Santo Domingo, Uruguay y Venezuela.
Se abstuvieron: Chile, Colombia, Estados Unidos, Trinidad y Tobago.
En la misma resolución se especificaba "deplorar la adopción por los miembros de la Comunidad Económica Europea y otros Estados, de medidas coercitivas de carácter económico y político que perjudican al pueblo argentino y exhortarlos a levantarlas, ya que constituyen un grave precedente por cuanto no están amparadas en la Resolución 502 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y son incompatibles con la carta de la ONU, OEA y Gatt".

La mediación de Haig: un recurso frustrado

El TIAR era, en realidad, un convenio que consagraba el derecho norteamericano a la intervención en los asuntos de las naciones del continente. Su misión era la de prevenir cualquier intento izquierdista en la región. Para los Estados Unidos inmersos en la puja Este-Oeste(capitalismo Vs. Comunismo) todo avance en el sentido de la ruptura de la denominación yanqui en el hemisferio era concebido como de “ataque externo”, y era pasible de ser encuadrado dentro de los términos del TIAR. Pero en esta oportunidad, la Argentina apelaba al cumplimiento del pacto en una dirección contraria a la del espíritu y las necesidades que le dieron nacimiento. Solicitaba la ayuda norteamericana, y fundamentalmente la de Estados Unidos, para defenderse de un posible ataque británico. Para el gobierno de Reagan la aplicación del TIAR no podía extenderse al conflicto del atlántico sur. En principio porque sus objetivos eran totalmente distintos; en segundo lugar, porque la potencia agresora era Gran Bretaña(la principal aliada mundial de los Estados Unidos) con la que mantenía una amistosa vinculación en el campo de la defensa internacional.

Colocado en una encrucijada el gobierno de Reagan trató de evitar el estallido de la conflagración. Para ello comisionó al secretario de estado, Alexander Haig, como mediador entre las partes. Durante todo el mes de abril de 1982, Haig sostuvo permanentes reuniones y contactos con las autoridades de ambas naciones con el expreso objetivo de impedir la guerra. Sin embargo, el pretendido rol de negociador estuvo desde un principio vacío de neutralidad.

Por distintas razones: compromisos concretos con el gobierno de Tacher, cuya suerte dependería en gran medida de la definición del litigio malvinense; presión constante del gobierno británico sobre Reagan para lograr su apoyo a las razones inglesas; impopularidad de la dictadura argentina ante la opinión publica de Estados Unidos; comportamiento unificado de la prensa norteamericana en la condena a la toma de las Malvinas; la Casa Blanca se orientó durante las tratativas en la defensa de los criterios del Reino Unido, y evitó colocar en la mesa de negociaciones el tema decisivo de la soberanía del archipiélago. Alexander Haig visitó nuestro país en dos ocasiones: la primera fue del 9 al 11 de abril, la segunda del 14 al 17 del mismo mes. En su primer visita el secretario de Estado expresó que los Estados Unidos se disponían a mediar para obtener una solución pacífica dentro del marco de la resolución 502 de la ONU, es decir, con la retirada argentina y sin la discusión del problema de la soberanía.

El gobierno argentino se aprestó para presionar sobre el visitante norteamericano. El 10 de abril, mediante una importante campaña de difusión, cuyo eje fue radio Rivadavia y el locutor deportivo José Maria Muñoz, se citó a la población para expresar la posición de la sociedad argentina. La idea de Galtieri era transparente: colocado el gobierno en una adversa situación en el terreno internacional utilizará la presencia de las masas en la histórica Plaza de Mayo como medio de demostración ante Haig que la causa de Malvinas era popular y contaba con un apoyo mayoritario. Elípticamente también le mostraría al huésped que la marcha emprendida por el gobierno militar al tomar las islas no tendría retroceso, o que por lo menos, si se producía una marcha atrás debía considerarse condiciones impuestas también desde el lado argentino. Necesitaba impresionarlo para lograr un giro de la política norteamericana en el conflicto. Desde ese punto de vista la movilización tubo relevancia.

Una gran multitud se congregó frente a la casa de gobierno. Se corearon con signas favorables a la decisión de las FFAA. Incluso vivas al mismo Galtieri, aunque desde importantes sectores de la concurrencia partían cánticos peronistas que le aclaraban al presidente que “la plaza es de perón”. Galtieri salió al bacón y desde allí se dirigió a la muchedumbre “ que sepa el mundo, América, que hay7 un pueblo con voluntad decidida, como el pueblo argentino. Si quieren venir, que vengan; les presentaremos batalla. Un rugido acompañó el final de estas palabras del presidente.

La concentración del 10 de abril tubo repercusiones. Haig se retiró de la Casa Rosada con la impresión de lo que estaba viendo se asemejaba demasiado a los sucesos del Irán de Kahomeini.

El desborde popular y nacionalista habían provocado en su entendimiento el resurgimiento del “síndrome de Irán”. Pero también su principal interlocutor en La Argentina, el General Galtieri, había comprobado en carne propia la exaltación de las masas mal hablar desde el bacón.

La embriagues de sentirse apoyado en la cruzada austral lo persuadido de seguir un camino sin retorno.

Pero en el seno de las cúpulas militares, y del mismo gobierno, no existía coincidencia sobre la acritud a asumir en adelante. Se habían perfilado dos criterios: por un lado la armada, a través del Almirante Anaya, sostenía “que el operativo del 2 de abril no se había realizado para entregar lo conquistado por las armas en una mesa de negociaciones”; por el otro, el Brigadier Lami Dozo, enunciando las ideas de las Fuerza Aérea, abogaba por una salida pacífica a la crisis, aceptando las realizaciones.

Esta orientación había ganado a importantes sectores de las FFAA. Los Generales Bignone y Villareal, encargados de preparar una propuesta para las tratativas habían confeccionado un plan cuyos puntos principales determinaban:

1-Administración conjunta de las islas en disputa.

2- Cooperación para la explotación compartida de los recursos.

3- Negociación para definir el tema de la soberanía.

Estas ideas no diferían en mayor medida de un plan de 5puntos formulado por Haig luego de su primer visita a la Argentina:

1-Retiro de las tropas argentinas y retroceso de la flota británica.

2- Administración tripartita hasta el 31 de diciembre de 1982.

3- Levantamiento de la “zona de exclusión”.

4- Negociación directa de las partes.

5- Consulta de la voluntad de los “Kelpers” mediante un referéndum.

6- Haig consideraba este proyecto como potable para el gobierno británico.

En realidad parece haber obtenido la aprobación de la Thatcher para su implementación.

Frente al gobierno de Galtieri utilizaría como argumento de presión la alternativa del retiro de la mediación norteamericana.

El segundo viaje de Haig a nuestro país definiría el destino de su propuesta

Los hechos demostraron que el TIAR, más allá de la voluntad de los países firmantes, sólo fue útil a los intereses Norteamericanos, ya que al momento de imponerse una votación contraria a sus intereses estos desconocieron las resoluciones del TIAR y prestaron ayuda militar a la potencia agresora, con lo cual, el concepto del TIAR quedó desvirtuado y la intencionalidad norteamericana y chilena quedó al descubierto.

Ocupación militar de las islas Malvinas:

Durante la noche del 1 ° de abril de 1982 y la madrugada del viernes 2, parte de la flota argentina de mar operaba frente a las Islas Malvinas. Entretanto, la reducida dotación de infantes de marina británicos destacada en la capital malvinense (entonces Puerto Stanley) se desplegaba en actitud defensiva.
Esa misma noche se reunía el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a pedido del Reino Unido, que denunció "la inminente amenaza de invasión argentina a las islas". La reacción argentina fue inmediata. Nuestro embajador ante las Naciones Unidas denunció, en dicho Consejo, la situación de grave tensión provocada arbitrariamente por aquel país en las Georgias.
A las 6.30 de la mañana del viernes 2, mediante un operativo combinado de las tres fuerzas, la Argentina logró desembarcar en Puerto Stanley y ocupar las islas, luego de algunos enfrentamientos en diversos lugares de las mismas, que culminaron con la rendición del gobernador británico ante el contralmirante Carlos Busser al mando de las fuerzas nacionales de Infantería de Marina, que fueron las primeras en desembarcar. Al mismo tiempo, el general Osvaldo J. García fue designado comandante de las Fuerzas Armadas en el teatro de operaciones.
A1 día siguiente de la ocupación era designado gobernador de las Malvinas el general Mario Benjamín Menéndez, pasando a ser el segundo gobernador argentino del Archipiélago. El primero fue Luis Vernet, designado en 1829 por Martin Rodríguez.
El 3 de abril se reunió, a pedido de Reino Unido, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y dictó la Resolución 502 "exigiendo el retiro de las fuerzas argentinas de las Islas del Atlántico Sur". Votaron los 16 miembros del Consejo. El único país que lo hizo en contra del proyecto británico fue Panamá. Se abstuvieron China, España, Polonia y la Unión Soviética.
El 26 de mayo se reunió nuevamente el Consejo de Seguridad, aprobando la Resolución 505, por la que reafirma la anterior (502), instando a las partes en conflicto a cooperar plenamente con el Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Perez de Cuellar, en sus esfuerzos por poner fin a las hostilidades. Entre tanto -mientras se desarrollaban esas gestiones de pacificación, a las que se sumó el gobierno de los Estados Unidos- el gobierno británico alistaba gran parte de su poderosa flota de guerra y la desplazaba a toda máquina, rumbo al teatro de operaciones.
Simultáneamente, tanto el gobierno inglés como los países de la Comunidad Económica Europea disponían drásticas sanciones económicas y financieras contra la Argentina.
El 28 de mayo se reunieron en la sede de la OEA (Washington) los cancilleres de los 21 países miembros del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y adoptaron una resolución por 17 votos a favor y 4 abstenciones (Estados Unidos, Colombia, Chile y Trinidad-Tobago) "condenando el ataque británico a la Argentina y solicitando a los Estados Unidos que cese su asistencia militar al Reino Unido". A la vez, autorizó a los países latinoamericanos a ayudar a la Argentina en la emergencia; es decir, dejando la puerta abierta a una posible acción colectiva, o aislada, contra Gran Bretaña. Esto no llegó a concrear más allá de generalizadas expresiones de encendida solidaridad y apoyo diplomático, incluyendo, en algunos casos, ofrecimientos de eventual ayuda militar.

El antiguo imperio contraataca:

La reocupación de las Islas Georgias el sábado 26 de abril de 1982, por la Task Force, hacía prever prontas acciones sobre el objetivo principal de las Malvinas: Puerto Argentino. En efecto, el día 1º de mayo de 1982, el Reino Unido intentó una maniobra aeronaval para obtener una victoria rápida sobre la guarnición argentina.

Hacia el conflicto armado:

Las Fuerzas Armadas argentinas fueron compelidas al conflicto armado sin tiempo alguno de preparación. No se hizo una campaña organizada para esclarecer nuestra posición, antes, durante, ni después de la batalla. Lo inesperado de la reacción británica hizo necesario improvisar la presentación de nuestro punto de vista ante el concierto mundial, no se pudo explicar debidamente el origen del conflicto, ni la causa por la cual la Argentina reivindicaba sus territorios ocupados.

No habíamos explicado al mundo que en las islas Malvinas la población vivía aceptablemente con la ayuda argentina a partir del Acuerdo de Comunicaciones suscrito en 1971, el cuál tuvo su mayor sustento en los servicios aéreos suministrados por la FAA.

A pesar de la rápida escalada del conflicto, la República Argentina se mantuvo fiel a sus valores occidentales e ignoró proposiciones de apoyo de miembros del bloque oriental. Evitó entrar en movimientos pendulares, período durante el cual la diplomacia occidental no encontró solución viable, con excepción de los intentos del presidente peruano, Fernando Belaúnde Terry y de la señora Jean Kirkpatrick representante de los Estados Unidos en la ONU. El frente interno de ambos países reaccionó en apoyo de sus gobiernos en forma casi total. Como se esperaba, por nuestra falta de experiencia de guerra, en el transcurso de esas semanas se agotó la tendencia y el apoyo del pueblo argentino se volvió tibio primero y se diluyó después.

Armamento inglés capturado en la Operación Rosario:

La hora prevista originalmente para iniciar la operación fue demorada. Por lo tanto, el Hércules C-130H TC-68, comandado por el comodoro Beltramone, despegó hacia Malvinas a las 05:15 hs, trasladando al GOE, al Estado Mayor del Componente Aéreo del Teatro de Operaciones Malvinas (EMCATO), un Elemento Control Transporte Aéreo y el material para establecer una terminal de cargas en la nueva unidad aérea de combate. El Hércules TC-68 se mantuvo en vuelo por espacio de una hora, orbitando al este de la pista de Stanley, mientras ésta era despejada de los obstáculos y, previo aviso, aterrizó a las 08:45 hs, con los elementos que constituían el embrión de la BAM Malvinas que, pese a haber sido el primer blanco seleccionado por el enemigo, reconociendo su importancia vital para el sostenimiento de la guarnición argentina en las islas, resistiría cuarenta y cinco días bajo el fuego aéreo y naval y mantendría su capacidad operativa hasta el último día. El GOE ocupó el aeropuerto y procedió a revisar sus distintas instalaciones. Verificada la ausencia de elementos que pudieran constituir riesgos para el personal y material, fue entregando las dependencias a los encargados de establecer los servicios generales para el funcionamiento del aeropuerto y los especiales que permitirían el control del espacio aéreo y de las aeronaves en operación en el ámbito de Malvinas. El GOE permaneció en la base para proporcionarle seguridad y defensa, hasta que fue relevado por una compañía específica, destacada al efecto desde la I Brigada Aérea. Siguiendo escalonadamente al primer Hércules, se trasladó desde Comodoro Rivadavia al Estado Mayor de la IX Brigada de Infantería, la masa del RI 25, y la Compañía de Ingenieros 9, con el resto de los Hércules C-130H y los Póquer F-28, ese mismo 2 de Abril, antes del mediodía.

De acuerdo con lo planificado por la conducción política, evacuó en los vuelos de regreso al continente al personal del BIM 2, relevado a las 14:00 hs por el RI 25, el que quedó a cargo de la seguridad en Malvinas, actividad que cumplió hasta que fue relevado, a su vez, el 7 de Abril de 1982. Asimismo, se trasladó a Comodoro Rivadavia al gobernador Rex Hunt, su familia y comitiva y a los Royal Marines británicos, todos los cuales fueron reembarcados en un Boeing B-707 que despegó de Comodoro Rivadavia a las 23:40 hs, con destino al aeropuerto de Carrasco en la República Oriental del Uruguay.

Disposición de fuerzas en la Operación Rosario

En la guerra de Malvinas, el texto de la Convención de Ginebra tuvo, por parte de los protagonistas diferentes interpretaciones.

La Argentina no utilizó bombas Napalm, a pesar de disponer de ellas, por considerarlas excesivamente cruentas, mientras que la aviación británica utilizó indiscriminadamente bombas antipersonales BL-755 o Beluga, que pueden entrar en una clasificación similar.

La recuperación:

La Fuerza de Tareas Anfibia 40 entró en acción el 2 de abril. Debió realizar una redistribución de las tareas de sus elementos de combate, por las siguientes razones:

La pérdida de la sorpresa ante la detección de los movimientos navales.

La destrucción de un helicóptero Puma del Ejército al romperse las trincas que lo sujetaban en el rompehielos ARA Almirante Irizar.

Las obstrucciones en la pista.

La instalación de ametralladoras en el sector.

A las 07:00 hs fue ocupado el aeropuerto, que se encontraba obstruido para el aterrizaje con máquinas viales y vehículos volcados. El proceso de remoción pudo hacerse sin oposición activa. La tarea, realizada por una Sección de la Compañía C del Regimiento de Infantería 25, con el apoyo de una Compañía del BIM 2, fue esforzada y, a las 07:30 hs estaba finalizada. Horas antes, en las primeras de la madrugada del 2 de Abril, la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia, tenía un movimiento inusitado. En la plataforma de la unidad se hallaban estacionados 3 Hercules C-130H y 2 Fokker F-28. Poco después de la 01:00 arribaron otro Hercules C-130H y un Hercules KC-130H. A las 00:00 hs comenzaron a ingresar a la unidad aérea los efectivos del Ejército que serían transportados a Malvinas: el RI 25 del Ejército, a cargo del Coronel Seineldín, la Compañía de Ingenieros de Combate 9 y elementos del Comando de la IX Brigada de Infantería.

A las 04:00 hs comenzó el embarque del personal y el material. Se iniciaba así, la ejecución de la fase Asalto de la Orden de Operaciones Aries 82.

Armamento inglés capturado en la Operación Rosario

La hora prevista originalmente para iniciar la operación fue demorada por los ya citados obstáculos sobre la pista de Stanley y la redistribución de tareas en la operación de recuperación de las islas. Por lo tanto, el Hércules C-130H TC-68, comandado por el comodoro Beltramone, despegó hacia Malvinas a las 05:15 hs, trasladando al GOE, al Estado Mayor del Componente Aéreo del Teatro de Operaciones Malvinas (EMCATO), un Elemento Control Transporte Aéreo y el material para establecer una terminal de cargas en la nueva unidad aérea de combate. El Hércules TC-68 se mantuvo en vuelo por espacio de una hora, orbitando al este de la pista de Stanley, mientras ésta era despejada de los obstáculos y, previo aviso, aterrizó a las 08:45 hs, con los elementos que constituían el embrión de la BAM Malvinas que, pese a haber sido el primer blanco seleccionado por el enemigo, reconociendo su importancia vital para el sostenimiento de la guarnición argentina en las islas, resistiría cuarenta y cinco días bajo el fuego aéreo y naval y mantendría su capacidad operativa hasta el último día.

El GOE ocupó el aeropuerto y procedió a revisar sus distintas instalaciones. Verificada la ausencia de elementos que pudieran constituir riesgos para el personal y material, fue entregando las dependencias a los encargados de establecer los servicios generales para el funcionamiento del aeropuerto y los especiales que permitirían el control del espacio aéreo y de las aeronaves en operación en el ámbito de Malvinas. El GOE permaneció en la base para proporcionarle seguridad y defensa, hasta que fue relevado por una compañía específica, destacada al efecto desde la I Brigada Aérea. Siguiendo escalonadamente al primer Hércules, se trasladó desde Comodoro Rivadavia al Estado Mayor de la IX Brigada de Infantería, la masa del RI 25, y la Compañía de Ingenieros 9, con el resto de los Hércules C-130H y los Fokker F-28, ese mismo 2 de Abril, antes del mediodía. De acuerdo con lo planificado por la conducción política, evacuó en los vuelos de regreso al continente al personal del BIM 2, relevado a las 14:00 hs por el RI 25, el que quedó a cargo de la seguridad en Malvinas, actividad que cumplió hasta que fue relevado, a su vez, el 7 de Abril de 1982. Asimismo, se trasladó a Comodoro Rivadavia al gobernador Rex Hunt, su familia y comitiva y a los Royal Marines británicos, todos los cuales fueron reembarcados en un Boeing B-707 que despegó de Comodoro Rivadavia a las 23:40 hs, con destino al aeropuerto de Carrasco en la República Oriental del Uruguay. El Comando Aéreo Estratégico ordenó el 2 de Abril el despliegue a Malvinas de una escuadrilla de Pucará, de la III Brigada, que había arribado el día anterior a Río Gallegos. A las 16:00 hs, aterrizaron en Puerto Argentino los primeros aviones de combate: 4 Pucará despegados de Río Gallegos a las 14:00 hs. Su tarea era ejecutar las operaciones aéreas que le fueran ordenadas por el comandante del Componente Aéreo Teatro de Operaciones Malvinas, en el área de las islas. La seguridad de Puerto Argentino quedó a cargo de la Compañía de Policía Militar 181 que arribó el día 3 de Abril de 1982, transportada en el Hércules C-130H TC-64. Las operaciones predispuestas en el plan Aries 82 se estaban cumpliendo sin mayores dificultades y para el día 4 de Abril, estaban completadas. Pero la situación político-estratégica había variado y los requerimientos que se sucedieron, incrementaron el esfuerzo del transporte aéreo en una magnitud insospechada al inicio de las operaciones. La resolución de la junta ahora era disuadir al gobierno británico de intentar la recuperación de las islas por la fuerza, ante el posible costo económico, político y militar que la empresa le podría ocasionar. Pero esta alternativa había sido expresamente descartada sin ser evaluada por ningún organismo especializado de planificación, de modo que las órdenes provinieron directamente del máximo nivel de conducción nacional. Sin embargo, a esta altura de los acontecimientos la FAA ya había elaborado dos planes que esperaban la firma de sus comandantes: el plan Mantenimiento de la Soberanía y el Caburé Azul y Blanco; además, tenía en borrador la apreciación de situación del transporte aéreo. Era imposible avanzar en este plan porque, si bien se intuía cuál sería la reacción de la Junta de Comandantes en Jefe en el caso de que Inglaterra no aceptara el hecho consumado de territorio en disputa ocupado por la Argentina, no se podía cuantificar los medios que ordenaría trasladar a Malvinas. Por esta razón se previó la creación del Comando Conjunto de Transporte y del Comando Aéreo de Transporte, los que tendrían la enorme responsabilidad de planificar sobre la marcha.

Días previos al conflicto

A mediados de 1981, por medio de una carta semioficial, el Sr. Ridley comunicó a su colega argentino que el gobierno británico había decidido congelar las negociaciones. Esto demostraba que “estábamos peligrosamente cerca de la inevitable transformación del diálogo a la confrontación”. Es decir, que el gobierno británico del Partido Conservador, encabezado ahora por su Primer Ministro, Margaret Thatcher y su Canciller Lord Carrington; eran ya conscientes de la “inminencia de la confrontación”. No era así de nuestro lado. El Gobierno del proceso, entretenido en su propia sucesión, no intuía esta posibilidad, hasta que al final del año la Armada, comenzó a alertar sobre los síntomas. El que tomara la iniciativa sería rotulado como agresor.

Para la estrategia británica era indispensable que ese rol sea ocupado por la Argentina. Así ellos podrían reaccionar militarmente “con todos los recursos de la Royal Navy” tal como lo tenían previsto desde 1976 y demostrando nuestro patriotismo, desligarse de la tutela de la ONU, actuar en propia defensa y construir su Falkland Fortress. Tal fortaleza liquidaría por completo nuestros reclamos de soberanía. Ya desde 1976 Argentina, por medio de su Armada, habían instalado la Estación científica “Corbeta Uruguay”, en Thule.

En 1981, la misma Fuerza, tenía previsto la instalación de una nueva Base Científica en Puerto Leith ( Islas Georgias del Sur) a concretarse en el invierno de 1982 cuando la delegación de BAS (British Antartic Survey) abandonara Grytviken. A esta maniobra la denominaron “Operación Alfa”.

El Canciller Nicanor Costa Méndez, se enteró recién el 15 de marzo de 1982 de dicha operación y se mostró contrario a su realización por este motivo la Junta Militar del PRN la suspendió hasta que el Ministro de RREE estableciera que la situación diplomática permitiera llevarla a cabo. Por otro lado, sin estar al tanto de estas maniobras oficiales, el empresario Constantino Davinoff, -quien había visitado Puerto Leith ( Isla San Pedro) el 20 de diciembre de 1981 como pasajero del Buque de Transporte Navales Almirante Irizar, para inspeccionar unas instalaciones balleneras abandonadas que había adquirido- arribaba el 19 de marzo de 1982, en un segundo viaje a bordo del ARA Bahía Buen Suceso con 41 técnicos y obreros civiles, nuevamente a Puerto. Leith, donde se encontraban dichas instalaciones.

Lo que no sabía la Argentina era que aquella primera visita de Davidoff a Pto. Leith había provocado la reacción del Gobernador de Malvinas, Rex Hunt, ante el Foreing Oficce, lo que había alertado al gobierno británico de tal situación.

Los ingleses que conocían nuestros secretos, podrían fabricar por lo tanto el detonante que nos hiciera perder la calma.

Por lo tanto, no esperaron esa próxima vez, el 19 de marzo de 1982, en Puerto Leith ( Islas Georgias) a donde llegada Davinoff con sus hombres para comenzar el desagüe, con la autorización de la embajada británica en Argentina y habiendo cumplido con todas las exigencias legales acordadas en la Reglamentación de la Declaración de Buenos Aires.

La reacción argentina. Ante la descomedida actitud inglesa en Georgias por el desembarco de los chatarreros, nuestro gobierno de entonces ordenó considerar seriamente el empleo de la “alternativa militar”, la cual proveía de una acción militar de envergadura, que se venía gestando desde enero de 1982 como una hipótesis de conflicto, en caso de que fracasaran las negociaciones previstas, en Nueva York para febrero de 1982.

Este plan argentino, elaborado con las máximas precauciones de seguridad, por una “Comisión de trabajo” militar fue titulado Plan de Campañas Esquemático y diseñaba la operación militar necesaria para recuperar las Islas Malvinas, pero no para mantenerlas en caso de que reaccionara militarmente el Reino Unido.

Consistía en una operación principalmente Anfibia (Responsabilidad ARA) y una secundaria de Aerodesembarco, (responsabilidad de FAA) y luego de la instalación de un gobierno militar asistido por una pequeña fuerza de ocupación con funciones militares (Responsabilidad del EA) con el Objetivo político de ocupar para negociar.

Se suponía que ante los hechos consumados, se lograría, en las Naciones Unidas u otro foro similar, acorralar a Gran Bretaña para provocar que se finalizara la negociación.

La recomendación estratégica claramente expresada de este plan consistía en que “la operación no debía ejecutarse antes del 15 de mayo”. Ello se debía a que cualquier reacción metropolitana de Gran Bretaña no podría arribar a Malvinas antes del 5 de junio y para entonces un desembarco anfibio británico sería imposible, debido a la llegada del crudo invierno.

Los planificadores británicos también estaban convencidos de que no podrían desembarcar en Malvinas y llegar a Puerto Stanley después del 10-15 de junio, por lo tanto era necesario que Argentina adelantara la fecha de “recuperación” al 1-2 de abril de 1982. Así ellos tendrían tiempo, de efectuar el asalto anfibio de rigor antes de que el invierno llegara.

Esta anticipación de nuestra fecha, es unos de los principales argumentos para demostrar que el gobierno británico conocía al detalle nuestros planes y que manejó el incidente de los chatarreros en Georgias para hacerlos “abortar” y así ajustar a sus necesidades la iniciación de nuestra recuperación de Malvinas.

Cronología del conflicto:

2 de abril: El desembarco: Las Fuerzas conjuntas argentinas ponen pie en las islas. El desembarco se hace sin ocasionar bajas a los británicos ni a los Kelpers. En los enfrentamientos se produce la primera baja de las fuerzas conjuntas, cae abatido por fuego enemigo el infante de marina Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino. Gran Bretaña alerta a su Flota y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decide tratar la cuestión. En la Plaza de Mayo se realiza un acto popular de adhesión a la recuperación de las Malvinas, el presidente Galtieri da un mensaje al país.
3 de Abril: La "Task Force": Oficialmente se informa que las Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur están bajo soberanía Argentina. Londres advierte que se aplicarán sanciones económicas y resuelve el envío de la Task Force (fuerzas de tareas), en acción punitiva, al Atlántico Sur. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprueba la Resolución 502, que exige el retiro argentino de las islas y la iniciación de negociaciones. Votan a favor de la resolución en contra de la Argentina: EE.UU., Francia, Guayana, Irlanda, Japón, Jordania, Togo, Uganda, Zaire, y Gran Bretaña. Se abstuvieron: Unión Soviética, China, Polonia y España. En contra sólo votó Panamá. El General Mario Benjamín Menéndez es nombrado Gobernador Militar de las Islas Malvinas y se pide una sesión extraordinaria de la OEA.
4 de Abril: La Ocupación de Georgias: Fuerzas argentinas ocupan las islas Georgias y se anuncia oficialmente el hecho. Se producen tres (3) bajas propias.
5 de Abril: Solidaridad Peruana: La acción argentina provoca la renuncia del canciller inglés, lord Carrington. La escuadra británica parte de su apostadero en Portsmouth. La Comunidad Económica Europea respalda la decisión inglesa de aplicar sanciones económicas a la Argentina, y el Perú define su posición decidida en favor de la Argentina.
6 de Abril: Haig y Costa Méndez: Designado por el presidente Reagan para interceder en el conflicto, el General Alexander Haig conferencia con el Canciller Argentino, Nicanor Costa Méndez, en Washington.
7 de Abril: Bloqueo y convocatoria: Viaja Haig a Londres, y los ingleses disponen el bloqueo naval hasta 200 millas de las Malvinas. La Argentina convoca a sus reservas y Costa Méndez regresa a Buenos Aires.
8 de Abril: Intransigencia: Alexander Haig se entrevista con Margaret Thatcher, quien se muestra intransigente. Argentina crea un puente aéreo para aprovisionar a las tropas destacadas en las Malvinas. Se anuncia que la fuerza naval inglesa navega a la altura de las Islas Azores.
10 de Abril: Haig con Galtieri: El Presidente Galtieri mantiene una reunión con Haig, recién llegado de Londres, mientras tanto se lleva a cabo otra manifestación popular de apoyo a la recuperación de las Islas Malvinas. Galtieri, desde los balcones de la Casa Rosada, dirige la palabra a los manifestantes.
11 de Abril: No a la solución y reflexión Papal: Mientras se anuncia que las conversaciones no han llegado a solución alguna, Juan Pablo II exhorta a ambos países a deponer actitudes extremas. Haig regresa a Londres. Costa Méndez afirma que el diálogo prosigue.
12 de Abril: Bloqueo: Telefónicamente Haig comunica a Costa Méndez, desde Londres, que Gran Bretaña es irreducible. De madrugada, las naves de la Task Force bloquean las islas, en tanto la Flota de Mar Argentina permanece en sus apostaderos.
14 de Abril: Posible salida: Mientras Galtieri comunica telefónicamente a Reagan que existe disposición para encontrar una salida pacífica, Haig regresa a Buenos Aires desde Londres. Allí la actuación de Thatcher recibe el respaldo de la Cámara de los Comunes.
17 de Abril: Más conversaciones: Entre tanto, en Buenos Aires prosiguen las conversaciones de Haig y autoridades nacionales, sin conclusión positiva.
19 de Abril: El TIAR: Costa Méndez anuncia el pedido de aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) ante la OEA y Haig regresa a los Estados Unidos.
20 de Abril: Los Cancilleres: Por 18 votos a favor y tres abstenciones logra la Argentina la convocatoria para una reunión de Cancilleres americanos.
22 de Abril: Inspección: Galtieri procede a inspeccionar las tropas acantonadas en Malvinas.
25 de Abril: Ataques Británicos: Marinos Británicos retoman las Georgias del Sur. 190 prisioneros capturados. Se accidentan dos helicópteros Wessex británicos. El teniente de navío Alfredo Astiz, al mando de los efectivos, firma la rendición, sin haber opuesto resistencia.
26 de Abril: La Respuesta: Hasta la última capacidad defensiva estarán dispuestas para el combate, informa la Junta Militar.
30 de Abril: Los hostiles: Las autoridades argentinas disponen que las aeronaves y buques británicos sean considerados "hostiles". En forma accidental, en Caleta Olivia cae un helicóptero del Ejército Argentino, donde perecen 10 militares.
1 de mayo: Primer ataque aéreo: Se comienzan a conocer a través de informes del Estado Mayor Conjunto las acciones bélicas en el Atlántico Sur. La aviación británica ataca en cuatro ocasiones a Puerto Argentino, helicópteros británicos operan contra Puerto Darwin. Desde las fragatas británicas cañonean Puerto Argentino. Los intentos de desembarcos fueron rechazados por fuerzas argentinas. Una fragata inglesa resulta averiada y cinco aviones Harrier destruidos. La clase 1961 es convocada. El presidente Galtieri, en un discurso dirigido al país, recalca que la Argentina "responderá al ataque".
2 de mayo: El hundimiento del crucero ARA General Belgrano Fuera de la zona de exclusión declarada por los británicos, el submarino atómico inglés Conqueror hunde al Crucero ARA General Belgrano, con un saldo de 323 víctimas entre desaparecidos y muertos. El aviso sobral también atacado, informa que varios tripulantes murieron. Posteriormente se informó que fueron ocho, entre ellos el capitán de la nave.

A continuación el relato del comandante del Conqueror del hundimiento del Belgrano:

"(...)Entré en mi zona de patrullaje , entre las relativamente poco profundas aguas de Burdwood Bank, al sur de las Falklands y las islas de los estados, al sudeste del territorio continental argentino, el 30 de abril. Una de las primeras misiones de un submarino entrando en una nueva zona de patrullaje es establecer las condiciones medioambientales y al alcance de los sonares pasivos.

Al poco tiempo de establecer la patrulla hicimos contacto por sonar con un grupo de barcos hacia el Oeste. Estaba seguro de que estaban a larga distancia y como había muy poco tráfico en la zona decidí acercármeles para establecer contacto visual. El contacto del sonar era constante, 50 millas al este de las islas de los Estados, como si quien quiera que fuese estuviera esperando por algo.

Más tarde antes del mediodía del primero de mayo, retorné a profundidad de periscopio y vi cuatro barcos, los cual identifiqué como el crucero Belgrano con sus dos escoltas, Hipólito Bouchard y Piedrabuena, en proceso de reabastecerse de un buque tanque.

Las normas de combate eran específicas: yo sólo podía atacar buques de guerra si entraban en la zona marítima de exclusión, lo cual estaba a cierta distancia hacia el Este. Fue así como tomamos un ruta en torno del grupo de modo de colocarnos en una posición de seguimiento.

Seguimos al grupo del Belgrano durante 30 horas, todo ese día y esa noche, continuamos el envío regular de reportes mientras ellos se dirigían constantemente en dirección sudeste y luego este, evitando la zona marítima de exclusión por unas 25 millas y conduciendo en simple zigzag, pero dirigiéndose hacia los poco profundos bancos de Burdwood Bank.

En los momentos tranquilos, mientras descansaba en mi cabina, me puse a considerar las siguientes movidas. Éramos el primer submarino en mantener contacto con unidades enemigas y, si bien no me permitían atacar, no tenía dudas de que aquellos en la jerarquía en el Reino Unido debían darse cuentas de las implicancias tácticas de lo que estaban haciendo y formarse la conclusión de que seria militarmente prudente atacar a esas unidades antes de que estas atacaran a nuestra Task Force.

También consideré cómo atacaría cuando llegara el momento, si es que llegaba, de modo de que tuviera todo claro en mi mente. Decidí que atacaría el crucero intentando llegar a unos 1800 metros de él, arrojaría los viejos torpedos M8 porque tienen cabezas más grandes y, por lo tanto, nos darían una mejor chance de penetrar la estructura de metal y las cabinas antitorpedeo, todo en buen estilo de la Segunda Guerras Mundial. Si hubiera podido todavía usar mi segunda opciones de misiles Tigerfish, planeaba atacar tan pronto entraran en la zona de exclusión y antes de que yo tuviera que reducir la velocidad para entrar en la zona de aguas poco profundas.

Esto, sin embargo, no ocurriría . A las 8 del 2 de Mayo, la situación vario. Ellos cambiaron de pronto su curso hacia el Oeste y comenzaron a emprender otro zigzag, en una forma aparentemente sin sentido.

En ese momento se dieron cuenta en casa (Gran Bretaña) de que si el grupo del Belgrano descuida hacer una rápida incursión en la zona de aguas bajas, no podríamos seguirlos a tiempo y ellos podrían ponerse en alcancé para lanzar exocet a los buques Hermes e invisible antes de que pudiéramos tomar una acción para impedirlo. En las primeras horas de la tarde, eventualmente, recibí una señal del comando central de la flota, permitiéndome atacar todo buque de guerra argentino fuera de las agua territoriales argentinas. En pocas palabras, al grupo que estaba siguiendo.

Pasé más de dos horas tratando de alcanzar una posición de ataque sobre la porta babor del crucero, el lado opuesto a sus dos escoltas. Aún era de día. La visibilidad era variable. Llegamos a estar a menos de 1800 metros. Insistí en ir varias veces a la superficie para echar un vistazo, pero cuando estábamos a profundidad de periscopio tenia que reducir la velocidad, así que estábamos perdiéndolos.

Finalmente tuve que ir en profundidad y correr rápido para alcanzarlos. Hice esto cinco o seis veces.

Eventualmente llegamos a la posición. Creo que los escoltas temían un ataque del Norte cuando, en realidad, nosotros estábamos al Sur. El ataque fue a profundidad de periscopio, haciendo contacto visual. Disparamos tres misiles Mark 8 a las 18.57, a una distancia de 1200 metros. Los disparos fueron a intervalos cortos. La finalidad no era tocarlos con los tres misiles en un mismo lugar, si no crear una cobertura, de modo de salvar cualquier error de disparo.

Escuchamos correr a los torpedos gracias al teléfono subacuatico y más tarde escuchamos la explosión. Embocamos con dos de los tres. Todavía estábamos a profundidad de periscopio. Recuerdo ver una bola de fuego naranja en línea con el principal mástil, justo fuera del centro del objetivo, y poco después de una segunda explosión creí haber visto una eclosión de agua, fuego y desechos lanzados hacia delante.

Un enorme vitoreo salió de la sala de control; solo entonces me di cuenta de cuánta gente se había agolpado para escuchar. Mi pensamiento inmediato fue emprender la evasión.

Tras el ataque , sentía al mismo tiempo alivio y excitación por haber sido exitoso. No había tenido dudas de nuestra capacidad, especialmente porque habíamos pasado numerosas coacciones en practicas. Aun así, sentí cierta dosis de alivio al ver que mi equipo había realizado su misión en forma correcta.

Después sentí bastante tristeza por la perdida de vidas. No sabia cuantos habían sido afectados, pero presumía que él numero era considerable. Pero yo estoy persuadido de que hicimos lo justo lo que nos invitaron a hacer y no tendría duda en volver a hacerlo."

4 de Mayo: Hundimiento del HMS Sheffield: Nuevas incursiones aéreas de los ingleses sobre Puerto Argentino y Puerto Darwin. Aviones navales argentinos Súper Etendard, equipados con misiles Exocet, atacan al destructor inglés Sheffield, hundiéndolo, 20 muertos. Sea Harrier derribado sobre Goose Green.
5 de Mayo: Condena: El delegado argentino ante las Naciones Unidas, Eduardo Roca, condena severamente a los Estados Unidos por su apoyo a Gran Bretaña. Se acepta la intervención del organismo como mediador.
6 de mayo: Paso previo: La U.N. propone, como paso previo a la iniciación de las conversaciones, el retiro de las fuerzas de ambos países del archipiélago. Al día siguiente Londres amplia el bloque naval a sólo 12 millas del litoral marítimo argentino.
9 de Mayo: Es hundido el pesquero argentino "Narwal" por la aviación inglesa, quienes también atacaron con cohetes y ametrallaron a las embarcaciones de salvamento. 1 muerto y 13 heridos.
10 de Mayo: Exclusión : Gran Bretaña decreta una zona de exclusión aérea alrededor de la isla Ascención, equivalente a 100 millas náuticas.
12 de Mayo: Desde Southampton: Parten, a bordo del trasatlántico Queen Elizabeth, 3000 soldados británicos hacia el Teatro de Operaciones, entre ellos, un regimiento de "gurkas". Aviones argentinos causan averías a dos fragatas, con pérdidas de dos máquinas y un helicóptero inglés.
14 de Mayo: Regreso: Llegan a Buenos Aires los 189 argentinos capturados en las Georgias. Entre ellos, los trabajadores cuya presencia en el archipiélago generó el enfrentamiento. Ataque nocturno británico en las islas: 11 aeronaves argentinas destruidas en tierra.
15 de Mayo: Embarcaciones británicas cañonean Puerto Calderón, isla de Borbón, afectando a diez aviones argentinos.
16 de Mayo: Acción aérea: Como consecuencia del ataque aéreo británico a barcos mercantes argentinos, resulta hundido el "Río Carcarañá" y averiado el "Bahía Buen Suceso". Nuevos ataques aéreos a Isla Soledad.
17 de Mayo: Por una semana más renueva las sanciones la Comunidad Económica Europea.
19 de Mayo: Misa concelebrada: Mientras los ingleses persisten en el hostigamiento aéreo y con unidades de superficie, el Sumo Pontífice convoca a Cardenales Argentinos y Británicos a concelebrar una misa por la paz.
20 de Mayo: Fracaso: Javier Pérez de Cuellar, Secretario General de la ONU, anuncia que sus gestiones en favor de la Paz resultaron inútiles. El Gobierno peruano presenta una propuesta, que también fracasa. Un Sea King de la Marina británica en “misión secreta” se estrella cerca de Punta Arenas, Chile.
21 de Mayo: Cabecera de Playa: Luego de sufrir daños de magnitud en cuatro fragatas y el hundimiento de la Fragata Ardent (22 muertos), perder tres aviones Harrier y dos helicópteros, los británicos logran establecer una cabecera de playa en Puerto San Carlos.

22 de Mayo: Es abatido un Harrier en Puerto Darwin.
23 de Mayo: Ataque Argentino: Renovados ataques aéreos, con un avión argentino derribado y con pérdidas navales para los ingleses. El día 25 se retiran y se logra el hundimiento de un destructor y un transporte de tropas británico.
24 de Mayo: Es hundida la fragata británica Argonaut. Muere un experto en explosivos al intentar desactivar una bomba que había quedado sin explotar dentro de la Antelope . Los 175 tripulantes abandonan la embarcación.
25 de Mayo: Aviones argentinos averiaron a tres fragatas misilísticas y al transporte pesado "Atlantic Conveyor", el cual se hunde seis días después, 12 muertos. Es bombardeado el destructor "Coventry" con un saldo de 19 británicos muertos. La aviación inglesa ataca Puerto Argentino, pierde tres Harrier.

27 de Mayo: Regresan a Inglaterra 263 sobrevivientes del hundido HMS Sheffield.

28 de Mayo: Reclamo Papal y avance inglés: Un encendido reclamo por una paz justa y honrosa formula Juan Pablo II en Londres, durante su visita. Mientras tanto, las tropas inglesas, engrosadas por nuevos contingentes, cuatro regimiento con un total de 3800 hombres, avanzan sobre Darwin y Pradera del Ganso. Por otra parte, durante una Reunión Del TIAR quedó aprobada una resolución favorable a la argentina.
30 de Mayo: Se informa que la aviación argentina, después de un intenso operativo consigue averiar al portaaviones "Invencible". Londres no confirmó nunca la información.

31 de Mayo: 2 Skyhawk argentinos derribados. Termina de hundirse el Atlantic Conveyor, alcanzado el 25 de Mayo por un misil Exocet.
2 de Junio: Combates, resolución y fracaso: Las gestiones de paz de la ONU volvieron a fracasar. Avanzadas británicas se encuentran a 20 kilómetros de Puerto Argentino y el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas aprobó la resolución 505, que designa mediador a Pérez de Cuéllar. Tropas británicas toman Monte Kent.
3 de Junio: Con los No Alineados: En la Habana, ante los representantes de los No Alineados, el Canciller Costa Méndez pronuncia un discurso.
4 de Junio: Veto: Un nuevo proyecto de cese del fuego es vetado en las Naciones Unidas por los Estados Unidos y Gran Bretaña.
8 de Junio: Desembarco rechazado: La Fuerza Aérea Argentina rechaza un intento de desembarco inglés en Fitz Roy y Bahía Agradable. Son hundidos la fragata Plymouth y los transportes de tropas Sir Galahad y Sir Tristán.
11 de Junio: Llega el Papa: Para convocar a una unión por la paz llega Juan Pablo II a la Argentina, en medio de una fervorosa manifestación. Regresa a Southampton el 'Queen Elizabet 2' transportando 700 sobrevivientes de los hundidos HMS Coventry, HMS Ardent y HMS Antelope.
12 de Junio: Ataque al HMS Glamorgan: Mediante el uso del ITB es alcanzado el HMS Glamorgan, 13 muertos. Las tropas inglesas avanzan hacia Puerto Argentino en búsqueda de la batalla final, tomando 400 prisioneros.
13 de Junio: Penetración: Las fuerzas británicas penetran las defensas argentinas. En Buenos Aires, por la noche, al saberse el epílogo de la lucha, se realizó una manifestación solicitando la "no-rendición".
14 de Junio: Alto el fuego: . En Buenos Aires, al tomar conocimiento de los hechos, en horas de la noche se realiza una manifestación en rechazo a la rendición, en la que se produjeron desmanes y fue reprimida por la policía.

Desde la firma del Acta de Rendición el 14 de junio de 1982, como resultado del conflicto armado, la situación político-jurídica con el Reino Unido por la posesión del Archipiélago y sus adyacencias no ha variado sustancialmente. Nuestro país ha continuado sosteniendo inveteradamente en todos los foros internacionales sus derechos a la soberanía de dichos territorios y su intención de reanudar las negociaciones bilaterales; pero las mismas se ven trabadas, dado que el gobierno inglés se mantiene inflexible en su posición de no avenirse a tratativas que estén condicionadas por la Argentina a la cuestión de la soberanía, a la vez que se afirma en su conocida tesis de que el futuro de las islas debe ser resuelto por los isleños.

Si existe tanto jurídicamente como históricamente una propiedad cuya pertenencia nunca pudo discutirse, esa ha sido es y será el derecho nacional sobre las Islas Malvinas, nuestras Malvinas... En plena concreción de la gesta viril de su recuperación, cuando aún asombrado el cielo azul y austral ve ondear orgulloso a nuestro pabellón celeste y blanco. Pondera con orgullo las glorias históricas pero reconocer los fracasos y errores cometidos, contribuye a fortalecer un sentimiento honesto de autoestima, y nos permite recoger una valiosa experiencia para cuidar y mejorar los beneficios que convienen a nuestra convivencia nacional. Es una responsabilidad insoslayable que compete a todas las generaciones. Nuestras Malvinas no son óptimas. Pero son nuestras. ¿Qué haremos por ella?. Es nuestro turno.

Apoyo de Estados Unidos a Gran Bretaña

La balanza se inclina, mas aún, a favor de Gran Bretaña cuando recibe el apoyo de Estados Unidos, quien le facilita:

1- Información satelital de las posiciones argentinas.

2- Información “secreta” de las operaciones navales realizadas en forma conjunta entre las Armadas argentina y norteamericana, denominadas “UNITAS”, donde se le suministró a Gran Bretaña todos los movimientos en guerra submarina y antisubmarina que podría desplegar la Argentina, neutralizando así a nuestra flota.

3- Provisión de sofisticados armamentos, el más importante es el misil agua- aire denominado “SIDEWINDER”, con una efectividad de tiro del ciento por ciento. Ello obligó a los aviadores argentinos a volar a muy baja altura para evitar la detección de los radares ingleses, ya que ser descubierto era letal. Muchas de las bombas arrojadas por los pilotos argentinos no explotaron por esta razón, al no tener tiempo suficiente por su espoleta de retardo. Un libro elaborado por la Fuerza Aérea Española - neutral en el conflicto - “Malvinas testigo de batallas” afirma que si todas las bombas depositadas por los argentinos en la flota inglesa hubieran explotado, las tres cuartas partes de la misma hubieran sido hundidas, con lo cual el resultado del conflicto hubiera sido distinto.

4- Apoyo político a Inglaterra y embargo económico a la Argentina.

5-Si bien la Isla “Ascensión” estaba bajo administración norteamericana, es en realidad de propiedad inglesa bajo arriendo de los EE.UU. Pero la facilidad en su utilización por los ingleses habla a las claras de cuál era el aliado norteamericano.

6-Olvido del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que obligaba a sus firmantes a defenderse recíprocamente ante la agresión de cualquier potencia extra- continental. 31 de Mayo al 14 de junio de 1982- En los últimos días del mes de mayo se produce el desembarco inglés en el estrecho San Carlos. Las fuerzas argentinas no atacan a las fuerzas de desembarco inglesas, lo que podría haber causado enormes daños a las mismas. Se suceden hasta el 14 de junio intensos combates, donde los británicos aprovechan el dispositivo estático de las tropas argentinas, atacando cada posición nacional con enorme superioridad numérica, aprovechando sus numerosos helicópteros y artillería móvil. A lo largo de 92 Km de terreno de montaña - distancia que separa a San Carlos de Puerto Argentino- realizan ataques y retrocesos con inmensa cantidad de bajas en sus tropas regulares y especiales. Los soldados argentinos, tan depreciados en su propia Patria, son reconocidos como encarnizados combatientes por el propio comandante de las fuerzas terrestres inglesas, Gral. Julián Thompson, testimonio que puede revivirse en su libro “No Picnic”. Sin embargo, la decisión del Gral. Menéndez- Gobernador político y militar de las Islas designado por el gobierno argentino- de no movilizar tropas de refuerzo a las posiciones atacadas y concentrar la mayor parte en Puerto Argentino cerca de su resistencia, hace que de cada una de las posiciones defensivas se enfrente solitariamente con el enemigo, hasta que se produce la caída de Puerto Argentino, el 14 de junio de 1982.

El desenlace.
Al mismo tiempo que el Papa elevaba sus súplicas por la concordia y la paz ante inmensas multitudes, recrudecía en las Malvinas la lucha después del desembarco británico en diversos puntos de sus territorios.
El día 14 de junio las fuerzas británicas presionaban con una manifiesta superioridad en armamentos y en efectivos humanos, en las afueras del Puerto Argentino, capital malvinense.
Al promediar la tarde de ese día el Estado Mayor Conjunto argentino dio a conocer el Comunicado 163, cuyo texto decía: "El Estado Mayor Conjunto comunica que el comandante de la fuerza de tarea británica, general More, conferenció con el comandante militar de las Malvinas, general de brigada Mario Benjamín Menéndez, hoy, 14 de junio de 1982 a las 16 horas. En estos momentos, en la zona de Puerto Argentino, hay un alto el fuego de hecho, no concertado por ninguna de las dos partes".
El mismo día 14, cerca de la medianoche, fue firmada el Acta Final de Rendición del comandante de las fuerzas argentinas de aire, mar y tierra, general Menéndez ante el general J. J. Moore como representante del gobierno británico. El general Menéndez, al firmar, tachó la palabra "incondicional" que seguía a la de "rendición", y otra que resultó ilegible.
Desde la firma del Acta de Rendición el 14 de junio de 1982, como resultado del conflicto armado, la situación político-jurídica con el Reino Unido por la posesión del Archipiélago y sus adyacencias no ha variado sustancialmente. Nuestro país ha continuado sosteniendo inveteradamente en todos los foros internacionales sus derechos a la soberanía de dichos territorios y su intención de reanudar las negociaciones bilaterales; pero las mismas se ven trabadas, dado que el gobierno inglés se mantiene inflexible en su posición de no avenirse a tratativas que estén condicionadas por la Argentina a la cuestión de la soberanía, a la vez que se afirma en su conocida tesis de que el futuro de las islas debe ser resuelto por los isleños

Apostillas de Guerra.

Durante el desarrollo del conflicto ocurrieron algunos hechos secundarios, que si bien no alteraron el desarrollo de las acciones ni fueron suficientemente documentados, no por ello se debe obviar su relato para lograr una completa comprensión de la guerra de las Malvinas.

Al respecto, cabe señalar que Plutarco afirmaba que no es en los hechos más ruidosos donde se manifiesta la virtud o el vicio; muchas veces una acción momentánea, un dicho agudo, una niñería sirve más para probar las costumbres que batallas en las que mueren miles de hombres.

A continuación se presenta el comentario de algunos de estos hechos:

El Aeródromo de Puerto Argentino estuvo operable durante todo el conflicto, pues sólo recibió el impacto de una bomba en una parte lateral de la pista. Sin embargo, los británicos ignoraron este hecho durante toda la guerra.

Esto se debió a que se había dispersado tierra sobre algunos sectores de la pista simulando cráteres de bombas; así en las fotografías aéreas y satelitales parecía que la pista se encontraba mucho mas deteriorada de lo que en realidad estaba. Cabe aclarar que la presencia de estos falsos cráteres no impedía la operación de las aeronaves.

Algunos sectores de la pista estaban construidos con planchas de aluminio. Luego de la rendición, algunas de estas planchas se desmontaron para fabricar refugios para el personal instalado en la zona.

Durante el bloqueo aeronaval, las islas eran abastecidas por un importante puente aéreo que se desarrollaba principalmente de noche. Como la pista de Puerto Argentino carecía de un sistema de iluminación propio, en el momento del aterrizaje se instalaban algunos reflectores que sólo se encendían cuando el avión estaba muy cerca de la cabecera de la pista.

El espectáculo era realmente impresionante pues de repente, en la oscuridad de la noche apenas se veía surgir un pesado Hércules volando a pocas decenas de metros sobre los cerros circundantes. Cuando enfilaba hacia la pista de aterrizaje encendía un reflector tipo buscahuellas y lo movía hasta que su haz encontraba la pista.

Simultáneamente un helicóptero sobrevolaba la ciudad con el objeto de producir el ruido suficiente como para tapar el sonido generado por los aviones, pues se tenía la sospecha de que los kelpers pasaban información a los británicos empleando sus equipos de radio.

Una vez que la aeronave aterrizaba, se procedía a su rápida descarga con la participación de varias decenas de hombres para minimizar el tiempo de estadía en la zona de exclusión. Se observaba que los pilotos llevaban puestos trajes de neoprene, para tratar de sobrevivir en el mar en caso de ser derribados.

Entre los suministros transportados se encontraban algunas cosas curiosas, como por ejemplo servilletas de papel, milanesas, vinagre, pan aún caliente, ejemplares viejos de la revista El Gráfico, etc. Cabe acotar que estas tareas eran dificultadas por el viento generado por las aeronaves, pues en ningún momento se detenían los motores de los aviones, que una vez descargados regresaban rapidamente hacia el continente.

Un verdadero capítulo aparte merecen las denominadas "cartas a un soldado", que se enviaban sin ningún destinatario específico y eran recibidas por cualquier soldado argentino.

Detrás de ellas se encontraban miles de historias: había dibujos realizados por niños de escuelas, estampitas religiosas, tarjetas postales, fotos, cartas de jóvenes, adultos, ancianos, etc. Si bien llegaban cartas de todo el país e inclusive del exterior, muchas de ellas provenían de la Patagonia.

El impacto de estas misivas era impresionante, sobre todo entre los soldados provenientes de regiones aisladas del país, que no recibían correspondencia de sus familiares.

Obviamente, las cartas mas requeridas eran las escritas por chicas adolescentes, preferentemente con domicilio cercano al del soldado.

Los kelpers habían instalado un juego completo de herramientas para la lucha contra el fuego en varias esquinas de la capital de las islas, dado que la mayoría de las casas estaban construidas con madera.

Lo notable del hecho era que estas valiosas herramientas de bronce y de acero se encontraban al alcance de la mano, sin candados, y por lo visto no se tenía el menor temor de que fueran robadas.

Una de las medidas que implementó la Gobernación Militar Argentina fue la de pintar flechas blancas en el piso de las calles, para indicar la circulación de vehículos por el lado derecho, al revés del usado por los kelpers.

Después de la rendición pudo observarse como se encontraba una columna de vehículos argentinos circulando por su derecha con otra columna británica circulando por su izquierda, prevaleciendo finalmente estos últimos por las circunstancias imperantes.

Una de las cosas que más llamaba la atención de los soldados argentinos era la gran variedad de productos que había en las islas, ya que se veían golosinas, cigarrillos y cervezas de distintos países de origen. Sólo después de varios años pudo verse esa variedad en la parte continental argentina. Muchas de esas latas de cerveza se emplearon para construir alarmas y trampas cazabobos.

La medicina en la Guerra de Malvinas.

Para Argentina esta fue la primera guerra efectiva del presente siglo, por lo tanto, no había antecedentes de aplicación de la medicina de guerra en nuestro país, como tampoco médicos que pudieran transmitir sus experiencias en la asistencia de heridos en combate. En Malvinas muchas veces se tuvo que improvisar. El presente artículo trata de sentar un precedente en el estudio de esta medicina tan especial.
El 5 de abril de 1982, el director del Hospital Militar de Comodoro Rivadavia, recibe la orden de trasladar su Hospital a las Islas Malvinas. Este hospital contaba con 30 camas y con capacidad quirúrgica, era un hospital que se encontraba a 1000 Km de las islas.

El 10 de abril este hospital se ubicó en Puerto Argentino en un edificio construido para hotel, y que no fue habilitado por defectos en su estructura edilicia. Con posterioridad este hospital fue constituyéndose en la instalación más importante de la zona de combate, se fue reforzando tanto con personal como con material, hasta contar -al 3 de junio- con 122 efectivos de los cuales 45 eran médicos, 4 bioquímicos. 2 farmacéuticos. 26 enfermeros y el resto soldados con distintas actividades. Tenía una capacidad, en ese entonces, de radiología simple, laboratorio, 6 mesas de operaciones, 6 camas de cuidados intensivos, 5 camillas de reanimación y clasificación de heridos, y capacidad de internación general para unos 70 pacientes que fue llevado a 146, agregándole una tienda de campaña y una casa particular de dos plantas.

El 21 de mayo, debido al desembarco inglés, este hospital cortó todo tipo de comunicación con la Isla Gran Malvina que quedó bajo la asistencia del Puesto Principal dc Socorro dc la Compañía N° 3 que contaba con 11 efectivos, de los cuales 4 eran médicos.

Un bioquímico y otro odontólogo y disponían de 30 camillas en un gimnasio abierto.

Su instalación era muy precaria, disponía de una muy limitada capacidad quirúrgica y escasa vacante para internación.

Además, no tenía posibilidad de evacuación ni abastecimiento. Al sur de la Isla Gran Malvinas -Bahía Fox- se instaló entre un casero un grupo de socorro que contaba con 3 médicos, 1 odontólogo, 2 enfermeros y 3 soldados, poseía 30 camillas ubicadas en dos casas y no tenía capacidad quirúrgica.

Por su parte, en la Isla Soledad, cada una de las unidades desplegadas instaló un Puesto de Socorro y a partir del 1 de junio se pudo disponer en la zona de combate de 2 buques hospitales denunciados e identificados según las normas de la Convención de Ginebra del 12 de agosto de 1949.

Los buques "Bahía Paraíso" y el "Almirante Irizar", el primero desempeñó un papel muy importante en la evacuación desde las islas hacia el continente. Fue útil por ser el más nuevo de la Armada Argentina. Tenía 250 camas de internación, cirugía, laboratorio, radiología, dos puestos de recepción y clasificación de heridos, un helicóptero con capacidad para 8 camillas y una pista de helicópteros construida a último momento. El personal médico lo conformaban 24 médicos y 50 enfermeros.

Las Evacuaciones

La evacuaciones se hacían del frente hacia los Puestos de Socorro a pie (a veces ubicados a varios kilómetros), pues el terreno no permitía el uso de vehículos terrestres, y los helicópteros no se podían usar por el escaso número disponible.

Desde el Puesto de Socorro sé reacondicionaba al herido para continuar viaje en ambulancia u otro vehículo hacia el Hospital Militar de Puerto Argentino. Luego, si era necesario trasladarlo al continente se hacía mediante evacuaciones por agua (buque " Bahía Paraíso) o por aire en los aviones Hércules, hacia los hospitales de Comodoro Rivadavia (dos hospitales civiles acondicionados para recibir a los heridos), al Hospital Militar de Bahía Blanca, al Hospital Naval de Puerto Belgrano y al Hospital Militar de Campo de mayo. Para esta evacuación por aire, desde la llegada del avión (burlando el bloqueo) sólo se contaba con 40 minutos para sacar a los heridos del hospital, ubicarlos en las ambulancias (4 camillas por vehículo, ubicadas a 2 niveles), recorrer los 8 Km. hasta el aeropuerto y trasbordarlos al avión. Por razones obvias de seguridad no se podía anunciar el arribo de estos aviones a Puerto Argentino.
Patologías Atendidas en el Hospital de Puerto Argentino

Durante la existencia de este hospital en Puerto Argentino (12 de abril al 15 de junio de 1982) se internaron casi 2000 pacientes, más del 80% de estos con patologías no relacionadas directamente con los combates.

Las afecciones más comunes fueron: Pie de Trinchera, congelamiento de dedos, infecciones en la piel, anginas, neumopatías, otitis medias supuradas, micosis de piel, infecciones urinarias, apendicitis agudas y desnutrición. Los internados por heridas de combate, conformaban poco más del 10% del total de efectivos destacados en las Islas Malvinas, de los cuales más del 80% pertenecían al Ejército. Y el 70% de los heridos recibidos en este hospital fueron por proyectiles de baja velocidad, correspondientes a esquirlas de munición de artillería y de bombardeo aéreo. Además, los atendidos en el Hospital de Puerto Argentino en un 75% fueron conscriptos, mientras que el 20% fueron personal suboficial y sólo el 5% oficiales.
Resucitación y Cirugías realizadas en Malvinas

A partir de la experiencia quirúrgica en el Hospital Militar de Puerto Argentino, se puede afirmar que se debe cambiar de mentalidad, de hábitos y de técnicas.

El tratamiento del herido de guerra debe incluir una serie de prioridades como ser la resucitación, la que debe hacerse simultáneamente con la clasificación. La resucitación debe incluir la limpieza o expedición de la vía aérea, lograr la respiración adecuada, detener las hemorragias y colocar una o varias líneas endovenosas para combatir el shock mediante la expansión de volumen circulante.

Además, se debe considerar, dogmáticamente que toda herida de guerra está infectada, y por lo tanto se deben administrar antibióticos en forma rutinaria como complemento de la cirugía.

Por último, esta experiencia adquirida en la guerra de Malvinas, nos dice que se debe incluir un médico anestesista en el equipo de recepción y clasificación, algo fundamental para aplicar las medidas de reanimación.

Queda por acotar que las cirugías menores (y otras no tanto) se practicaban íntegramente en el Hospital Militar de Puerto Argentino.

Mientras que aquellas que requerían de mayor infraestructura y/o tratamiento, se realizaba el tratamiento inicial en este hospital de las Islas Malvinas para luego ser complementado en el Hospital Militar de Campo de mayo, que tiene la infraestructura suficiente como para realizar las intervenciones de alta complejidad.

Capitulo V

Crímenes de guerra:

Razones por las cuales el hundimiento del crucero A.R.A “Gral. Belgrano” es un crimen de guerra.

Al término del conflicto bélico por la recuperación de nuestra Soberanía en las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, los ex combatientes intentaron informar al resto de la sociedad acerca de los hechos vividos en los combates; la campaña de desmalvinización lo impidió. A su vez, los familiares de los caídos trataron de buscar información sobre la muerte de sus seres queridos en las respectivas Fuerzas Armadas, sin encontrar, la mayoría de las veces, respuestas ciertas. Solamente accedieron a información veraz a través de quienes cumplieran el servicio de las armas junto a sus seres queridos, es decir, los excombatientes. A partir de allí se empezó a establecer una relación de afecto y solidaridad entre los excombatientes y los familiares de los caídos, que con el transcurso del tiempo y la acción mancomunada se fue fortaleciendo.

La mayoría de los medios de comunicación social se convertían en instrumentos conscientes o inconscientemente, de la desmalvinización, muchas veces tergiversando lo ocurrido, otras veces ocultando la verdad, las más de las veces mintiendo, lisa y llanamente. En los primeros, años de la posguerra tanto la dirigencia política como militar participó activamente de esta campaña de desmalvinización, impidiendo el reconocimiento de los veteranos de guerra y de aquello que brindaron a la Patria así como ocultando la realidad sobre la guerra.

En este marco, no es de extrañar que las primeras denuncias sobre crímenes de guerra a las que se le dio trascendencia pública provinieran de ex soldados paracaidistas británicos, tal el caso del libro “Excursión al Infierno”, de Vincent Bramley, traducido al castellano en el año 1992.

Comisión Investigadora de Crímenes de Guerra.

Resultaba inconcebible que los responsables de los crímenes denunciados constituyeran una Comisión Investigadora, en el caso de los británicos, a través de su policía Scotland yard- y que los damnificados por esos crímenes no investigaran.

Por ello, la Comisión de Familiares de Caídos y la Federación de Veteranos de Guerra solicitaron al Sr. Presidente de la Nación, la rápida conformación de una Comisión Investigadora, que se constituyó en el Ministerio de Defensa con funcionarios de esa cartera; la única representante por parte de la Comisión de Familiares y la Federación fue la Sra. Julia Solanas Pacheco, sin la cual no se habría motorizado las investigaciones.

La Comisión Investigadora pese a las reticencias del entonces Ministro de Defensa, Dr. Oscar Camillión, recabó más de treinta testimonios, produciendo un informe final que fue elevado al Auditor General de las Fuerzas Armadas, en ese entonces el Brigadier Eugenio Miari, quien a su vez produjo un Dictamen, donde constató presuntas violaciones a la Convención de Ginebra: el intento de homicidio del ex-Cabo 1° Carrizo del Regimiento 7, el homicidio del Suboficial de la Armada Artuso a bordo del Submarino A.R.A. “Santa Fe”, el levantamiento compulsivo de minas por parte de los prisioneros de guerra argentinos en Darwin, donde falleció un soldado y fueron heridos otros tres (consta en el Informe Oficial del Ejército Argentino, 2 Tomos, Edic. 1983), etc. Familiares de los Héroes del Crucero. “Gral. Belgrano” denunciaron el hundimiento de ese buque como un crimen de guerra. El Auditor General desestima la denuncia y en su dictamen se refiere al hundimiento como un hecho de guerra no ilícito “salvo que dicho hundimiento se hubiera producido para fines no militares” (entiéndase para fines políticos).

Precisamente, tanto la Comisión de Familiares como la Federación de Veteranos de Guerra basan su denuncia como crimen de guerra, al hecho que el Crucero A.R.A. “Gral., Belgrano” fue hundido por razones exclusivamente políticas y no militares.

Marco jurídico:

La guerra es una liberación de violencia entre dos o más contrincantes; eso permite pensar, sobre todo a quienes participan directamente en un conflicto bélico, que toda violencia es permitida, sin ningún tipo de restricciones. Se trata de la vigencia del instinto de supervivencia la única ley es matar o morir.

Sin embargo, la mayoría de las naciones que integran la comunidad internacional, han convenido en establecer una serie de normas que limitan el uso de la violencia, tanto sobre las poblaciones civiles, los enfermos y heridos o los propios combatientes.

La denuncia como crimen de guerra no es caprichosa ni inventada, sino está fundamentada en el Derecho Internacional Humanitario (o Derecho de Guerra), fundamentalmente los Protocolos que integran la Convención de Ginebra, de la cual la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña son Altas Partes Contratantes (es decir, firmantes).

En cuanto al hundimiento del Crucero A.R.A.. “Gral. Belgrano”, se aplican las normas contenidas en el Derecho Internacional Aplicable a los Conflictos Armados en el Mar.

El Manual de San Remo.

Las primeras normas estuvieron contenidas en el Manual de Oxford sobre las Leyes de la Guerra Naval que rigen las Relaciones entre Beligerantes del año 1913, que se fueron modernizando hasta la redacción del Manual de San Remo sobre Derecho Internacional Aplicable a los Conflictos Armados en el Mar, redactado bajo los auspicias del Instituto Internacional de Derecho Humanitario.

A continuación, citamos los párrafos fundamentales del Manual de San Remo, que nos permitirán entender por qué el hundimiento del Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano” constituye un crimen de guerra.

Los conflictos armados y el derecho de legítima defensa

... 4. Los principios de necesidad y proporcionalidad se aplican por igual a todos los conflictos armados en el mar y requieren que la conducción de las hostilidades por parte de un Estado no exceda el grado y clase de fuerza, no prohibida de alguna manera por el derecho de las conflictos armados, que resulte necesaria a los efectos de repeler un ataque armado en su contra y restaurar su seguridad.

5. La justificación de las acciones militares de un Estado contra otro Estado dependerá de la intensidad y escala del ataque armado del que el enemigo sea responsable y de la gravedad de la amenaza que dicho ataque conlleve.

6. Las normas establecidas en el documento y otros del derecho internacional humanitario se aplicarán de la misma manera a todas las partes intervinientes en el conflicto. Esta aplicación igualitaria no se verá afectada por la responsabilidad internacional en que una de las partes del conflicto incurra por haber abierto las hostilidades.

Comentario: habrá que analizar si Gran Bretaña guardó respeto por los principios de necesidad y proporcionalidad cuando dispuso el envío de su flota rumbo al Atlántico Sur. De todas formas, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó el uso de la fuerza por parte de la República Argentina, y autorizó la adopción de una expedición primitiva por parte del Reino Unido.

Esto, sin embargo, no exime a Gran Bretaña de sujetarse a las normas del Derecho Internacional Humanitario, como lo afirma el punto 6 del Manual.

Zonas de la guerra naval: 10 ...las fuerzas navales pueden conducir acciones hostiles en la superficie, por debajo o sobre, el mar territorial y las aguas interiores del territorio continental la zona económica exclusiva y la plataforma continental y toda vez que sea de aplicación las aguas archipielágicas de los Estados beligerantes; la alta mar; y la zona económica exclusiva y la plataforma continental de Estados neutrales sujeto a lo establecido en los párrafos 34 y 35. Comentario: según el punto anterior, y otros que a continuación reproducimos, tanto Argentina como Gran Bretaña podían atacar a un buque u otro componente militar enemigo, en todo el territorio adversario, sin impedírselo el establecimiento previo de una zona de exclusión, como unilateralmente lo estableció Gran Bretaña 200 millas alrededor de las Islas Malvinas. Sin embargo, más adelante nos adentremos a una objeción, relacionada con la prohibición de actos de perfidia.

Definiciones: Buque de guerra será todo buque perteneciente a las fuerzas armadas de un Estado que porte las marcas distintivas de su carácter y nacionalidad bajo el comando de un oficial debidamente designado por el gobierno de dicho Estado en servicio activo o situación equivalente y tripulado por una dotación sujeta a la disciplina de las fuerzas armadas regulares. También otros buques y aeronaves del enemigo.

65. A menos que estén exentos de ataque en virtud de lo dispuesto en los párrafos 47 y 53 los buques de guerra y aeronaves militares del enemigo y las embarcaciones y aeronaves militares del enemigo constituyen objetivos militares en el contexto del párrafo 40.

Comentario: las dos secciones anteriores, dejan claro que el Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano” podía ser atacado con licitud. Hasta el momento, no encontramos contenidos en las normas internacionales para declarar su hundimiento como crimen de guerra. A continuación, abordaremos los argumentos fundaméntales de dicha denuncia.

Reglas básicas de discriminación de blancos

38. En todo conflicto armado, el derecho de las Partes en conflicto a elegir los métodos o medios de hacer la guerra no es ilimitado.

40. Con referencia a los bienes, los objetivos militares se limitan a los objetos que por su naturaleza ubicación, finalidad o utilización contribuyen efectivamente a la acción militar o cuya destrucción total o parcial, captura o neutralización, ofrezca en las circunstancias del caso una ventaja militar definida.

Comentario: por su naturaleza, como hemos visto, el Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano” era un objetivo militar atacable; no así por su ubicación, finalidad o utilización, ya que el buque argentino se encontraba ubicado a 91 millas del continente, de regreso a su base, con la única finalidad de alejarse de la flota británica luego de que fuera abortada la estrategia naval argentina de envolver a la flota enemiga, cuando ésta se replegara en alta mar luego del ataque de la Fuerza Aérea Argentina del 1° de mayo.

Con un poder de fuego de 20 Km, el largo de su artillería, no entrañaba ningún peligro militar para la flota británica; el verdadero blanco naval apetecible por parte de las fuerzas inglesas lo constituía el Portaaviones A.R.A. “25 de Mayo”, dado que su poder de fuego era mucho mayor que el del Crucero, medido por el alcance, de sus aviones. El Portaaviones, al momento del hundimiento, se encontraba en puerto.

Continúa el Manual de San Remo:

42. Además de las prohibiciones especificas que obligan a las partes en conflicto, se prohibe emplear métodos y medios de guerra que:

a) por su naturaleza causen males superfluos o sufrimientos innecesarios, o

b) posean efectos indiscriminados, en el sentido que:

*No se dirigen, o no puedan dirigirse, contra objetivos militares precisos; o

*Sus efectos no puedan limitarse como exige el derecho internacional reflejado en este documento.

Comentario: la orden de hundir al Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano”, emanada directamente de la ex-primer ministro británico, Margaret Thatcher, supuso la utilización de métodos y medios que causaron males superfluos y sufrimientos innecesarios a su tripulación; no se dio aviso previo al lanzamiento de los torpedos, ni ultimátum, no se consideró que el buque no entrañaba peligro militar, el Submarino H.M.S “Conqueror” abandonó la zona sin intentar el rescate de los náufragos, ni avisar a los buques argentinos que podían asistirlos, ni a organismos humanitarios como la Cruz Roja Internacional. Solamente se alejó de la zona a toda máquina.

Si bien era un buque militar, el Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano”, por su ubicación, finalidad, poder de fuego, inferioridad respecto al submarino nuclear que lo persiguió durante más de treinta horas, no puede ser considerado en el momento de su hundimiento como objetivo militar preciso. Mucho menos podía preverse la limitación de sus efectos, que fueron terribles en pérdidas humanas, y que aún podrían haber sido mayores, si no fuera por la pericia de sus tripulantes.

43. Queda prohibido ordenar que no haya supervivientes amenazar con ello al adversario o conducir las hostilidades en función de tal decisión.

Comentario: desconocemos si la orden emanada incluía expresamente el no dejar supervivientes, pero la metodología descripta no deja lugar a dudas: se adoptó la decisión de no dejar supervivientes, con premeditación y alevosía, lo que se desprende de la actitud anteriormente descripta, como del disparo del segundo torpedo.

El Manual de San Remo es aún más específico: Precauciones en el ataque.

46. Con relación al lanzamiento de ataques, deberán adoptarse las siguientes precauciones: adoptarán todas las precauciones posibles en cuanto a la elección de métodos y medios a efectos de evitar o minimizar la producción de bajas o daños colaterales, y ningún ataque deberá lanzarse cuando se presuma que habrá de causar bajas o daños colaterales excesivo o en relación con ventaja militar concreta y directa que de él cabe esperan un ataque deberá interrumpirse o suspenderse tan pronto como sea manifiesto que las bajas o daños colaterales que de él deriven resultarán excesivos.

Comentario: la claridad del Manual y los hechos mismos nos eximen de redundar al respecto. Pasamos a analizar otra situación, que al margen de las derivaciones jurídicas, ha quedado claro en la conciencia universal: la perfidia en el ataque y en el consecuente hundimiento.

Métodos de guerra, Bloqueo

93.La imposición de un bloqueo deberá declarase y notificarse a todos los beligerantes y Estados neutrales.

94. La respectiva declaración deberá especificar el momento exacto en que se inicie el bloqueo, su duración ubicación extensión y el plazo dentro del cual los buques de Estados neutrales deberán abandonar la línea costera bloqueada.

101. La cesación, levantamiento temporáneo, restablecimiento ampliación u otra alteración de un bloqueo debe declararse y notificarse según lo dispuesto en los párrafos 93 y 94.

Comentario: la zona de exclusión militar declarada unilateralmente por el Reino Unido de Gran Bretaña funcionó como un bloqueo notificado a la república Argentina cuando se iniciaron las hostilidades. En base a él, la conducción política y militar argentina delimitó el Teatro de Operaciones Malvinas (TOM). Dicho bloqueo estaba vigente cuando se ordena el ataque al Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano”, buque que había ingresado a la zona de exclusión, pero que al momento de su hundimiento estaba fuera de ella, como todo el mundo reconoce -salvo fugazmente el canciller Di Tella-.

Gran Bretaña no notificó cambios a la República Argentina, ni a los países neutrales, ni a las Naciones Unidas, que modificaran el bloqueo original. El ex- ministro de defensa británico, Sr. Pym, aconsejó a su jefa notificar a la República Argentina sobre la modificación de la zona de exclusión o bloqueo militar, antes de proceder a atacar al “Belgrano”, lo que nunca se produjo.

Tácticas de engaño, estratagemas y perfidia.

111. Queda prohibida la perfidia. Los actos que apelando la buena fe de un adversario con intención de traicionarla den a entender a éste que tiene derecho a protección o que está obligado a concederla de conformidad con las normas del derecho internacional aplicable a los conflictos armados, con el propósito de defraudar dicha confianza, constituyen perfidia.

Comentario: hubo perfidia en el hundimiento del Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano”, independientemente si la conducción militar argentina creyó o no en el “fair play” (juego limpio), con que los ingleses mienten al mundo caracterizando su conducta.

Razones políticas del hundimiento:

El Parlamentario británico Tam Dalyell, junto a numerosos colegas de la Cámara de los Comunes (similar a nuestra Cámara de Diputados) Thatcher.

Transcribo textualmente la acusación concreta formulada por ese sector de representantes británicos: “El cargo es que, en conjunto con el Secretario de Defensa y el Presidente del Partido Conservador en ausencia del Secretario de Relaciones Exteriores, el Primer Ministro de S.M., fría y deliberadamente dio la orden de hundir al Belgrano, sabiendo que una paz honorable estaba próxima y con el propósito -muy bien justificado- de que los torpedos del Conqueror hundirían el plan de paz”.

La interpelación parlamentaria se produjo, profundizando las sospechas del acto criminal. Numerosos libros editaron los ingleses: “El Derecho a Saber”, de Clive Pointig, ex-funcionario del Ministerio de Defensa inglés, sometido a juicio por parte de su gobierno, al revelar secretos militares sobre el hundimiento, donde también se lo caracteriza como un acto criminal; “El torpedo de la Thatcher - El hundimiento del Belgrano” de Tam Dalyell; “La guerra innecesaria”, de Diana Gould y el Belgrano Action Group, conjunto de ciudadanos británicos que se conectaran con la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas y la Federación de Veteranos de Guerra de la República Argentina, remitiéndoles copias de sus trabajos de investigación y ofreciendo su apoyo para dilucidar los hechos desde la propia Gran Bretaña.

La documentación remitida cobra singular importancia, ya que contiene la trascripción de las interpelaciones parlamentarias al gabinete inglés.

Otra fuente documental importante, es la aportada por el actual Senador Provincial por la Provincia de Corrientes, Dr. José E. García Inciso, del Partido Liberal correntino, quien fuera funcionario de la Secretaria General de la Presidencia de la Nación durante la Presidencia del Gral. Galtieri. Se trata de la transcripción de las actas labradas por orden del Gral. Iglesias (Secretario General de la Presidencia) acerca de las conversaciones sostenidas por el ex-canciller Costa Méndez con el Gral. Haig, las de éste último con el Gral. Galtieri, la de éste con el ex-Presidente peruano Arq. Fernando Belaúnde Terry, etc., donde se prueba que la propuesta de paz efectuada por el mandatario peruano, de administración compartida de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur por parte de varias naciones y el compromiso de las potencias beligerantes de discutir la transferencia de la Soberanía, había sido aceptada por el gobierno argentino y los Estados Unidos de Norteamérica, Alemania, Italia, Canadá, etc., faltando la respuesta del gobierno británico.

Esa respuesta, comprometida para el 2 de mayo, 19:00 hs. (Hora argentina), llegó anticipadamente: A las 15:55 hs. Dos torpedos del Submarino H.M.S. “Conqueror” impactaron al crucero A.R.A. “Gral. Belgrano”, hundiendo junto a él, la propuesta de paz.

Conclusiones:

El crucero A.R.A. “Gral. Belgrano”, al momento de su hundimiento, se encontraba fuera de la zona de exclusión militar declarada unilateralmente por Gran Bretaña.

Esto, a pesar de ser lícito para su hundimiento, según las normas aplicables a los conflictos armados en el mar que componen el Derecho Internacional humanitario, puede ser denunciado como un acto de perfidia.

Respecto a su condición de buque militar, podría constituir un blanco para la flota inglesa; sin embargo, al estar alejándose de la misma, y encontrarse fuera del alcance de su artillería cualquier buque británico, u otro objetivo enemigo, no puede ser considerado un objetivo militar, de cuyo hundimiento pudiera sacarse una ventaja militar precisa. La única razón que lo explica es la necesidad política del Gobierno de Margaret Thatcher de proseguir hasta las últimas consecuencias las operaciones militares, asegurándose, como efectivamente ocurrió, una victoria que le permitiera ser reelecta por dos períodos más en el gobierno. Y, subsidiariamente, asegurarse los negocios familiares en las islas australes.

Es importante destacar, que con este informe se pretende que el lector este en condiciones de opinar y poder así adoptar actitudes respecto a temas tan importantes para todos los argentinos. Nos sorprende, asimismo, que hombres cuya opinión es considerada válida, al haber sido parte de la dotación del “Belgrano”, coincidan con la criminal de guerra Margaret Thatcher en que su hundimiento fue un hecho de guerra con el ingenuo y mentiroso argumento que denunciarlo como un crimen de guerra le restará heroicidad a los héroes que se inmolaron el 2 de mayo de 1982. Debemos tener en cuenta, también que el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y Presidente de la Nación Argentina al término del viaje homenaje a la zona dónde fuera hundido el Crucero A.R.A. “General. Belgrano”, organizado por la Comisión de Familiares y la Federación de Veteranos de Guerra en el año 1994, en el cual participaran 60 familiares de los Héroes, llamó “crimen de guerra en el hundimiento del Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano”, “criminal de guerra a la ex Primer Ministro británica”, comparándolo con Erich Priebke y abriendo la posibilidad de solicitar la extradición de Thatcher si se avanza en la investigación, conceptos que reiteró en el Foro Económico Mundial realizado en Davos, Suiza, en el año 1995. Por último, es importante destacar que un ciudadano argentino, Sr. Alejandro Montiel, radicó una denuncia como homicidio calificado, crimen contra la Paz y crimen de guerra, contra Margaret Thatcher, en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Lugar donde se hundió el Crucero Gral. Belgrano

Submarino Atómico HMS "Conqueror”

Margaret Thatcher niega:

Londres (LR). -La primer ministro Margaret Tacher negó haber ordenado el hundimiento del ARA Crucero General Belgrano con el propósito de impedir una solución pacífica del conflicto de las Malvinas “este alegato es decididamente ridículo” exclamo en el parlamento, ante los vítores entusiastas de sus seguidores del conservadorismo.

Tacher, en su ultima presentación en el paramento antes de las elecciones generales del 9 de junio, contesto así a una pregunta final de sus más encarnizados críticos sobre su conducta en la guerra.

Tom Dalyell, miembro escocés del laborismo, dijo que el crucero, que fue torpedeado por el submarino atómico Conquenor y en el que murieron mas de trescientos argentinos, fue hundido para echar por tierra un plan de paz peruano que estaba a punto de firmarse.

Pero la primer ministro, mirando directamente a Dalyell, declaró: “El Belgrano fue hundido por razones militares y la amenaza era real. Las noticias de las propuestas peruanas no llegaron a Londres sino hasta después del ataque. Los registros muestran que nuestros esfuerzos por llegar a un arreglo negociado continuaron hasta el 17 de mayo, 15 días después del hundimiento del buque”

Clarín, 18 de mayo de 1983.

Supuesta acción chilena:

París (AFP).- La marina chilena señaló a la Royal Navy Británica la posición del crucero argentino General Belgrano un día de la ultima semana de abril de 1982, antes de que fuera hundido, reveló el periodista Robert Fox, de la BBC.

El Belgrano fue hundido por el submarino nuclear Conqueror el 2 de mayo del año pasado, cuando se encontraba fuera de la zona de exclusión total fijada por los británicos alrededor de las Islas Malvinas.

Fox publicó un libro “ Evewitness Falklands” en el cual relato sus experiencias personales durante el conflicto, que cubrió para el servicio de la BBC. Dijo que en la ultima semana de abril llegó “una señal vital proveniente del comando naval chileno de Punta Arenas, a través de un intermediario, al agregado militar británico en Santiago”.

El mensaje, según Fox, que cita enmcomillado el texto completo, expresaba:

“La información. Una unidad pesada, dos unidades livianas en navegación. 13.00-14.00. Zulú latitud 54 grados 00 minutos sur, longitud 65 grados 40 minutos oeste. Dirección evasiva rumbo 335 grados, velocidad 18 nudos”.

“Zulú” significa GTM en la jerga de la Royal Navy.

“Esta fue la información de la que el crucero General Belgrano se movía alrededor de la zona de exclusión total en Dirección al sur”, precisó Fox.

Ninguna nave argentina podía penetrar en la zona de exclusión total, so pena de ser atacada. El General Belgrano, como lo admitieron los británicos, estaba fuera de esos límites.

“Su hundimiento, concluyo el periodista de la BBC., Pudo bien haber sido provocado por una nota en perfecto ingles enviada por un oficial chileno en Estado Mayor”.

La decisión de hundir al General Belgrano no fue tomada directamente, al parecer, por la primer ministro Margaret Tacher.

El viejo crucero llevaba una tripulación de 1000 hombres, de los cuales murieron 368. había sido comprado en Estados Unidos por la Marina argentina.

Cable de la AFP. En Clarín, 29 de marzo de 1983.

Desmentida chilena:

La embajada chilena en esta capital desmintió ayer una versión periodística de una agencia noticiosa internacional en la que se señala a la armada de su país de haber indicado a su similar británica la posición del crucero General Belgrano, poco antes de que fuera hundido.

La representación diplomática transandina desmintió “terminantemente” la información difundida en ese sentido por la agencia noticiosa francesa A.F.P. y publicada en 2 vespertinos capitalinos “en la cual se pretende involucrar a nuestro país en el conflicto bélico del atlántico sur”. Indico y agrego que asimismo “desea manifestar su repudio a este tipo de versiones que solo persiguen alterar las normales relaciones entre ambas naciones”.

La versión fechada en París consigna que “la marina chilena señaló a la Royal Navy británica la posición de la nave de guerra argentina, un día de la ultima semana de abril de 1982, antes de que fuera hundido”.

La revelación fue atribuida por la agencia informativa al periodista ingles Robert Fox, quien la consigna en el libro “evewit – ness falklands” (testimonios de las Malvinas) donde relato sus experiencias personales durante el conflicto anglo-argentino por el archipiélago malvinense que cubrió para la cadena radial británica BBC.

Clarín, 29 de marzo de 1983

Una jueza en rió grande investiga los fusilamientos de soldados argentinos en Malvinas:

Después de pasar de un magistrado a otro, la Cámara Federal de Tierra del Fuego ordenó a la jueza de Río Grande, Lilian Herraet de Andino, que investigue los crímenes cometidos por las tropas británicas durante la Guerra de Malvinas.

En un principio la jueza determinó que los militares ingleses no habían sido juzgados en su país y por lo tanto se consideraba competente para citarlos por los delitos perpetrados.

Los militares británicos más comprometidos son: Kent Lukowiak, un cabo de la marina británica que confesó haber fusilado a un soldado argentino después de la rendición en la batalla de Monte Longdon. Gary Sturge y Vincent Brambley, ambos admitieron haber presenciado el asesinato a sangre fría de soldados que ya se había rendido y se encontraban desarmado.

La causa judicial fue investigada inicialmente por el juez Jorge Ballestero, pero tras un breve período se declaró incompetente por tratarse de hechos ocurridos fuera de la jurisdicción de la Capital Federal. Esto motivó que el expediente fuera remitido a Tierra del Fuego, (las Islas Malvinas, constitucionalmente forman parte de esta provincia. Allí también los jueces se declararon incompetentes hasta que la Cámara Federal, con fecha 2 de diciembre de 1998, resolvió que...“cabe el juzgamiento de las posibles violaciones de sus autores en ambos Estados (la Argentina o Gran Bretaña), siguiendo las reglas que comúnmente aceptadas en el derecho internacional. La potestad jurisdiccional prioritaria corresponde a nuestros jueces federales por razón del lugar en que ocurrieron los hechos, nacionalidad de las víctimas y naturaleza del delito”. Además, la Cámara toma en cuenta que esos crímenes no fueron juzgados en Gran Bretaña por lo que ordenó a la jueza a investigar los hechos.

Las víctimas expusieron ante el Tribunal.

En el mes de mayo de 1999, declararon ante la jueza Lilian Hérraez de Andino, el ex subteniente Leonardo Durán, el cabo de ejército José Oscar Carrizo y los soldados Raúl Américo Vallejos y Ricardo José Pinatti. Testigos y víctimas de estos crímenes cuya causa judicial impulsa la Federación de Veteranos de Guerra de la República Argentina.

En su testimonio Carrizo ratificó sus dichos vertidos ante la Comisión Investigadora de Crímenes de Guerra constituida en 1996 en el Ministerio de Defensa y que fuera caratulado como intento de homicidio.

El caso del ex cabo de ejército refiere a lo publicado por el paracaidista británico Vincent Brambley en su libro “Excursión al Infierno” en el que relata como soldados de la Corona fusilaron a combatientes argentinos en la batalla por el Monte Longdon.

Dicha investigación es consecuencia de una presentación realizada por la Federación de Veteranos de Guerra de la República Argentina en el año 1996 ante la Procuración General de Justicia de la Nación, que fuera derivada al Juzgado Federal Nº 1, a cargo del Juez Ballesteros. La posibilidad de que cuatro de las víctimas de estos hechos hayan podido brindar su testimonio en dicho Juzgado, renovó las esperanzas de los veteranos de guerra de Malvinas para que se haga Justicia.

Intento de homicidio y levantamiento compulsivo de minas:

Anteriormente la Federación había impulsado la constitución de la Comisión Investigadora de Crímenes de Guerra con sede en el Ministerio de Defensa, cuyo informe final fuera analizado por el ex Auditor General de las Fuerzas Armadas, Brigadier Eugenio Miari, quien constatara la comisión de tres violaciones a las Convenciones de Ginebra en lo atinente al trato hacia los prisioneros de guerra, por parte de las fuerzas británicas.

”El Convenios de Ginebra señala que los prisioneros de guerra deben ser tratados en toda circunstancia con humanidad estando prohibido por considerarse infracción grave, cualquier acto u omisión ilícita que acarree la muerte o ponga en peligro grave la salud de los mismos (Art.13), los que, además, tienen derecho a ser respetados en su persona y en su dignidad”(Art14. La violación al Convenio de Ginebra en el caso del ex cabo se enmarca perfectamente en los artículos anteriormente mencionados ya que una vez despojado de su armamento Carrizo fue acribillado por sus captores.

El caso del ex subteniente Durán y los soldados, Vallejos y Pinatti, la violación a los Convenios de Ginebra trata sobre el hecho de que soldados argentinos fueron obligados a realizar tareas peligrosas como el traslado de municiones y el levantamiento compulsivo de minas. En este incidente perdió la vida un argentino y otros tres resultaron heridos.

Descontamos el apoyo de nuestro pueblo. Confiamos que el Poder Judicial, la dirigencia política, los organismos de derechos humanos, y otros estamentos de nuestra comunidad, nos acompañen en esta búsqueda por sancionar los crímenes cometidos por aquellos que usurpan nuestros archipiélagos.

Investigación archivada

En realidad los mayores problemas del proceso, no son sólo los judiciales sino políticos. La posible decisión del magistrado de llamar a comparecer a los imputados, hubiese chocado de frente con la estrategia de acercamiento que pretendió el anterior gobierno del Dr. Menem y el bajo perfil con el que pretende la actual administración del Dr. Fernando De la Rúa tratar el tema Malvinas. También se topó con la categórica negativa del Estado británico. En el año 1994 hubo un tímido intento en Londres para que se verifique las denuncias sobre los crímenes de guerra (que fueron denunciados en distintas publicaciones por sus propios soldados), pero tras una durísima campaña de la derecha inglesa, los casos fueron archivados.

Capitulo VI

1982-Medios de Comunicación

A 21 años de la tragedia, recorrer las páginas de los medios escritos de la época es la muestra mas clara de la desinformación y la obsecuencia al gobierno tirano.

La credulidad de la ciudadanía argentina por aquellos días estaba atravesada por los medios de comunicación que ostentosamente mostraban una situación que lejos estaba de la realidad, algunos ciudadanos argentinos que mantenían contactos con personas que residían en el exterior, obtenían información totalmente contradictoria a la que se suministraba en nuestro país, y en algunos ámbitos se generaba confusión. En la Pampa Húmeda, donde se recibía la señal por aire de Radio Colonia, las informaciones también eran disímiles a las de nuestro país.

Medios gráficos, radiales y televisivos argentinos en común acuerdo para mostrar una victoria argentina totalmente irreal. La cara más visible de la desinformación de la época sin lugar a dudas fue la del conductor del noticiero 60 minutos, ya que su vehemencia y obsecuencia eran tales que oírlo y verlo parecía que Argentina era una superpotencia y ganaba la guerra sin lugar a dudas.

La noche en que los argentinos no durmieron.

Una de las situaciones más claras sobre el poder de los medios de comunicación y el gran sentimiento argentino quedo demostrado a través de la gran cadena solidaria que se realizo en nuestro país cuando desde ATC se convoco a todo el pueblo argentino para ayudar a nuestros soldados.

Durante 24 horas y media, ATC convocó, y logró, la generosa solidaridad de todos los argentinos. Se recaudaron 22 mil millones de pesos y 40 kilos de joyas. Las máximas figuras de la política, la ciencia, el deporte y el espectáculo estuvieron presentes.

Estuvo conducido por Pinky y Cacho Fontana.

Mas allá de las grandes figuras reconocidas que mostraba la pantalla chica, lo que se generó en aquel momento fue un enorme sentimiento patrio y solidaridad inconmensurable de todo el pueblo argentino que se puso de manifiesto desde cada rincón de nuestro territorio, cuando cada habitante entregaba, lo mucho y lo poco que tenia, era emocionante ver a las abuelas tejer largas bufandas para los soldados, ver como entregaban sus joyas, que mas que un valor económico tenían un gran valor afectivo, millones de personas se unieron en esta gran cadena solidaria donde se enviaron toneladas y toneladas de artículos comestibles no perecederos, mucho chocolate, ropa de abrigo, todo lo que se pueda imaginar. En cada pueblo, en cada ciudad, se ponía de manifiesto esa mezcla de solidaridad con euforia triunfalista, impulsada desde las imágenes de la televisión por donde se veían figuras como Libertad Lamarque, Jorge Porcel, Hayde Padilla, Lolita Torres, Carlos Monzón y Alicia Muñiz entre otras grandes figuras

¿Que decían los medios?

Revista 10 del 6 de abril de 1982. En su tapa titulaba: “Como se lucho y se vive en las Malvinas” Historia secreta del “ Operativo Soberanía”

Revista Gente del 6 de mayo de 1982. En su tapa titulaba: “ Martes 16:10 horas. Puerto Darwin. Islas Malvinas. Soldados Argentinos esperan posibles Desembarco. Sin embargo, solo se registra un ataque aéreo, dos aviones ingleses son abatidos”

“Estamos Ganando”

Revista Gente del 6 de junio de 1982. En su tapa titulaba: “A la Argentina en guerra llega Juan Pablo II, ahora viene por nosotros”

Revista Gente del 17 de junio de 1982. En su tapa titulaba: “Bahía agradable, los ingleses entierran en una fosa común a sus caídos en el desembarco”

“Inician la Reconquista de las Malvinas”, titulaba Clarín.

“Se inician las operaciones en el Sur para respaldar la soberanía nacional”, informaba La Nación.

“La Razón” en su primera edición vespertina, aprovechando la confirmación de los hechos pudo encabezar la publicación: “Las Malvinas en manos argentinas. Hoy es un día de gloria”La noticia retumbaba en todos los medios; después de casi un siglo de usurpación británica las FF.AA. Argentinas recapturaban el archipiélago austral. Por la mañana de ese 2 de abril varios ministros del gabinete nacional habían arribado temprano a la Casa Rosada. Algunos con cara de sorprendidos ante las informaciones que brindaban las emisoras radiales. En efecto varios de los responsables de las carteras no estaban al tanto de lo ocurrido por la madrugada. Fueron recibidos por el Presidente Leopoldo Fortunato Galtieri. El comandante del Ejército no abundo en detalles sobre el operativo concretado en el Sur, delego la responsabilidad en el Ministro de Relaciones Exteriores, Costa Méndez, que explico a los presentes las características de la acción militar que había cumplido el objetivo de reconquistar Las Malvinas.

La visita del Papa Juan Pablo II.

Ante la extrema gravedad de la situación, el Sumo Pontífice decidió viajar de inmediato a la Argentina, lo cual "configura -según se estimó en círculos vaticanos- un dramático gesto de paz sin precedentes en la historia del Pontificado Romano".
El Papa llegó a Buenos Aires el 1 de junio, permaneciendo en el país dos días, durante los cuales desplegó una intensa actividad que comprendió, fundamentalmente, una prolongada entrevista con la Junta Militar y con el presidente de la Nación, dos misas concelebradas por él mismo y los cardenales, que congregaron centenares de miles de Fieles. Una de ellas en Palermo y la otra, en Luján. Durante esos actos y otras apariciones ante la multitud, el Papa pronunció conmovedoras alocuciones en español, instando a toda la Nación a orar por la paz.
En el momento de disponerse a partir hacia Roma, el Sumo Pontífice mantuvo una conversación a solas con el presidente Galtieri, cuyos términos no trascendieron.

Reflexión:

¿A que vino el Papa? Juan Pablo II fue y es indudablemente una de las figuras más importantes del mundo actual. Su visita durante la guerra de Malvinas fue un acontecimiento de trascendencia y ha despertado expectativas e interrogantes a varios observadores políticos, que independientemente de sus creencias religiosas, vieron, por ejemplo, con simpatía la defensa de los derechos humanos hechas por el Papa durante esos años de dictadura en nuestro país.

En este punto quiero ser profundamente respetuoso de las creencias religiosas de muchos católicos, aunque no las comparta.

Pero tengo la necesidad de expresar mi parecer ante esta visita que fue evidentemente, no un acontecimiento religioso, sino un hecho político.

Mas allá de los métodos y las características del gobierno de turno que encaro este conflicto, la argentina libró una causa justa.

La Argentina no había ocupado ni Londres ni Nueva York, sino que estaba defendiendo su propio territorio invadido por el imperialismo.

En el mundo no deberían haber quedado neutrales frente a esta guerra, todos tuvieron que sacarse la careta. El primero fue Haig (secretario de estado de Estados Unidos), que llego a Buenos Aires disfrazado de negociador neutral y después termino al lado de Inglaterra. El hecho se mostraba clarito, o estabas con Argentina o con el imperialismo.

Entonces, ¿de qué lado estaba el Papa?

Sin la intención de herir los sentimientos de los católicos, siento la necesidad de expresar mis sentimientos ante esta situación: el Papa estuvo contra la Argentina y del lado del imperialismo. Fue otro emisario que, bajo un falso manto de neutralidad, vino a presionar por otros medios lo que no logro el “neutral” Haig: la rendición argentina.

Llego a esta conclusión porque no encontré en ningún material que el Papa halla dicho que las Malvinas son argentinas y que estábamos siendo agredidos por los británicos colonialistas que fueron, además, asesinos de pueblos enteros, los ejemplos más claros son lo que hicieron con África y la india.

¿Cuándo y donde dijo estas simples verdades?

Por el contrario ha estado 6 días en Inglaterra, en un gesto que todo el mundo interpreto como de apoyo a Londres (recordemos que el Papa había suspendido su visita a la Argentina mientras no se firmara el acuerdo del Beagle y subsistiera el peligro de guerra con Chile. En ese entonces el Papa no quiso suspender su visita a Inglaterra, país que ha iniciado una brutal guerra de agresión contra la Argentina. ¿Si esto no es apoyo como se puede ento0nces calificarlo?

En el diario Clarín, en su edición del día 29 de mayo de 1982, muestra como el Papa al visitar la reina de Inglaterra, se despidió diciendo bien alto y para que todo el mundo tomara debida nota: “Dios bendiga al Príncipe Andrés”.

¿Por qué el Papa no ha repudiado, por ejemplo, el veto de Estados Unidos y Gran Bretaña al cese del fuego al consejo de seguridad? No solo no repudio a Reagan que veto el cese del fuego, sino que días después lo recibió en el Vaticano. Juan Pablo II hizo encendidos elogios del imperialismo Yanqui: “Estados Unidos, dijo, esta en una espléndida posición para ayudar a toda la humanidad a disfrutar de todo lo que esta destinado a poseer”.

Por supuesto, Estados Unidos, ayudo a Inglaterra a “poseer”

Las Malvinas para sí “ disfrutar” juntos de una base militar que domina todo el atlántico sur.

La posguerra

El debate en la ONU:

En los últimos meses de 1982 la asamblea general de las Naciones Unidas fue escenario de nuevos debates en torno a la cuestión de las Malvinas. En ese ámbito se negoció el texto de una nueva resolución que fue finalmente aprobada por mayoría de los principios del mes de noviembre de ese mismo año. Varios testimonios periodísticos plantean las posiciones argentinas y británicas y evalúan las negociaciones que culminaron en la resolución del 4 de noviembre.

Los tres textos que siguen han sido extraídos de cables de la agencia UP y reflejan las manifestaciones de los dos cancilleres de las naciones en conflicto.

“Será muy difícil reestablecer nuestra confianza”

Naciones unidas (UP). Gran Bretaña anuncio hoy tras manifestar su desconfianza ante las intenciones argentinas que seguirá adelante con su plan de autodeterminación para los 1800 habitantes de las Islas Malvinas.

El ministro de relaciones exteriores británico, Francis Pyn, dijo ante la asamblea general que los intentos de las naciones unidas de lograr una solución pacífica en el conflicto de las Malvinas “ fracasaron debido a la tozudez argentina”.

“Esta flagrante violación de los principios de no emplear la fuerza y de solucionar pacíficamente las disputas altero radicalmente la situación”, aseguro.

Toda la delegación argentina estuvo ausente durante el discurso de Pyn.

“Por ello, será muy difícil reestablecer nuestra confianza en las intenciones argentinas. Pasara mucho tiempo antes de que ello ocurra” pronostico.

Pyn quiso saber por qué la Argentina no accedió a declarar el cese de las hostilidades “ que ella inicio tan erróneamente”. ¿No le corresponde a la argentina demostrar que ha renunciado a emplear las fuerzas?”

Fuentes argentinas dijeron que Buenos Aires declarara el cese de las hostilidades cuando Gran Bretaña acceda a negociar la disputa.

El canciller británico indico que Londres ha demostrado claramente su 9intenciuon de plantar las obligaciones establecidas en él articulo 73 de la carta de la ONU. Según la cual un país responsable de los territorios no autogobernados “debe tener en cuenta las aspiraciones políticas de los pueblos” y “ desarrollar un autogobierno”.

“No nos apartaremos de esa determinación y quiero dejar esto bien en claro”, insistió el ministro.

Pyn recordó a la asamblea que Gran Bretaña fue una de las primeras en reconocer las luchas por las independencias de los Paises latinoamericanos en él sigo XXI.

“Nos pusimos a su lado y les brindamos nuestro apoyo”, destaco Pyn.

“Fuimos de los primeros en reconocer la justicia de sus aspiraciones, y establecimos una base de amistad y respeto mutuo que ha persistido hasta hoy”.

Por otra parte, Pyn denuncio que ha pesar de que Israel tiene unas “legitimas preocupaciones”, durante la invasión del Líbano “fue empleada la fuerza en forma desproporcionada y sin descanso, y criticó, además, la invasión soviética de Afganistán.

“Negociación profunda, franca, honesta”

El 2 de noviembre la argentina hizo oír nuevamente su voz en la ONU por intermedio de su ministro de relaciones exteriores. Estas fueron las expresiones y argumentos del Dr. Aguirre Lanari: En su discurso expreso que su país quiere una “negociación profunda, franca, honesta y presidida por la buena fe” y enfatizo que la “única alternativa valida es la negociación”, tal como se pide en el proyecto de resolución presenta do por los Paises latinoamericanos.

Agrego que “los que no podrá aceptarse jamás, a no ser que se admita el fracaso definitivo que nos conducirá al abismo de la frustración, es que en nombre de principios por todos sostenidos, se consume la perpetuación de un despojo secular mediante el rechazo de una negociación que garantiza legítimos intereses y que no tendrá vencidos porque en ella solo triunfarán la concordia, la justicia y la paz”.

Reitero la posición de su país de rechazar la aplicación del derecho a la autodeterminación en el caso de las Malvinas. “Los súbditos británicos actualmente residentes en las islas, son los únicos instrumentos de la dominación colonial, agentes de lo ocupantes en el territorio ocupado”, apunto.

“Mientras el Reino Unido habla de auto determinación, ha instalado una poderosa base militar en las islas Malvinas, decisión que no solo es contraria a las resoluciones de la Asamblea General, que condena el establecimiento de bases e instalaciones militares en territorios coloniales, sino que constituye una provocación permanente contra la Argentina y América Latina, creándose así un indeseable estimulo al mantenimiento de la tensión en el atlántico sur”, apunto el canciller.

El titular del Palacio San Martin destaco que “el establecimiento de una base militar extranjera en las Islas Malvinas es una extensión de hecho del campo de acción de una gran potencia militar a un área que es patrimonio exclusivo de América Latina.

Añadió que “el único pueblo que puede legítimamente ser titular de la autodeterminación en la cuestión Malvinas es, pues, el que fue despojado por el acto de fuerza en 1833, es decir, el Pueblo Argentino, el pueblo de mi país”.

Mas adelante sostuvo que ninguna solución que ignore la posición de América Latina o pretenda alterar los términos para la descolonización de las islas establecido por la Asamblea General en sus resoluciones 2065, 3160 y 31/49 será viable”.

Acoto que “dichos términos de referencias establecen que la única formas de descolonizar las Malvinas es la solución de la disputa de la soberanía ente la Argentina y el reino Unido y que los gobiernos de estos 2 países son las únicas partes de esa disputa”.

Agrego que “dicha ocupación ilegal tal vez pueda darle al reino unido el control del territorio, la administración y el usufructo de los bienes, pero nunca le otorgara la soberanía plena y legitima, que infatigable y tenazmente.

En su extensa disertación, el canciller recalcó que la pretensión británicas para que la población malvinense ejerza un “supuesto derecho a la autodeterminación, no constituye una burda maniobra para perpetuar el mantenimiento de la situación de las Islas”.

Para el canciller argentino “la auto determinación de una población implantada por la fuerza, después del también forzado desalojo de quienes se encontraban legítimamente en el lugar con anterioridad, constituye una burla a todos los esfuerzos de esta organización para terminar con el colonialismo y no conduce a otra cosa que a la renovación del vinculo colonial bajo la apariencia de una arreglo libremente consentido”.

Aguirre Lanari, enfatizo que el proyecto presentado hoy por 20 ,países latinoamericanos “es la respuesta de una continente que exige satisfacción a sus legit9imos reclamos.

Agrego que “ tal iniciativa comprometió la gratitud de todo el pueblo argentino, para el cual la causa de las Malvinas es un objetivo nacional que supera las diferencias partidarias y aglutina a los ciudadanos de todos los sectores”.

La Prensa, 3 de noviembre de 1982

Posición Británica

El mismo cable exponía las manifestaciones de los representantes del gobierno de Londres y de algunos voceros de la población de las Malvinas: el representante británico John Thompson, hablando ante la Asamblea General destacó que se trata de “ negociaciones amañadas”, ya que el proyecto de resolución pide que se discuta el asunto de la soberanía, lo cual prejuzga la cuestión.

El británico hizo toda su argumentación en torno al derecho de autodeterminación de los isleños, señalando que se trata de una comunidad “establecida desde 1833” con profundas raíces.

Afirmo que se había planteado la posibilidad de que se debatiera el problema en la asamblea, “sin que se votara”, pero dijo que Gran Bretaña no rehuía este debate que le fue impuesto y que lo encaraba con la misma energía con que encaró la confrontación militar que nos f8ue impuesta”.

Negó los títulos de España y la Argentina sobre las Islas Malvinas diciendo que las Islas habían sido avistadas por primera vez por un francés, y que el primer asentamiento fue intentado por otro francés. En 1764, seguido por Gran Bretaña un año después, sostuvo que España abandonó las Islas en 1811 y que el gobernador asignado por la Argentina en 1829, Luis Vernet, era un comerciante de Hamburgo ç, que se dedicó a sus negocios privados y su autoridad sobre las Islas no fue reconocida por otras potencias.

Thompson dijo que en la “reocupación” de las islas por Gran Bretaña en 1833 no hubo “acto de fuerza”, ya que todo se cumplió sin dispara un tiro.

El británico dijo que en el proyecto de resolución se menciona que el “colonialismo es una amenaza a la paz” y se preguntó si eso significa un anuncio de que la paz volverá a ser rota.

Destaco que todos los gobiernos argentinos han insistido en las negociaciones para la transferencia de soberanía y que ésta “definición particular y amañada de negociaciones” se repite en el proyecto latinoamericano.

Así mismo dijo Thompson que el momento aún no es apropiado para negociar ya que las madres y esposas no pueden olvidar todavía a los hijos y esposos que murieron, los muertos estás siendo reubicados y las minas aún limpiadas.

Thompson dijo que no puede esperarse que su gobierno o los isleños actúen “como si la invasión no hubiera ocurrido”.

Sostuvo que la Argentina no se ha comprometido explícitamente a poner fin a las hostilidades y solo menciona, que están suspendida de hecho pero recordó declaraciones atribuidas a militares argentinos, amenazando con su reanudación.

Por su parte, representantes del consejo legislativo de las Malvinas declararon hoy que para los habitantes de es archipiélago sería “inconcebible sentarse a negociar con la Argentina” y pidieron a la Asamblea General que se respete el “derecho de los isleño a la autodeterminación”.

Describiendo al presencia de tropas argentinas en las islas entre abril y junio de 1ç982 como una experiencia “que no deseamos a ningún otro pueblo” .

Expresaron la esperanza de que las fuerzas militares del Reino Unido que se encuentran en el archipiélago permanezcan en él para” salvaguardar la libertad” de la población.

La prensa 3 de noviembre de 1982

Capitulo VII

Testimonios:

Doce argentinos muertos por error.

Gustavo Mondini, es un personaje de Las Flores, simpático, afectuoso, trabajador, bombero y comerciante, ex soldado combatiente de la guerra de Malvinas, con el grupo de Artillería de Defensa 601 de Mar del Plata.
En el Norland nos trajeron encerrados todo el viaje, veníamos tres en camarotes de dos camas.

Me pusieron con un cabo y un PM, ante la duda agarré la cama de arriba. (Risas) Cada dos horas nos pasaban 3 cigarrillos por debajo de la puerta, en esta había una cartulina verde y un papel que decía : - Quiero ir al baño - Necesito un médico. - y otras frases escritas en Español e Inglés.

Recuerdo que me dolía una muela ; pasé la tarjeta verde por la puerta y al guardia que caminaba por el pasillo le dije necesito un médico. Me llevaron a enfermería, era como una Clínica Privada de Bs. As. ; el dentista me echó un atomizador y hasta el día de hoy jamás volvió a dolerme.

Con el tema de los gurkhas, ellos usaban unas pastillas rojas que nosotros le diríamos antidesangrantes se las ponían en las heridas de balas y dejaban de sangrar.

Soy Perito Mercantil y había estudiado 4 años de Inglés y Francés, así que algunas palabras manejaba.

El oficial inglés a cargo del piso nuestro, me contó que tenía mujer y tres chicos y que a la mujer le faltaban 6 días para tener familia, me dio una tarjeta personal con su dirección, me dijo que si andaba por Inglaterra lo visitara.

Recuerdo que en el pasillo jugábamos al policía y ladrón. Me dio su arma y pidió que lo apuntara. Lo tomé y ante mi sorpresa, dio una vuelta en el aire, me quito la ametralladora y quedo apuntándome; luego me abrazó.

Tendría 40 años y decía que podíamos ser sus hijos mayores con nuestros 19 años.

Otra de las cosas que nos llamó la atención fue cuando caímos prisioneros en la Isla; Nos llevaban en grupo y había que limpiar la ciudad de las cosas que habíamos tirado para correr más rápido.

A los soldados nos ordenaron sentarnos y hacían trabajar a los suboficiales y oficiales. Los cabos gritaban soldados vengan y los ingleses ordenaban: ¡sentados! Llegó un momento que parecíamos todos soldados porque algunos zumbos se sacaron las tiras para no hacerles caso.

En mi grupo teníamos un solo oficial, el Teniente Ferrer como persona una barbaridad, como militar para mí dejó mucho que desear, tanto, él como los suboficiales.

Anécdotas estúpidas, como estar armando la casamata y al escuchar explotar una bomba sin saber de donde venía, nos tiramos cuerpo a tierra, y un cabo 1° gritarnos : ¡soldados cagones ! ¡Soldados cagones !, Hay que tirarse al suelo cuando la bala pegó en los talones y nos bailó como 10 minutos.

Tal es así que un rato después cayo otra bomba. Permanecimos todos parados y el cabo 1° estaba en el suelo y un loco de atrás le gritó ; ¡cabo 1° cagón! Al ver que estábamos parados, de bronca nos bailó igual.

Una noche matamos una vaca, para comer alguna vez carne. La fuimos preparando, la trajimos y le gritamos ¿¡ alto, quien vive!? Y claro, la vaca no contesto y la hicimos fleco. El Teniente se enojó y se la regaló a los de Infantería de Marina; dijo que lo habíamos hecho a propósito. (En eso estaba en lo cierto).

Al otro día le fuimos a pedir a los infantes algo de la vaca, ya que la habíamos matado nosotros.

Nos ayudó el cabo Orellana, por esa acción lo degradaron en Malvinas y lo pusieron en calabozo de campaña.
Recuerdo en otra oportunidad... Nos daban una charla y yo me levanté, el cabo 1° Salas me dijo, que le pasa soldado ¿tiene miedo? - Le respondí que no, pero, pero para que me voy a bajonear hablando de muerte y bombas que no le hace bien a nadie.

Además, en la montaña yo hablé con Dios y me dijo que me quedara tranquilo que no me iba a pasar nada. Que a mí me iba a matar un colectivo. Bueno como en la isla no hay colectivos me dejó 3 días de guardia sin ir a la pieza de artillería.

En fin, son experiencias que no te las olvidas nunca. Cómo cuando el radar dijo enemigo por el corredor aéreo ¡fuego! Y le tiramos, lo averiamos y cuando el avión pasó vimos el triángulo amarillo que llevaba en la cola, era argentino, es mas, el piloto se dirigió al mar evidentemente para eyectarse y el otro grupo de artillería que estaba dentro de la ciudad, pensando que habíamos errado, le dispararon y lo bajaron.
Teníamos orden que después de las 18 hs, todo aparato en vuelo que pasara se le tirara así viniera con la foto de Galtieri en la trompa, porque podía ser el enemigo camuflado o un aparato secuestrado.
Por esa orden bajamos un helicóptero comando con 10 soldados y 2 oficiales, también argentinos. Fue terrible, muy malo, muy duro.

La desinteligencia militar, la desinformación, la desobediencia, sabiendo que después de la 6 de la tarde no debían volar en ese sector, encima recibimos felicitaciones de un Teniente Coronel.

Para mí tantos los curas como la Iglesia dejaron mucho que desear en Malvinas. No puede ser que dos países no se ponen de acuerdo para hacer o terminar la guerra, y que un Papa y otro país que no tiene nada que ver decidan si la guerra continúa o no. Aparte los curas en Malvinas te vendían mercadería por dinero; y ellos no deben vender ya que están con la caridad del señor. A partir de lo que vi allá, nunca más fui a una Iglesia. Creo en Dios, le agradezco a Dios y a la Virgen el día que me tocó vivir. Y todas las noches les rezo y les pido por mi nueva familia, (señora y dos niños) y por mamá, papá y hermano. Ninguna noche duermo sin rezarles un Padre Nuestro y un Ave María.
Cuando la guerra terminó sentí por un lado alegría, por otro una gran lástima ... y vergüenza. Una vergüenza que nos embargaba a nivel general, sobre todo por esa gente que hizo su cruzada solidaria, dando algunos hasta lo que no tenían.

Yo calculo que de aquí de Las Flores me enviaron más de 30 encomiendas, para que estuviéramos bien. No recibí ninguna. Mas te digo, lo mas cómico fue cuando volvimos a Mar del Plata, fui a buscar mi bolso civil, con la sorpresa que me lo habían robado, tuve que ir a una batería que tenía bolsas con donaciones y buscar ropa que me quedara para volver a Las Flores. En mi grupo éramos 350, de los cuales 347 vivían en Mar del Plata, un chico en Dolores, otro de Gral. Belgrano y yo de Las Flores.

Fue fantástico el recibimiento de los marplatenses, kilómetros de vías de ferrocarril con carteles, gomas quemadas, gritos de apoyo, gritos de ¡ARGENTINA! ¡ARGENTINA!.

Me impactó un matrimonio de 50 a 60 años, que me preguntaron si me esperaba alguien, les respondí que no, que era de Las Flores. Me transmitieron su inquietud por hacerme partícipe de la bienvenida, me llevaron a cenar y ellos mismos me trajeron al cuartel, eso fue algo que me llegó mucho, ni me preguntaron de la guerra...

Recuerdo que quería volver a casa, y cuando me pagaron el sueldo de soldado de guerra (calculo 10 0 12 veces más que un soldado normal), no me alcanzaba para llegar a Balcarce. Se portaron muy bien los choferes de la empresa "El Rápido", les expliqué que no tenía dinero, les ofrecí el reloj y cuando les pagara me lo devolvían. No lo recibieron y me llevaron igual, pero el micro iba a Junín, as que me dejaron en Azul, allí ellos hablaron con choferes de "La Estrella" y estos me trajeron a Las Flores, saliendo de su hoja de ruta me dejaron en la puerta de mi casa. Cuando mamá me vio (ya sufría de ciática) les puedo asegurar que corrió más rápido que yo para abrazarme... en fin ..Fue todo muy emocionante. Mas tarde cuando el Intendente me vio me llevó a la Municipalidad a saludar a los funcionarios, la Directora del Colegio a recorrer las aulas... volver con mis amigos.

Para mí lo que se hizo en Malvinas fue en vano, había muchachos que en vida jamás habían empuñado un arma.

Lo que más me indigna es la cantidad de gente que murió injustamente, lo que más me duele es el olvido de otra gente por los que fuimos a Malvinas, y sobre todo por los muertos que allá quedaron.

Lo que nunca se dijo sobre la batalla aeronaval

Por Rubén Benítez, Prosecretario de Redacción de "LA NUEVA PROVINCIA".

Esta evocación del conflicto del Atlántico Sur, convocada por "Fin de Semana", reunió a los siguientes pilotos, protagonistas de los ataques emprendidos por la aviación de la Armada contra las fuerzas de tareas inglesas.

Capitán de Corbeta Roberto Curilovic, comandante de la Segunda Escuadrilla de Ataque de Súper Etendard, Capitán de Corbeta Carlos Oliveira, segundo comandante de la Tercera Escuadrilla de Caza y Ataque, aviones A 4 Skyhawk, Teniente de Navío José Arca, jefe de Logística de la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque, Teniente de Navío Carlos Alberto Lecour, departamento Operaciones de la Base Aeronaval, Teniente de Navío Alejandro Daniel Olmedo, jefe de personal de la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque, Capitán de Corbeta Marco Benítez, jefe de operaciones de la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque, Teniente de Navío Roberto Gerardo Sylvester, jefe del departamento Logística de la Tercera Escuadrilla de Caza y Ataque, Teniente de Navío Armando Mayora, jefe de Comunicaciones de la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque, Capitán de Corbeta Benito Rótolo, segundo comandante de la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque.

El diálogo se desarrolló en los hangares de los Súper Etendard, en la Base Aeronaval Comandante Espora. Uno da esos aviones, a pesar de ser tan moderno, constituye ya una reliquia y tiene grabados en su fuselaje dos siluetas. Dos nombres y dos fechas: HMS Sheffield, 4-5-82 y ACI Atlantic Conveyor, 25-5-82.
Finalmente rompieron la barrera del silencio. Un mutismo que se prolongó durante tres años. Entonces nos contaron su experiencia. ¿Por qué no habían hablado? ¿Fue el peso inhibitorio de la derrota? Venían de ofrecer una y otra vez la vida en una guerra que, aunque no lo dicen, consideraban perdida. Una guerra que ellos libraban lejos de sus ciudades, sin la participación del pueblo.

Del pueblo recordaban primero la multitudinaria concentración de Plaza de Mayo ante el enardecido general Galtieri "Lo vamo a reventar, lo vamo a reventar", gritaba el gigantesco coro pensando en la victoria. Pero llegó la derrota. Y esas mismas voces se tornaron hostiles. Aun para aquellos que no habían dudado en jugarse la vida por la justa causa patriótica. Ni el reconocimiento; siquiera por los que murieron. Quizás. Ni piedad por sus familiares.

Una vez, caminando por un pequeño pueblito de la sierra de Gredos, en España, una mujer, una humilde ama de casa, nos dijo: "Ustedes, los argentinos, tienen la mejor aviación del mundo". Una conclusión sorprendente para alguien que vive a 16.000 kilómetros de donde se desarrolló el conflicto. Después comprobamos que era una opinión generalizada. Reconocían a nuestros pilotos un heroísmo que nosotros ignoramos, sumergiéndolos en un desprestigio general y vago, propio de toda derrota. Al hablar con ellos mencionamos el tema del heroísmo, pero lo rechazan como cualidad que pudiera pertenecerles. Aceptan que tal vez hayan existido actitudes heroicas, pero no héroes.

"Son suicidas", es una forma de calificarlos que escuchamos varias veces. "Somos profesionales", dicen ellos "y no aceptamos la insensatez. Si alguien que se incorpora a la aviación da alguna muestra de irracionalidad, lo separamos de inmediato". Sólo confían en la disciplina, el estudio y el entrenamiento intenso. Conocen el riesgo, aun en los adiestramientos, lo aceptan y lo vencen con la capacidad desarrollada. No con la improvisación. Aman la vida. Como todo ser humano y lo que más temen, en los momentos clave, es equivocarse; no hacer las cosas como deben hacerlas.

"El choque mayor que tuvimos fue cuando al regresar -después que la guerra terminó- nos encontramos con la decepción de la derrota que advertíamos en toda la gente, incluso en nuestros familiares".Los pilotos de la aviación naval tenían al iniciarse las hostilidades doce aviones de combate, 8 A 4 y 4 Super Etendard. Cuando concluyó la guerra, el cincuenta por ciento del tonelaje hundido a la armada británica lo habían conseguido ellos. Poco más de una docena de hombres, con limitadísimos recursos, causó estragos a una de las armadas líderes de la OTAN.

Las escuadrillas que participaron en la guerra del Atlántico Sur están en Comandante Espora. Muchos de sus pilotos viven en Bahía Blanca, pero no los conocemos. Casi nadie los conoce. No han hablado hasta hoy porque, como decíamos, se sienten sumergidos en la misma bolsa del desprestigio y del descrédito general que no merecieron.

Sólo una vez, para un libro, auspiciado por la Armada, dieron algunas opiniones. Tres años después de concluida la última misión aceptaron por primera vez referirse a los hechos que generaron un reconocimiento universal unánime, con la excepción, quizás. De su propio país. En torno a una mesa convocada por "Fin de Semana", relataron las experiencias vividas desde que partió la primera misión hasta que regresó la última. Como principales protagonistas. Narraron sus experiencias. Las sensaciones y las imágenes que acompañaron la acción tienen aún, y la tendrán seguramente siempre, la nitidez de la vivencia imborrable. Son esas imágenes vividas en los momentos cruciales que acompañan luego al ser humano durante toda su existencia.

Con esa espontaneidad que muestra cómo fue la guerra vista desde el propio campo de batalla -el aire y el mar- desde la intimidad de los protagonistas, procuramos transcribir el relato sin alteraciones.
La participación de la Aviación Naval en el conflicto Malvinas comienza el 2 de abril. El portaaviones zarpa antes para llevar a cabo el operativo Rosario. En el mismo van las escuadrillas de A 4, las escuadrillas de aviones Tracker y la escuadrilla de helicópteros. Los Súper Etendard no estaban todavía calificados para operar desde a bordo, porque hacia poco que habían llegado al país. En otros buques hay helicópteros que son los que inician las operaciones del 2 de abril, con el desembarco de personal y vuelos de exploración por parte de los aviones Tracker. Los A 4 estaban en cubierta por si era necesario algún tipo de apoyo. El portaaviones estaba a unas 7O millas, en una posición no cercana a las islas. Así comenzaron las acciones de la Aviación Naval. La primera actuación donde hubo un bautismo de fuego fue en el desembarco de Gritvyken. (Curilovic) Recién en navegación, estando a bordo del portaaviones, tomamos conocimiento de que se iban a tomar las Malvinas (Benítez). Las fuerzas aeronavales quedaron divididas en dos grupos. Uno en tierra y otro embarcado. Este ultimo compuesto por los A 4 del portaaviones y los del grupo terrestre por aviones Macchi y por Súper Etendard, operando desde base terrestre. La escuadrilla Tercera de Ataque era bastante vieja, veterana, con 10 años en el país, venía con un desgaste natural logístico a lo largo de toda su existencia. Cuando se produce el operativo Rosario contaba con sólo 3 aviones. Cuando regresa el portaaviones a puerto y se inicia la segunda zarpada, ya en pleno conflicto, la escuadrilla embarca 8 aviones en servicio. Lo cual significó un esfuerzo logístico digno de mención.

Eran todos los aviones disponibles. No quedaban más. (Oliveira) — Eso implicó, traer pilotos que estaban en el extranjero. Volvieron de sus destinos y en menos de una semana comenzaron a operar.

— Volvimos el 23 de abril y embarcamos el 27 de abril. (Arca)— Desde el 2 de abril al 1 de mayo hay un período de gestiones políticas para solucionar el conflicto. Mientras tanto la flota hace operaciones para alistamiento de medios, entre ellos como dice el capitán Oliveira, los aviones en si y el reequipamiento de pilotos, porque hay que pensar que la Armada había adquirido los Súper Etendard y los pilotos estaban saliendo de los A 4. Significaba tal a una transición. Incluso dos pilotos se hallaban finalizando un curso que quedaba de Súper Etendard. En ese período se acondicionan todos los elementos y finalmente, 4 días antes del 1 de mayo zarpa la flota para operar como tal. Forma parte de una fuerza de tareas que se establece en el norte de Malvinas. La otra fuerza de tareas estaba integrada por el crucero "General Belgrano" y dos destructores en la parte sur. Todavía no sabíamos que pasaba. Dependíamos de gestiones políticas. El 1 de Mayo se recibe la orden de que las fuerzas del sur y del norte se aproximan a dos fuerzas similares inglesas. Se establece un contacto bastante cercano, a unas 80 millas. Los aviones reciben la orden de atacar al amanecer, a una distancia aproximada de 120 millas. Lo que no nos convencía mucho a nosotros porque el radio de acción de nuestros aviones era mayor que el de los Harrier. Sin embargo, nuestro ataque se iba a producir dentro del radio de acción de los Harrier. Con el Harrier ellos tenían cierta superioridad aérea, lo que nos preocupaba. Pero ya estaba decidido. Nos afectaba la situación meteorológica. Parecía una noche de verano en el Pacífico. Luna, mar planchado, sin viento, al revés de lo que ocurre siempre en el sur. Nosotros rogábamos que hubiera viento para despegar a la mañana, porque no salíamos con todo el armamento si no contábamos con el viento adecuado. Finalmente a las 2 de la mañana se dio la orden de repliegue para una mejor oportunidad. El día anterior había ocurrido la primera incursión de la Fuerza Aérea desde tierra hacia las islas, con el resultado que todo el mundo conoce. Hubo acciones esporádicas que no fueron tan contundentes como se pintaron al principio. Al día siguiente se produce el hundimiento del "Belgrano".

Eso nos pone sobre aviso de la gran amenaza submarina (Rótolo)

- La noche del 1º al 2 de mayo, a las dos menos cinco, se produce el primer toque de combate real del portaaviones "25 de Mayo", ante la presencia de dos ecos en los radares, supuestamente dos Harrier. (Arca)

- El buque con el resto de la flota, inició su repliegue.

- Después hubo 9 despegues de A4 para interceptar amenazas sin establecerse combate. Nunca nos encontramos con los Harrier.

- ¿Qué sintieron cuando se enteraron del hundimiento del "Belgrano"?

- Creo que tomamos realmente conciencia de que habíamos entrado en un conflicto bélico, de que iba a ser muy seria la confrontación y que debíamos prepararnos para lo peor. (Benítez)

- Y tomamos conciencia de nuestra deficiencia antisubmarina, lo que tiene mucho que ver con el repliegue de la flota.

-Volvemos a Puerto Belgrano y la Tercera de Ataque se traslada con todos sus aviones para operar desde Río Grande, donde ya estaban los Súper Etendard. (Curilovic)

-Nuestra primera víctima es el teniente Carlos Alberto Benítez, quien a bordo de un Macchi realiza un vuelo de reconocimiento en Puerto Argentino y cuando regresa tiene un accidente con el avión cargado con bombas y fallece… Fue el 28 de abril. El primer aviador que muere en el conflicto (Olmedo)

-Conviene destacar las diferentes tecnologías de los elementos con que hubo que enfrentar a la flota británica. Teníamos una escuadrilla recién incorporada, la de Súper Etendard, con aviones de una tecnología avanzada. Pero todavía no experimentada. Estaban, además, los A 4, con tecnología demasiado atrasada para enfrentar una fuerza de tareas que electrónicamente estaba a primer nivel. Y los Macchi, que no tenían ninguna capacidad ni para atacar ni electrónica; eran exclusivamente de adiestramiento. Eso determina la forma en que tiene que enfrentar cada una de las escuadrillas a las fuerzas de tareas, crean en sus propios adiestramientos las diferentes formas de enfrentar a los buques. A 4 hace sus técnicas particulares, para bombas, y los Súper Etendard para los misiles. En los trabajos previos al conflicto, lo más importante era eso. Rescatar el adiestramiento y el trabajo de los distintos cuadros de operación de las escuadrillas en la preparación de los perfiles de vuelo y las tácticas a desarrollar para enfrentar a las naves inglesas, cada uno con las medios disponibles. (Curilovic)

-¿Tenían ya ustedes conciencia de la gran diferencia entre ambas fuerzas?

-Sí. Y como teníamos buques británicos, comprados a Inglaterra. Estábamos actualizados en cuanto al material de que disponían. Muchos de los perfiles y formas de aproximación de ataques fueron practicados sobre nuestros buques. En el caso de Súper Etendard el trabajo fue exhaustivo en la preparación del material que no tenía aún capacidad operativa. Ni en Francia había sido utilizado como avión lanzador de misiles. (Curilovic)

-La "Sheffield" es la destinataria del primer lanzamiento pero no la primera misión que cumple el Súper Etendard. La primera la realiza en la mañana del 1º de mayo, cuando todas las aeronaves argentinas reciben la orden de atacar. Tanto la Fuerza Aérea como nosotros iniciamos el ataque contra las fuerzas británicas. El Comando de la Aviación Naval ordena la salida de los cuatro aviones que teníamos en ese momento con cuatro de los cinco misiles existentes para lanzar ese misma día. Pero, primero por una falla logística y, segundo, por falta de tanque de reaprovisionamiento, porqué teníamos en ese momento, no pudimos hacer el otro vuelo. El primero sale, pero tiene que volver por una falla de combustible. El segundo no sale por falta de tanque de reaprovisionamiento. E1 2 y el 3 de mayo tenemos alerta, y el 4 de mayo a la mañana nos informan que ha sido detectado un eco, todavía indeterminado, por un Neptune que había salido muy temprano y nos ordenan salir. Íbamos el capitán de corbeta Bedacarratz y yo, como numeral de él. Despegamos a las 9 y cumplimos exactamente lo que hablamos hecho durante toda la fase de adiestramiento. (Mayora)

-Con una diferencia. Que no era lo mismo. ¿Qué pensaban mientras se dirigían en busca del blanco?

-Lo que yo sentía era temor a hacer algo mal. Habíamos practicado tanto que después de habernos ejercitado durante años para llegar a eso, tenia miedo de equivocarme.

-No miedo a la muerte.

-Sí, obviamente. Como todo el mundo uno quiere vivir, pero había que pasar el momento. De todos modos yo tenía más miedo a equivocarme, a no cumplir con lo que debía hacer. Salimos nerviosos. Nos reunimos con el avión tanque de la Fuerza Aérea; hicimos el reaprovisionamiento en vuelo Desde el momento en que despegamos hasta que hicimos el primer contacto con los buques ingleses no dijimos ninguna palabra entre los dos aviones porque nos habíamos impuesto un silencio radiotelefónico estricto. Habíamos empezado el adiestramiento dividiéndonos por parejas. Nos conocíamos mucho. No era necesario hablar. Cada uno sabia perfectamente que es lo que iba a hacer el otro. Después de reaprovisionarnos cumplimos todas las secuencias que hay que seguir para lanzar un Exocet, que es bastante complicado…

-¿A qué altura volaban?

-Con el tanque nos reunimos en altura, hicimos un perfil de aproximación a la fuerza y luego descendimos a unos 30 metros, más o menos.

-¿Es muy riesgoso volar a esa altura?

-No es sumamente riesgoso. Es una maniobra más complicada que otras. Es todo cuestión de adiestramiento. Recibimos la información del Neptune, introdujimos los datos en nuestro sistema de navegación, en el cual se puede poner un punto inercial, un punto geográfico en medio del mar; se lo puede introducir en la computadora del avión y le da todos los datos como para podo llegar a ese punto. Una vez realizada esa inserción en el sistema comparamos los datos, ya que nos habían dado dos blancos, uno más chico y otro mayor. Tenían muy poca diferencia en distancia y también en azimut y decidimos ir al mayor. Terminamos toda comunicación, hicimos un pequeño cambio de rumbo para acercarnos al punto y cumplimos con la táctica que habíamos practicado. Nos elevamos un poquito. Emitimos. No tuvimos ningún tipo de contacto, volvimos a rasante, a muy baja altura, nos acercamos una milla mas y volvimos a ascender. En ese momento tuvimos una detección. El capitán Bedacarratz encontró dos ecos. Uno en la proa más chiquito y otro, mayor, unos veinte grados abierto por derecha. Yo no vi el de la proa. Vi el de la derecha. Yo pude observar tres ecos. Uno grande con dos chiquitos al costado. En el radar no se pueden distinguir formas ni colores ni nombres ni nada por el estilo. Sólo se determina una marquita que puede ser una isla, un buque o algo que refracte la energía electromagnética emitida. Uno va hacia ese punto que reconoce como enemigo gracias a que ellos también emiten. Si de esa fuente sale una emisión es señal de que hay alguien adentro. Y por las características de los radares sabemos que es un buque enemigo. De esa manera se lo reconoce. Cumplimos las fases de aproximación, a través de la computadora pasamos los datos al misil y cuando entramos en la distancia de lanzamiento tuvimos que hacer un giro por derecha, con lo que quedamos un poco adelantados. Las condiciones meteorológicas eran muy malas, había 200 metros desde el agua al tope de las nubes y apenas unos 2.000 metros de visibilidad, por lo cual, el capitán Bedacarratz en determinado momento entró en un chubasco y yo no lo vi. En ese momento, él lanzó su misil. Cuando salí del chubasco vi el lanzamiento del misil y le dije ¿lanzó? Él me respondió: "sí, ya lancé". Entonces yo lancé el mío. Todo piloto esta acostumbrado a que cada vez que aprieta un botón salen los cañones, o los cohetes o las bombas. En cambio en el Exocet hay un tiempo de retardo. Se aprieta el botón y, hasta que sale, transcurren dos segundos. Como uno está automatizado y cree que es instantáneo el lanzamiento del arma, esos dos segundos se le hacen una eternidad. Además, era el primer lanzamiento. Nosotros no sabíamos si iba a andar. Salieron bien. Yo vi los dos misiles que hicieron una curva descendente, se nivelaron y parecían una bengala que se alejaba. Se metieron en una nube y nosotros de inmediato giramos y nos desplazamos de la zona.

-¿Qué es lo primero que dicen cuando rompen el silencio?

-Como las condiciones meteorológicas eran tan malas, cuando giramos el capitán Bedacarratz se mete en un chubasco y yo lo vuelvo a perder. Aflojé un poco el giro y eso me llev6 a pasar por atrás de él. Como yo estaba emitiendo radar... Nosotros tenemos un sistema que nos indica si estamos siendo iluminados por un radar. Entonces él tuvo la indicación de que en la cola lo estaba iluminando un radar. Y me avisó: "ojo, que tengo una emisión, estamos siendo iluminados". Yo le contesté "no, señor. No se preocupe, que soy yo que estoy pasando por la cola". "Está bien -me contestó- nos vamos para abajo y escapamos". Descendimos lo más bajo posible y nos escapamos de la zona sin ninguna novedad. Estábamos bastante tranquilos por las condiciones meteorológicas. Nosotros temíamos una interceptación de Harrier que, por las condiciones meteorológicas era poco factible. No obstante, escapábamos pensando que podíamos ser interceptados. A medida que transcurrían los minutos veíamos que eso no ocurría. No hablábamos nada, salvo esa comunicación; y luego avanzamos todo lo posible hasta que llegó el momento en que el combustible no era suficiente para volar bajo y rápido, así que tuvimos que subir. Estábamos fuera y casi con seguridad a salvo. El tanque empezó a llamarnos para ver cuál había sido el resultado de la misión. Nosotros no le contestamos hasta que tuvimos Río Grande a la vista. Entonces le dijimos que habían sido lanzados dos misiles en condiciones favorables.

-¿Cuándo se enteraron de que habían hecho impacto?

-Aterrizamos a las 12. Fuimos a almorzar. Estuvimos haciendo un posvuelo...

-¿Qué es un posvuelo?

-Donde se desarrolla la critica y autocrítica del vuelo y se sacan experiencias para las futuras misiones. Hicimos un informe para inteligencia, y mientras estábamos en eso llegó el comunicado del departamento de Defensa inglés diciendo que en la mañana había sido tocado el destructor "Sheffield" con dos misiles Exocet. Fue la primera noticia que tuvimos sobre el blanco al que habíamos lanzado y sobre el resultado del lanzamiento.

-¿Qué hicieron cuando recibieron la noticia?

-Nos abrazamos. Todo el mundo nos vino a felicitar. Fue un momento muy especial. Era la primera vez que combatíamos. Habíamos aprendido y veíamos que lo que habíamos practicado durante tanto tiempo era posible realizarlo. Pensamos que éramos un puño fuerte para el país y que teníamos poder. Y estábamos orgullosos de ello. (Mayora)

-La gran duda de la escuadrilla era saber si el sistema, que ni siquiera se había puesto en uso en Francia, funcionaba. Y con esta operación todas las dudas quedan de lado. (Rótolo)

-La duda surgió porque en la escuadrilla había técnicos franceses, pero sólo para una asistencia técnica del avión en sí, no del sistema de armas. Eso motivó comentarios periodísticos donde se decía que la marina francesa estuvo apoyando también para la utilización del misil. Lo cual no fue cierto. (Arca)

-¿Pensaron alguna vez que la guerra se podía ganar o creyeron siempre que se trataba de una guerra perdida?

-Creíamos que podíamos hacer un forcing diplomático. Si nosotros lográbamos producir un nivel de bajas importantes podíamos llevar a un forcing diplomático. Durante todo el conflicto estuvimos convencidos de que mañana llegaban más misiles. Esa fue siempre nuestra mira, porque teníamos muy pocos. Constantemente se hablaba de que los misiles ya estaban en el país, "vienen mañana"… Y como sabíamos que era un arma formidable, teníamos la esperanza de seguir causando bajas. (Mayora)

-A esta altura, el 4 de mayo, y con el éxito de la primera misión del Súper Etendard, hay expectativas. Todavía no hemos podido volar lo suficiente sobre el enemigo ni hemos visto los buques cara a cara, como para tener una dimensión exacta sobre el desarrollo de la guerra. Y si bien había sido hundido el crucero "Belgrano", el golpe contra la "Sheffield" significa un impacto grande y provoca expectativas. (Benítez)

-Las pequeñas batallas ganadas, como el hundimiento de la "Sheffield", las averías de la "Antílope" y otros buques, nos dan ciertas expectativas de llegar a un fin exitoso desde el punto de vista bélico, pero no vislumbrábamos una victoria contundente. Después esas expectativas se derrumban. (Arca)

-Yo quisiera rescatar dos puntos importantes. Uno de ellos, que a raíz del hundimiento de la "Sheffield" se levanta la moral que estaba decaída por el hundimiento del crucero "General Belgrano", en el cual todos teníamos amigos, o conocidos. Entre los británicos la reacción fue inversa. Tenían la moral alta por el hundimiento del "Belgrano" y en ese momento pierden el buque orgullo de ellos. De inmediato reciben la orden de alejarse de la zona de las islas. Eso los obliga a trabajar de una manera distinta: no entrando dentro del radio de acción de los aviones. Además, como se dijo, comprobamos que el sistema del misil Exocet, funcionaba. Ante lo poco que había –creo que fue uno de los juegos importantes de la aviación naval- se resolvió dosificar el uso para mantener una amenaza latente a lo largo del conflicto. Ellos sabían perfectamente la cantidad de misiles que teníamos. (Curilovic)

-El 4 de mayo la flota inglesa se retira y ya no trabaja al oeste de las Malvinas, sino que lo hace de Malvinas hacia el Este. Se produce una impasse grande en las acciones bélicas hasta el día del desembarco, el 21 de mayo a la madrugada, en San Carlos.(Benítez)

-Yo quiero agregar algo con respecto a la pregunta sobre si pensábamos que íbamos a ganar la guerra. Creo que los aviadores navales éramos totalmente conscientes de la importancia que tenían las fuerzas aéreas en general y el Ejército en este conflicto, una vez que se decidió el retiro de los buques, de las unidades de superficie de la zona de operaciones, o más que el retiro el repliegue o la demora para que entren en acción. Más que el hecho de pensar que íbamos a ganar era la responsabilidad que implicaba armas tan poderosas como lo son los aviones de ataque, que pueden causar gran efecto, moral y logístico.

Esa responsabilidad creo que hacía que nosotros sintiéramos que teníamos una gran posibilidad de parar por lo menos el avance inglés. Hasta el día 21 de mayo, yo creo que nosotros estábamos totalmente convencidos que con nuestras fuerzas aéreas y con la colaboración del Ejército desde tierra. Podíamos parar el intento de desembarco. Tanto es así que el día 21 de mayo la Tercera Escuadrilla de Caza y Ataque, los A 4 tienen el bautismo de fuego: esa es nuestra primera misión. Hace doce vuelos durante el día, de los cuales seis entraron en combate, pero los doce estuvieron en Malvinas en un esfuerzo muy crítico para tratar de detener a las unidades de superficie. Se daba todo, absolutamente todo, con tal de pararlos porque éramos conscientes de la importancia que tenía el desembarco de ellos. Y así fue. Después que desembarcaron las acciones cambiaron notablemente. (Sylvester)

-El 21 de mayo salimos a la mañana con seis aviones. Volamos sobre Malvinas sin reabastecernos en vuelo por la urgencia con que desde tierra requerían apoyo aéreo. Ahí tomamos conciencia de lo enorme que son las islas. Volando con A 4 después de cruzar 300 millas sobre el agua, no teníamos la ubicación exacta de dónde habíamos recalado. Volamos durante 20 minutos sobre las islas y nos vimos forzados a regresar por falta de combustible a Río Grande, con unas condiciones meteorológicas horribles. De inmediato vuelven a salir otros seis aviones que poco después van a establecer contacto con el enemigo. (Benítez)

-Ese día llegaron de regreso los aviones de la misión anterior. Río Grande era un espectáculo de película porque estaba también un escuadrón de Dagger de la Fuerza Aérea y se oía en todo momento el rugir de los aviones que despegaban en distintas misiones: se escuchaba desde el amanecer. Tomamos conciencia de la realidad. Él A 4 es un avión que navega y tiene ayuda radioeléctrica de tierra, pero carece de un aviador inercial para recalar en un punto geográfico. Recala visualmente. Como había mucha niebla y nubosidad, los pilotos que nos precedieron no encontraron objetivos y por falta de combustible volvieron. Entonces sacamos dos conclusiones rápidas. Una, que debíamos ser muy cuidadosos en la recalada de la navegación y lejos de la zona enemiga. Y segundo que, en lo posible, teníamos que usar tanques de reabastecimiento. No obstante en el segundo vuelo, por apuro, tampoco usamos el tanque. Partimos el capitán Philippi –que era ex comandante de la escuadrilla y se acopló a la misión- el teniente Arca y el teniente Márquez. En los otros tres aviones estábamos yo de sublíder, el teniente Sylvester y el teniente Lecour. Tanto era el apuro que no pudimos salir juntos, ya que a los aviones había que cargarlos y colocarles las bombas, que es una maniobra bastante lenta. Además, nos corría la luminosidad del día, ya eran las 2 de la tarde. Así que los tres primeros aviones despegaron seis minutos antes. También nuestros ataques estaban previstos rasantes, porque no hay otra defensa. A diferencia del Súper Etendard, el lanzamiento de nuestras armas es sobre el buque y no a una distancia prudencial. Por lo que es un buque hoy, no se concibe pasar por encima debido a su defensa electrónica y misilística. (Rótolo)

-O sea, que ustedes iban con la idea de que las posibilidades de éxito se reducían a un diez o un 15 por ciento.

-No. Existían posibilidades concretas porque durante años habíamos hecho ataques sobre buques similares de nuestra flota. Teníamos valores con los que a veces vulnerábamos los sistemas electrónicos. Realizamos un cálculo. De cuatro aviones dos podían quedar, pero dos pasaban. El armamento nuestro era muy efectivo. Una sola bomba que le pegara al buque lo dejaba destruido en un 50 por ciento. Esa era nuestra posibilidad y nuestra guerra. No había otra. Así que seis minutos después partió la división mía, siempre con la prudencia de no hablar. Mi avión tenía una pequeña ventaja, un sistema Omega de navegación que depende de antenas ubicadas internacionalmente en el globo. Pero durante la guerra no las cortaron, lo que nos favoreció. Hicimos unas comparaciones con el teniente Sylvester y no hablamos más. Escuchábamos lo que le ocurría a la primera sección. (Rótolo)

-Nosotros, como dijo el capitán Rótolo, habíamos salido unos seis minutos antes. El capitán Philippi iba de líder, de número dos el teniente Márquez y de número tres yo. Hicimos una aviación escolástica en altura, perfil alto bajo, como se llama, descendimos a 60 millas de la isla, hablamos por primera vez cuando yo dije "Señor, ahí están las islas", y descendimos a menos de 30 metros. Los cerros, las costas de la isla estaban muy por encima nuestro. Yo diría que íbamos entre 10 y 5 metros de altura; tanto es así que a veces el mar salpicaba el parabrisas. La velocidad era de alrededor de 950 kilómetros por hora. La misión nuestra era atacar un buque que salía por el canal de San Carlos, averiado. No existió nunca. Al menos no lo vimos. Ahí hubiera terminado nuestra misión. Pero teníamos un objetivo secundario que eran los veinte buques que estaban desembarcando en la bahía de San Carlos. Cruzamos a la islas Soledad iniciando el ataque hacia la bahía de San Carlos. Pasamos por encima del "Carcarañá", un buque de transporte averiado por los Harrier, que estaba varado en la costa. En un momento dado vimos un buque navegando cerca de la orilla, unas dos o tres millas hacia dentro.

Mi primera intención es ir al ataque, pero el capitán Philippi ordena mantenerse en el mismo rumbo, hasta llegar a 90 grados del buque. (Arca)

-¿Estaban ya detectados por el buque?

-No teníamos indicación para saberlo, carecíamos del instrumental que posee el Super Etendard. Si un misil nos lleva por delante lo advertimos cuando explotamos. De todos modos supimos que el buque nos había detectado porque empezó a realizar maniobras evasivas. Se fue hacia fuera del canal. Desde que lo vimos transcurrió un minuto, un minuto treinta, sin que nos lanzara ningún proyectil. ¿Por qué no lo hacía? Porque nosotros estábamos pegados a la costa y el sistema de ellos no les permitía discernir entre el blanco y la costa. (Arca)

-Intencionalmente ustedes estaban pegados a la costa.

-Claro. Nos mimetizábamos con la costa, bien bajos. El sistema de armas de ellos no discernía el blanco.

-Conviene aclarar que los buques tienen sus máximas capacidades, cuando el sistema de armas está diseñado para trabajar en aguas abiertas. Cuando están cerca de la costa sus radares ven limitadas sus capacidades por los ecos que representan las costas. Eso estuvo a favor de nuestros aviones y los de la Fuerza Aérea. En aguas abiertas las posibilidades de supervivencia del avión son nulas. (Curilovic)

-Estando en posición giramos hacia el buque, que era la fragata "Ardent". Cuando asomamos el avión en el agua, empiezan a tirarnos, y nos forman una pared de fuego entre el buque y nuestro avión. Era algo que yo no había visto nunca. Sólo en las películas. Mientras avanzábamos iban explotando las granadas y se veía el efectos de los impactos en el agua. (Arca)

-¿Qué pensaba usted en ese momento?

-En ese momento uno no es tan razonable, más bien está automatizado para actuar de acuerdo con el adiestramiento que tuvo en su vida. Por eso uno defiende tanto la posición del piloto que está formado. Comprobamos que no improvisa absolutamente nada. Hace exactamente lo que aprendió.

-¿Desaparece el instinto de conservación que a veces lo obliga a uno a actuar de una manera que no es lógica?

-Yo creo que estamos tan adoctrinados con nuestro adiestramiento que no permite otra cosa que cumplir con los objetivos que nos hemos trazado al comienzo. Y ese objetivo era el combate. Era el lanzamiento de las bombas. No permite otro tipo de razonamiento. De todos modos cuando salimos a volar siempre pensamos "a mí no me va a tocar". Y cada uno piensa lo mismo. (Arca)

-Suicidas no somos. Somos profesionales. Siempre uno trata de buscar esa pequeña posibilidad para uno o para el grupito... (Rótolo)

-Lo más importante del adiestramiento que nombró Arca es que en todos los casos la Aviación Naval lo hace, por supuesto, sobre el mar, con operaciones sobre el portaaviones, volando rasante, diurno, nocturno, contra buques. O sea, que el propio adiestramiento tiene tal riesgo que lo habitúa al peligro.

-Mientras a uno no lo tocan, uno ve. Es un espectador maravilloso de lo que pasa. Hay una gran tensión antes de empezar la misión. Se tienen en cuenta los cálculos de riesgo que cada uno hace personalmente. Pero una vez cerrada la cabina, e iniciado el vuelo, uno se sentía como siempre, consideraba todo normal. Y si no lo tocaban, lo único que hacía es seguir para delante hasta cumplir con la tarea. (Rótolo)

Arca prosigue su relato:

-Estábamos en medio del fuego enemigo. Nos tiraban hasta con 12,7 desde el puente (lo supimos después por publicaciones). Es decir, nos tiraban con todo lo que tenían. Entramos los tres aviones. Primero el capitán Philippi; por el giro hacia dentro entré yo segundo y el teniente Márquez, tercero. Entre avión y avión debíamos llevar una diferencia de 14 segundos, pero la necesidad del combate y la urgencia con que se presentó el buque fuimos uno tras otro aproximadamente en siete segundos. El capitán Philippi disparó sus cuatro bombas sobre el buque. Las veo salir, se abren las cuatro bombas que son frenadas para permitir que el avión se aleje; y la última, mientras el buque avanza a toda velocidad, pega en la popa y explota. Mi esperanza era que el capitán Philippi errara, para no tener que agarrar todo lo que saltara para arriba. Pero no fue así. Yo me tragué todo. Pasé en medio del fuego del capitán Philippi, a trescientos pies, y tiré mis bombas. Yo había alertado al capitán Philippi de su impacto. Y el teniente Márquez que viene detrás de mí me dijo: "otra en la popa". Una de las cuatro que yo tiré también pegó en la popa. Salimos los tres aviones y volvíamos escapando por el mismo lugar, separados por unos 500 metros, cuando el teniente Márquez ve los Harrier. Ese fue un baldazo de agua fría, porque sabíamos que debíamos entrar en combate con ellos. A los 10 o 15 segundos, el teniente Márquez desaparece. Después nos enteramos que había explotado en el aire. El piloto que le tiró con sus cañones dijo que su avión se había desintegrado en el aire. Uno de los Harrier casi llega a nivel mío. Yo lo veo ahí. Dispara el misil y le pega en el tubo de chorro al capitán Philippi. En ese instante vi los piques de los cañones en el agua. El capitán se eyecta y yo empiezo a combatir con el otro Harrier, sin armas. Mis cañones estaban trabados y había tirado las bombas. Me impactó unos diez tiros mientras yo trataba de evadirlo. El combate duró pocos segundos, tal vez 30, y con el avión totalmente averiado me voy a Puerto Argentino, perseguido por dos Harrier que estaban haciéndome intercepción porque yo iba hablando requiriendo pista y pidiendo que me ubicaran porque estaba totalmente fuera de control. Desde abajo observan cuando los dos Harrier me disparan nuevamente. De Puerto Argentino me piden que eyecte. Yo no eyecto. Cuando intento aterrizar no puedo hacerlo porque me faltaba uno de los trenes de aterrizaje. En definitiva eyecto sobre el agua y soy rescatado por uno de los helicópteros del Ejército.

-¿Cuánto tiempo permaneció en el agua?

-Treinta minutos, y tuve principio de congelamiento de pies y de manos. Eso demandó un trabajo médico continuo de 24 horas para volverme a la normalidad. Salí colgado del helicóptero porque no tenía medios de rescate, agarrándome con los brazos, ya que el helicóptero puso los esquíes casi adentro del agua. Yo me monté en caballito invertido y salí del agua así... Estuve ocho días en Puerto Argentino, con el bombardeo constante.

-¿Tenia familia aquí, en el continente?

-Tenía mi señora y tres chicos. El día 24 de mayo pude hablar con mi señora desde Puerto Argentino y ese día coincidió con el cumpleaños de mi hijo. Yo no me acordaba,

-Debe haber sido un momento muy emocionante.

-Sí, porque ella se enteró de que los aviones habían sido derribados, lo que ocasiona el problema sentimental que cualquiera puede imaginar. Cuando escuchó mi voz se tranquilizó. Lo único que yo tenia era una fractura en el brazo. El éxito que habíamos tenido en esa misión era muy redituable para la escuadrilla. (Arca)

Mientras todo esto ocurría, los pilotos que habían quedado en tierra vivían momentos de incertidumbre y preocupación, pues ninguno de los tres A 4 que habían partido en la misión retornaba dentro del tiempo previsto.

-Estábamos en un vehículo de comunicaciones en el que interceptábamos los mensajes de los aviones cuando regresaban. Creo que fue la tarde más angustiosa que hemos pasado. No sabíamos nada de lo que estaba ocurriendo, hasta que recibimos las comunicaciones de la segunda sección que regresaba. Cuando el capitán Rótolo se comunica con el aeródromo de Río Grande, aproximadamente a 160 o 170 millas, tenemos la seguridad de que la primera escuadrilla había sido derribada, porque en ese momento ya debería estar aterrizando. Esa noche nos enteramos de que un piloto había eyectado en Puerto Argentino y que estaba bien. No sabíamos quién era. De los otros dos no teníamos noticias. Al otro día, a la mañana, supimos que el que estaba en Puerto Argentino era Arca, y cinco días más tarde tuvimos noticias de que Philippi estaba vivo.

-¿Cómo se había salvado?

-Hizo una supervivencia en el agua y logró llegar a tierra, donde se unió a una familia de kelpers, estuvo dos días con ellos, hasta que por radio se comunicó con Puerto Argentino y un helicóptero lo fue a buscar. (Arca)

-Primero se había refugiado en una cabaña y para comer tuvo que matar un cordero.

-Nosotros íbamos atrás y escuchamos las comunicaciones. Como recordará habíamos partido seis minutos más tarde. Escuchamos cuando dijeron que ya estaban rasantes sobre el agua para no ser detectados. Otro dijo "qué ancho es el estrecho", un detalle que nos sorprendió; escuchamos también la detección del buque y tras el ataque intuimos que habían sido derribados. Uno dijo "me eyecto"; otro gritó "Harrier", y se perdieron las comunicaciones. Nosotros estábamos descendiendo y nos dijimos "eso es lo que hay. Eso es lo que nos espera". Realizamos el mismo trayecto que ellos recostándonos un poco más sobre tierra. Atravesamos una bahía, encolumnados, protegiéndonos, bien rasantes. Sabíamos que arriba había Harriers. Desde la bahía descubrimos tres buques en el canal. Les pregunto a los demás si estaban conmigo, en una forma un poco jocosa; yo no los veía, ellos venían atrás. Les designo el blanco y nos largamos hacia ese blanco. El fuego era intenso. Nos tiraban todos los buques. En ese momento uno a lo que aspira es a no fallar y a que no lo toquen. No puede pensar mucho más, porque todo sucede muy rápido. Yo lanzo mis bombas y trato de escapar, cuando veo un buque atravesado que también me estaba tirando, así que cambio el escape y me voy por detrás de las islas. (Rótolo)

-Yo iba siguiendo al avión líder cuando vi que le estaban tirando. Recién me di cuenta de los buques que estaban al costado. No noto que me tiren. En el momento en que atravieso la columna de humo descubro al líder que se me está viniendo encima. No sabía que ocurría. "Quiere atacar otra vez", pensé, en lugar de escapar, "se enloqueció". Entonces oí que me decía "para acá no, que nos están tirando". Nos metimos en la costa y enfilamos por unos cañadones. En ese instante -después de haber arrojado las bombas- es cuando uno deja de ser un autómata y vuelve a tomar conciencia de que tiene que sobrevivir. En ese momento se siente un paria porque no tiene municiones, está en un terreno que no conoce, con poco combustible. (Lecour)

-Además, estábamos a 8.000 metros de altura, es decir, que podíamos ser detectados por cualquier unidad de superficie. Cualquier buque próximo nos podía derribar con toda facilidad. Carecíamos de defensas. (Sylvester)

-Para nosotros ése fue un día importante, ya que era nuestro bautismo de fuego. A la mañana, como los aviones fueron y volvieron, todo parecía normal. No había entrado todavía en la realidad de la crudeza que tiene la guerra. El primer impacto lo sentí en vuelo al oír la voz del capitán Philippi avisando que se eyectaba. Entonces me di cuenta de que las cosas eran distintas a un adiestramiento normal. En ese instante, no sé por qué, rompí el silencio electrónico. Lo llamé a Arca y también a Márquez. Tuve la impresión de que estaban todos derribados, y comprendía la crudeza del lugar donde íbamos a entrar. Estábamos recalando en la Gran Malvina y allí decidió el capitán Rótolo seguir a la isla Soledad. Según el capitán Philippi eso fue lo que nos salvó y nos permitió atacar. Nuestro camino estaba previsto por el estrecho, no por la isla Soledad. Según supimos después, mientras el capitán Philippi nadaba hacia la costa, vio pasar varias veces los Harriers patrullando el estrecho. Marchábamos sobre tierra con idea de llegar a la bahía de San Carlos, que era donde se estaba desembarcando. Pero tuvimos que cruzar la bahía Ruiz Puente, ubicada un poco antes, y tuvimos que atacar a los buques que estaban ahí, porque no quedaba otra alternativa. Había cuatro buques. Tres al costado y uno en la proa del avión líder. Yo, como iba tercero, vi el ataque desde una cómoda platea. Notaba sobre todo los piques de la artillería en el agua; vi pasar muchos disparos al costado del capitán Rótolo: no tantos al lado mío. Observé cómo el capitán Rótolo atacaba al buque volando a baja altura y según nuestros procedimientos. Todas las bombas que lanzó él explotaron. El lanzamiento fue muy bueno, pero con la mala suerte de que el buque quedó horquillado, con unas bombas antes y otras después. Es impresionante el efecto que producen las bombas, el humo, los fragmentos que se elevan de un modo sorprendente. Mucho más alto que nuestras alturas de lanzamiento. Las bombas de Lecour, que fue el segundo que tiró, horquillaron la nave nuevamente. Una pegó muy cerca del buque y lo encerró. El buque para mí desapareció en una bola de humo y de fragmentos. Estimamos que era un fragata tipo 21. En la numerosa nómina de buques averiados que tuvo la flota inglesa no logramos nunca averiguar cuál era... Yo atravesé esa nube de humo y cuando estaba encima empecé a divisar la sombra del barco que intentaba salir con todo timón hacia la izquierda, es decir, hacia el lado opuesto en el que había caído la bomba. Hice mis lanzamientos, cuyo efecto no pudo ser verificado, pues no venía nadie detrás de mí. En el escape nos habíamos quedado casi sin combustible y no podíamos volar a baja altura; así que nos alejamos a casi 8.000 metros de altura y con la seguridad de que podíamos ser interceptados. Aterrizamos en Río Grande con muy poco combustible. Dos aviones estaban averiados, presumiblemente por las propias esquirlas de nuestras bombas. (Sylvester)

-¿Fue casi milagroso el regreso?

-No. Milagroso, no. Pero tuvimos mucha suerte. La suerte que no tuvieron los tres que nos antecedieron. Sabiendo lo que le habla ocurrido a ellos, nosotros estábamos esperando permanentemente ser derribados, hasta que nos alejamos un poco de las Malvinas. (Sylvester)

-Esa suerte es la que no tuvimos nosotros. Ni bien salimos de los buques y nos disponíamos a escapar y descansar, teníamos encima a los Harrier. (Arca)

-Hubo una comunicación en el momento de escapar del capitán Rótolo, que nos hizo reír mucho, no en ese instante sino después. "¿Estamos todos?", Preguntó. Escuché que Lecour respondía "yo, sí". Enseguida agregué "yo, también". Y Rótolo exclamó "¡qué suerte!". Le salió del alma. (Sylvester)

-Demuestra lo que pensábamos. No teníamos muchas esperanzas. Además de las defensas de los buques ellos atacaban desde las lomas y, como era el último ataque del día, ya no podíamos aprovechar el factor sorpresa.

-Lo que tiene que quedar claro es que esto no fue obra de la casualidad. Nosotros hicimos en las Malvinas lo que hablamos practicado durante toda la vida en tiempo de paz. Volamos como volamos siempre, utilizamos la técnica de ataque que teníamos prevista y tiramos el armamento apropiado para ese tipo de unidades de superficie. No fue casualidad que una unidad nuestra terminara de hundir a la "Ardent", atacada previamente por la Fuerza Aérea, como ha sido reconocido. Y que otra tenga responsabilidad en el hundimiento de la "Antílope". (Sylvester)

El 22 de mayo las operaciones aéreas quedan suspendidas por mala meteorología tanto en Río Grande como en Islas Malvinas. Nos quedaban solamente cuatro aviones por los derribos y las averías sufridas el día anterior. El 23 a la mañana tuvimos una misión ante un buque que presumiblemente se estaba acercando a Río Grande, a unas 150 millas. El capitán Castro Fox estaba a cargo de la Tercera de Ataque. Estaba sin vuelo debido a un accidente muy grande que tuvo a bordo del portaaviones. No podía cerrar la cabina por un defecto en un brazo.

Se la cerraban desde afuera. Zubizarreta era el segundo comandante, el capitán Oliveira y yo integrábamos el grupo. Fue un falso contacto, así que tuvimos que volver nuevamente a pre-vuelo. Nos enteramos de que probablemente atacaríamos el puerto de San Carlos, lugar de desembarco inglés. Después de una división cae 4 A4 de Fuerza Aérea, llegaríamos nosotros y luego los Dagger de la Fuerza Aérea. Despegamos pasado el mediodía. A raíz de la experiencia del día 21 solicitamos hacer reaprovisionamiento en vuelo. Habla una pésima meteorología. Creo que fue una verdadera casualidad poder encontrar al tanque y reabastecernos. Cien millas antes estábamos rasantes y recalamos en San Jorge. Por el oeste entrábamos al puerto de San Carlos. Primero nos informaron que allí había cuatro buques. Después nos confirmaron que eran alrededor de doce. Uno de nuestros aviones tuvo un problema de combustible y se vio obligado a regresar a Río Grande.

Así, que nuestra misión continuaba sólo con tres aviones. Durante la aproximación nos comunicábamos con una nave de Fuerza Aérea que estaba a 40.000 pies y que era la que dirigía la maniobra de las tres secciones de ataque. Cuando empezamos a navegar rasante le pedimos informes sobre la primera sección. Queríamos saber qué había encontrado. Ya sobre las islas escuchamos la primera comunicación de un numeral dé la Fuerza Aérea. No lo entendíamos bien. Después salió el número 3 diciendo "El número 2 no viene, el número 4 está perdiendo combustible por todos lados y pide tanque". O sea, que uno había sido derribado, otro estaba en una situación critica y el tercero probablemente, el que daba las comunicaciones, regresaba bien. Así que mí primera impresión era que al llegar a San Carlos encontraríamos una gran humareda. Cuando íbamos a saltar un morro para caer sobre el canal escuchamos al capitán Castro que nos dijo "Buena suerte".

Avanzábamos encolumnados a una distancia de cien metros entre avión y avión. A llegar a San Carlos estábamos a 1.000 pies, demasiado alto para nuestras técnicas de ataque. Yo sigo al capitán Castro que pone punta abajo y avanza rasante. Cuando miro alcanzo a divisar cuatro buques y veo que él se dirige al mayor, que era un destructor. A mi derecha queda una fragata tipo 21. Hasta ahí no pasaba nada. El mar permanecía absolutamente calmo, mucho sol, gaviotas por todos lados y ni una sola columna de humo. -¿Qué habla pasado? La misión anterior de Fuerza Aérea se vio precisada a atacar a un buque en el estrecho y no había llegado a la bahía. Nuestra primera sorpresa fue que los buques no tiraban. Los fogonazos venían desde tierra y se veía a los misiles como una bengala roja. Uno de ellos pasa entre los dos aviones, el de Castro y el mío. Traté de ocuparme de mi buque y puse todo el acelerador para llegar cuanto antes hasta él. Cuando estuve a distancia traté de tirar, también con mis cañones. La fragata 21 que yo ataqué tenla su cañón apuntando al avión de Castro y le disparaba en forma permanente. Cuando siento que el buque se me viene encima se me traban los cañones, no sale ningún tiro y cambio de selector para tomar las bombas. Al lanzar las bombas se me va la nariz violentamente arriba por el desprendimiento del peso. En ese momento dejé de ver a Castro. Tres bombas hablan salido y una quedó trabada. Entonces escuché al capitán Zubizarreta que decía "Yo ataco al buque del estrecho". Yo pasé la cordillera norte de San Carlos. El capitán Castro sigue y se interna en la isla Soledad. Después regresamos todos en forma independiente por el mismo camino. Recuerdo que antes de entrar en combate el temor mayor mío era cometer un error. Creo que revisé treinta veces los selectores. Cuando ya estaba en el escenario tuve la sensación de estar presenciando una película muda. (Benítez)

-¿Desde qué altura lanzaban las bombas?

-Desde unos treinta metros más o menos.

-¿Veían gente a bordo?

-No. El buque que yo ataqué no tenía una sola persona en cubierta. Me acuerdo que era gris perla clarito. Estaba brillante, parecía nuevo. Tampoco veía a nadie en tierra. Solamente los fogonazos. En el regreso me encontré con Zubizarreta sobre la Gran Malvina. El no había podido lanzar sus bombas por una falla de armamento. Atrás venía Castro con un problema de combustible. Nos avisaba que ascendía a pesar del riesgo de ser interceptado. Al llegar a Río Grande encontramos muy mala meteorología, la pista mojada y el viento fuera de límite. Zubizarreta estimó que no era necesario largar las bombas. Las quería conservar para un próximo ataque. Yo aterricé con dificultad en la pista, pero el avión era controlable. Cuando aterriza Zubizarreta tiene la desgracia de reventar un neumático, con todas las bombas abajo, el avión se va de pista, él eyecta y muere en la eyección. Castro, a pesar de la falta de combustible, aterrizó sin problemas. Según el relato de los ingleses y de la Fuerza Aérea, la "Antílope" sufrió ese día varios ataques. Mis bombas no estallaron. La "Antílope" es hundida cuando tratan de desactivar la bomba que tiene adentro el buque. (Benítez)

Hay un detalle importante. Las bombas de la Fuerza Aérea, por no ser frenadas tenían una velocidad de penetración mucho mayor y por eso perforaban el buque y se iban afuera; como el destructor "Glasgow", que fue perforado de lado a lado sin explosión. En cambio las nuestras que tienen una velocidad de penetración menor, perforan y se quedan. (Mayora)

-Creo que hay que destacar el gesto del capitán Zubizarreta quien, consciente de que la nuestra es la Marina de un país pobre, trató de conservar el armamento, a pesar de las dificultades, para poder utilizarlo en otra misión. (Sylvester)

-¿Creen que las tácticas empleadas por la aviación durante el conflicto modifican el concepto de la moderna guerra aeronaval?

-Yo creo que no hubo nada nuevo. Siempre durante los combates de la segunda guerra los ataques se hicieron volando bajo. No hubo nada nuevo en cuanto a los ataques convencionales con bombas. Lo único diferente fue el ataque misilístico. (Mayora)

-Hay que destacar que el éxito en parte se debe a que los buques ingleses que atacamos estaban en aguas restringidas. En aguas abiertas hubiera sido otra cosa. Cuando empezamos a tomar conciencia de la situación, aunque me sentí como un pajarito arrojando tres bombas en medio de tantos buques ingleses, yo creí que la cosa todavía estaba peleada. Pero cuarenta y ocho horas después del desembarco, San Carlos ya pertenecía completamente a los ingleses. Antenas instaladas, artillería. Ya se habían hecho fuertes en Malvinas. ( Benítez)

-Aquí conviene hacer una aclaración. Antes de producirse el desembarco de las fuerzas británicas, éstas responden a las órdenes que se pueden dar desde el gobierno. No hay tanta libertad de maniobras por parte del comandante. Pero en cuanto se produce la puesta de pie en tierra o cualquier operación anfibia, desde ese momento se da libertad de acción al comandante y ya no queda forma de pararlo políticamente.

Así que una vez logrado el desembarco cambia el curso de la guerra. Incluso los británicos publican que a partir de ese instante se da libertad de acción al comandante y ya no se puede pensar que haya posibilidades de soluciones políticas. (Curilovic)

El día 13, mientras se producían las acciones de los A 4 hubo una misión de Súper Etendard que fue atacar un blanco determinado. El primer ataque de estas máquinas, realizado el 4 de mayo, fue un ataque convencional como lo practicamos siempre durante los adiestramientos. Es decir, hay un avión de exploración que detecta a un buque o a una fuerza de tareas y guía a las máquinas al ataque. A partir del 18 de mayo los aviones Neptune, en un estado verdaderamente calamitoso, pues eran extremadamente viejos, y carecían de cualquier tipo de eficiencia en su capacidad electrónica, dejaron de volar y se perdió la posibilidad de hacer exploraciones a gran distancia. Quedaba sólo la exploración dentro del radio de acción de los aviones Tracker en Río Gallegos. Eso daba idea y cierta seguridad al vuelo hacia Malvinas. Pero de Malvinas para allá el vuelo de los Tracker no servía para tener una situación clara. Entonces hubo un trabajo importante por parte de la gente que estaba en Malvinas, aviadores navales y de la Fuerza Aérea. Con un radar detectaban la salida de aviones Harrier en distintos puntos, que se acercaban a las islas y luego desaparecían, volando sobre el mar a baja altura. Esos movimientos daban la pauta de que el portaaviones estaba cerca. Con triangulación, con trabajo de estudio, se determinaban ciertas posiciones probables para la ubicación del enemigo. Con tales elementos se establecía la partida del avión de ataque, en este caso los Super Etendard, pues se había determinado ya fehacientemente que el ataque en aguas abiertas quedaba determinado a los aviones con una capacidad de armas denominado stand off, es decir, que lanza fuera del alcance de las armas del buque. Esa capacidad estaba dada por el Super Etendard.

El 23 de mayo salió una sección con el capitán Agotegaray y con el teniente Rodríguez Mariani a un punto determinado, al sudeste de Malvinas, de Puerto Argentino. Hacen su navegación, realizan el reabastecimiento en vuelo, establecen el perfil de ataque, llegan al punto determinado, no encuentran el blanco con su radar y regresan. Así estaba dispuesto. Se hacía el vuelo y si el blanco no aparecía, no se seguía buscando, dando vueltas o exponiendo el avión o subiendo para tratar de ver. Se cumplía el perfil como estaba previsto. Era demasiado caro perder un avión por falta de combustible o por seguir adelante sin tener realmente conciencia de lo que había. Así que ellos regresaron. Lamentaban no haber podido lanzar. Como teníamos una guardia, ese mismo 23 de mayo cambian los pilotos y quedamos el teniente Barraza, que era mi numeral y yo. El 24 de mayo transcurre sin vuelos.

El 25 llega una orden con una posición determinada. En este caso a 110 millas al noreste de Malvinas. Una de las tácticas usadas fue decir "si una vez le pegamos un golpe por la izquierda ahora peguémosles por la derecha". Es decir, no siempre en aproximación por el mismo lugar. El último ataque había sido por el sur. Este decidimos hacerlo hacia el norte. Lo importante era encontrar posiciones como para penetrar sin ser detectado. El problema era saber si podríamos encontrar el camino, va que no había exploración aérea. Sabíamos que un buque radar británico estaba en la entrada de San Carlos, el que después fue atacado por la Fuerza Aérea, que lo hundió: el "Coventry". Eso ocurre a las 15.30, más o menos. Nosotros habíamos despegado a las dos de la tarde. Como todas las operaciones tanto nuestras como de la Fuerza Aérea se realizaban con reabastecimiento en vuelo y teníamos sólo dos aviones tanques, había que administrarlos muy bien. Eso implicaba una gran limitación. Muchas misiones se veían abortadas por indisponibilidad de tanques. Volar con el Super Etendard y con su equipo electrónico y de navegación permite obviar todas las dificultades que tienen los A 4 o los que volaba la Fuerza Aérea, que carecían de esa información permanente sobre la ubicación, las distancias a los distintos puntos, los consumos. Todo estaba calculado en forma electrónica, con lo cual uno se sentía seguro e informado. Eso daba seguridad y permitía hacer los perfiles con cierta comodidad. Tratábamos con nuestro radar de no ser interceptados por el piquete, el buque radar de San Carlos, para que no pudiera vectorear aviones interceptores hacia nosotros.

La última información que teníamos es que había movimiento continuo de aviones entre las fuerzas de tareas y San Carlos. Por casualidad el ataque a la "Coventry" se produce a las 15.30 y todo el esfuerzo de la aviación británica se vuelca sobre San Carlos para resguardar la zona. Paralelamente nosotros estábamos entrando por el norte. A las 16.30 detectamos el objetivo en el punto que nos habían asignado. Volábamos a gran velocidad más o menos a 540 nudos; lo que hace que las distancias se vayan acortando rápidamente. Mi numeral se había acercado a unos 200 metros para el lanzamiento; lo normal durante la navegación es mantenerse a una milla. Detectada la fuerza de tareas por nuestros radares, y enganchado el blanco para dar la información al misil, comprobamos que se trataba de un blanco grande, porque había sido tomado a distancia y no se desenganchó nunca. La propaganda británica llegó a decir luego que los misiles que lanzamos estaban dirigidos al "Invencible", que con exitosa maniobra logró zafar mientras el misil perdido se encontró con el otro buque. Eso es parte de la guerra comercial, psicológica. Lo cierto es que la forma en que funciona el misil contradice tal explicación. Los dos aviones enganchamos el mismo blanco a gran distancia y se lanzaron los dos misiles separados aproximadamente cien metros. Yo veo que el misil de Barraza sale, y noto que el mío tarda en despegar. Lo que ocurre es que uno hace un descenso hasta ponerse rasante al agua. A partir de ahí el misil está todavía por debajo del avión y lleva la misma velocidad. De inmediato teníamos que romper y salir de la zona. Mi giro me preocupó porque no sabía qué pasaba con los misiles. En ese instante pude apreciar un espectáculo que otros seguramente no pudieron ver: los dos misiles encendidos, en forma paralela, rasantes en el agua se iban perdiendo como una bengala. Comprendí que teníamos un arma actualizada, capaz de enfrentar a los buques ingleses. Los misiles siguieron su curso e impactaron en el blanco seleccionado.

La idea era siempre atacar al portaaviones. Pero hay que tener en cuenta que cuando se ataca a una fuerza anfibia, tal vez más importante que el buque de guerra es el logístico. Y eso fue aceptado por los mismos británicos. Si usted logra hundir los buques logísticos donde está el personal y el armamento para desembarcar, podría parar la operación. Pero seleccionar el buque logístico para nuestro sistema era imposible. Para los aviones que atacaban en aguas restringidas en el estrecho de San Carlos antes de llegar a un buque logístico tenían que pasar por las naves que estaban adelante. Los británicos formaban un círculo de embarcaciones de guerra en torno a ellos. Después tuvimos información de que los dos misiles habían impactado el "Atlantic Conveyor" destruyendo importante material, especialmente helicópteros, lo que dificultó el traslado del grupo que desembarcó. El camino de regreso era bastante largo. Hicimos tanque nuevamente y después de más de cuatro horas de vuelo aterrizamos de noche en Río Grande. El retorno es diferente a todo lo que se vivió antes porque uno es parte de un eslabón de una gran cadena que abarca desde el mecánico, al personal de armamento, el oficial de mantenimiento, etc. El hecho de efectuar el lanzamiento y encontrarse a la vuelta con todo ese personal que había vivido la incertidumbre se traduce en una gran alegría general que compensa todos los sacrificios que uno pudo hacer. Hasta ese instante habíamos vivido momentos de incertidumbre y desazón ya que no sabíamos la suerte corrida por el capitán Philippi y Márquez durante la misión de dos días antes. Con este éxito recuperamos un poco la alegría. (Curilovic)

-A partir del 25 de mayo cambian los pilotos de guardia. Nos quedaba un solo misil. Los ingleses lo sabían. El trabajo del radar de Malvinas siguió siendo constante para detectar operaciones aéreas y determinar la posición de los portaaviones que después del 4 de mayo operaban desde muy lejos de las islas, lo cual dificultó la operación de los Harrier. El 30 de mayo se ordena el despegue de dos aviones Super Etendard.

Uno llevaba el misil con el capitán Francisco; el Capitán Collavino iba en el otro avión para hacer un apoyo en la información electrónica en el caso de que se produjera una falla en el primero. La fuerza aérea participa también en esta operación con cuatro máquinas A 4 C que atacarían al blanco una vez que hubiera impactado el misil. Fue un vuelo largo, por el sur, con dos reabastecimientos en el camino. Los radares detectan un eco grande al cual Francisco lanza el misil y los aviones de la Fuerza Aérea siguen su estela en dirección al buque. Dos aviones son derribados, y los dos que llegan ven impactar el misil y salir una columna de humo de una nave que definen como tipo portaaviones y sobre el cual hacen sus lanzamientos de bombas. Cuando estos dos pilotos regresan, dentro de su estado anímico por haber perdido dos compañeros y ante la tensión del vuelo largo y duro, confirman que habían atacado el portaaviones y que el misil había impactado.

Se los consulta por separado y se les muestran fotografías -que a través de distintos ángulos permiten identificar una nave- y coinciden en la definición. De todos modos es una incógnita de esta guerra si las bombas y el misil averiaron al portaaviones. Nosotros hicimos nuestro propio análisis. Llegamos a la conclusión que tras la operación la actividad aérea inglesa disminuye. Eso da indicios de que una de las plataformas podría estar afectada. Otro elemento de prueba es que el portaaviones "Invencible" no regresa de inmediato, tarda dos o tres meses en volver a Inglaterra. Luego entra a su país dando posiciones diferentes a las que cumplía y horarios también distintos, para no ser interceptado por ningún buque ni avión fotógrafo de cualquier otro país que lo pudiera localizar. Y entra a puerto de noche. Además, en esa ocasión se establece una visita para todos los buques que participaron en Malvinas por parte del público en general, pero no se permitió acceder al "Invencible". Otro dato importante es que en diarios internos de la marina inglesa se felicita a la tripulación de la parte máquinas del portaaviones por haber efectuado un cambio de turbinas en el mar, en tiempo récord y en condiciones difíciles. Lo cual en condiciones normales constituye un episodio sumamente raro. (Curilovic)

Les pedimos a los pilotos que formulen una conclusión sobre las experiencias narradas. La sintetizan del siguiente modo:
"La mejor prueba de eficiencia para una unidad de combate es haber producido en situación de guerra resultados óptimos, acordes al adiestramiento realizado en tiempo de paz. Malvinas es un testimonio del profesionalismo alcanzado por la Aviación Naval, y representó para sus pilotos el examen más difícil que se tiene en la carrera de las armas, dándoles la satisfacción de haber correspondido al esfuerzo que la Armada realizó para formarlos.

"Independientemente del resultado obtenido y del desarrollo que tengan los acontecimientos, no debemos olvidar el sacrificio de nuestros muertos que fueron amigos, camaradas y compatriotas. En su memoria debemos aunar esfuerzos para ser mejores y rescatar lo positivo, mirar al futuro siguiendo el ejemplo que nos brindaron al dar el capital mayor de un hombre: SU VIDA".

Dijeron Los Ingleses:
Los relatos que se agregan a continuación han sido extraídos de crónicas de guerra británicas y forman parte del sentimiento auténtico de soldados que supieron valorar la aptitud de los artilleros argentinos.

Al igual que un sinnúmero de otras referencias vinculadas con la valentía y el coraje evidenciado por soldados de las fuerzas argentinas que participaron en la gesta de Malvinas, nos permitimos extractar estas notas a modo de homenaje a quienes modestamente lucharon y expusieron sus vidas con la templanza propia de nuestros legados artilleros y, por sobre todo, en reconocimiento hacia quienes murieron en suelo malvinense.

"Todas las informaciones dejaban entrever que los argentinos se servían de las elevaciones para atrincherarse y preparar las mejores posiciones defensivas. El área quedaba dentro del alcance de los grandes cañones calibre 155mm que los argentinos desplazaban constantemente desde una base a otra alrededor de Stanley".

The Sunday Time Insight Team, Una cara de la moneda, La Guerra de Malvinas, Editorial Hispamérica, Buenos Aires, 1983, Pag 367 y 368.

"El viernes 11 de junio todavía no se había respondido a los llamamientos, y el efecto de la demora, combinados con las noches heladas y bombardeos por parte de la artillería argentina, empezaban a producir cierta frustración. Un pelotón de Guardias Escoceses tuvo que retirarse ante los intensos disparos de la artillería pesada argentina y el Regimiento de Comandos 42 sufrió las primeras bajas, desde el avance, al verse alcanzado por los proyectiles argentinos".

The Sunday Time Insight Team, Una cara de la moneda, La Guerra de Malvinas, Editorial Hispamérica, Buenos Aires, 1983, Pag 370.
"Los cañones argentinos que estaban situados alrededor de Stanley, seguían causando estragos entre las posiciones británicas. Son unos cachorros endemoniadamente malos y desagradables. Te escupen un proyectil y estonquea toda la zona".
The Sunday Time Insight Team, Una cara de la moneda, La Guerra de Malvinas, Editorial Hispamérica, Buenos Aires, 1983, Pag 377.
En relación con los fuegos de hostigamiento realizados contra los buques ingleses, según el testimonio del Teniente de la Armada Británica DAVID TINKER, "...los proyectiles de los cañones argentinos caían a unas 50 yardas de distancia de nosotros".
Tinker Hugh, La vida y gallarda muerte del Teniente David Tinker.
"La artillería argentina tenía cuatro cañones franceses calibre 155mm. Durante la campaña estos fueron utilizados con poca munición. Mientras esperábamos en el Monte KENT, recibimos mas de treinta ráfagas. Durante el ataque al Monte DOS HERMANAS, aproximadamente 400 proyectiles de alto poder fueron disparados sobre nosotros en aproximadamente 4 horas".

(Nota: Error del autor. Se trataban de sólo dos cañones calibre 155mm, Modelo Argentino, de fabricación nacional)
Akhust Gerald R (My), "A gunner's tale", Fiel Artillery Jornal (US Army), Marzo - Abril 1984, Pag 21.
"Los fuegos de las baterías enemigas fueron muy efectivas. Finalmente tuvimos muchas dificultades para localizar los cañones enemigos. Disparamos muchos proyectiles sobre posiciones simuladas. Demasiado tarde nos dimos cuenta que tirábamos sobre viejas cubiertas que simulaban ser cañones, cubiertas por telas de enmascaramiento. Fueron muy buenos para engañarnos".

Akhust Gerald R (My), "A gunner's tale", Fiel Artillery Jornal (US Army), Marzo - Abril 1984, Pag 21.
"El 2do Batallón del Regimiento de Paracaidistas, tuvo escasa oposición, pero considerable dificultad causada por el fuego de la artillería argentina calibre 155mm"

- Watson, Bruce W Y Dunn, Peter M ­ Military lesson of the Falklands Island warviews from the Unites States, Arms and armours press, Londres, 1984, Pag 164.
"El fuego de la artillería argentina de 155mm comenzó a caer sobre las posiciones que los argentinos acababan de perder. Los Infantes de Marina británicos se protegieron entre las fisuras que presentaban las rocas, mientras que los proyectiles explotaban alrededor".

- Thompson Julian, No Picnic, Leo Cooper in association with Secker and Warburg, London, 1985, Pag 157.
"Con la luz del día el fuego de la artillería argentina se intensificó bajo la dirección de los observadores adelantados quienes reglaban el tiro. El terreno lindante el Monte Dos Hermanas estaba cubierto de cráteres por las granadas de 155mm".
- Thompson Julian, No Picnic, Leo Cooper in association with Secker and Warburg, London, 1985, Pag 165.
"Los proyectiles de los cañones calibre 155mm se distinguían de los proyectiles de los obuses calibre 105mm y de los morteros de 120mm por su fuerte tronar. Cuanto antes tuviera lugar la siguiente fase era mejor, pues menos tiempo debieran mis hombres permanecer bajo el fuego de la artillería argentina".

Thompson Julian, No Picnic, Leo Cooper in association with Secker and Warburg, London, 1985, Pag 165.
" Las tropas británicas enfrentaron a una dura artillería de 155mm, que dejó tirados a heridos y muertos, pertenecientes a las unidades de asalto".

- Laurence Charles, corresponsal de guerra del The Daily Telegraph.

Capitulo VIII

De la rendición a la caída de Galtieri

La noticia de la rendición de Puerto Argentino cayó como un rayo sobre Galtieri. Impactando por la novedad –meses mas tarde confesaría su desazón porque jamás imaginó una resistencia tan breve-, no alcanzó a comprender la real dimensión de lo que había ocurrido. Mascullaba bronca, emitía juicios escasamente benévolos para con los militares en las Islas, pero no descubría el meollo de la cuestión. La decisión de Menéndez terminaba también con su gobierno.

En estos términos Cardozo kiirschbaum y Van Der Kooy describen la situación vivida en la cúspide del poder militar en la jornada del 14 de junio de 1982.

Un precepto histórico-político prescribe que todo gobierno perdidoso en el campo de batalla debe inexorablemente alejarse del poder. Esta actitud le debía corresponder también a los militares argentinos que habían conducido la Guerra de las Malvinas.

Pero Galtieri pareció adoptar un camino distinto: conocida la capitulación, el presidente reunió a los generales de división, y dirigiéndose a ellos con un tono eufórico los exhortó a continuar la lucha armada. Los generales prefirieron mantenerse en silencio. Galtieri quiso entender que ése era un gesto de aprobación; los hechos posteriores demostrarían que fue un comportamiento preparatorio de la caída. Las cúpulas castrenses ya no estaban dispuestas a seguir a sus comandantes.

Galtieri preparó el terreno para un golpe de timón. El 15 de junio, cuando la población conocía la rendición y cundía el desánimo y la reprobación por la actuación de los militares, el presidente, convoco a la población a la Plaza de Mayo. Desde los balcones de la Rosada dirigía un mensaje. Durante el día grupos numerosos se habían congregado frente a ka sede del gobierno para expresar su repudio a la capitulación: “cobardes”, “queremos fusiles”, “no se rindan”, eran algunos de los gritos que los manifestantes proferían con fervor y rabia.

A la hora señalada para el discurso se habían reunido unas diez mil personas. El clima era denso. Pero Galtieri no compareció a la cita. En las ho9ras previas se había desarrollado una sorda lucha en el seno del gobierno el ministro del interior y el subsecretario Menéndez habían presio0nado a Galtieri para que no difundiera su posición. Quienes concurrieron a la Plaza de Mayo para escuchar la versión oficial de los hechos del Sur, recibieron, en cambio, una andanada de bombas de gases lacrimógenos. Muchos manifestantes, azorados por la represión, se retiraron del histórico lugar entonando consignas contra el gobierno, las FF.AA. y la policía. Por espacio de dos horas, las calles céntricas se convirtieron en escenarios de corridas, enfrentamientos con las fuerzas policiales, rotura de vidrieras e incluso el incendio de varios colectivos de transporte.

A esa misma hora, Galtieri pronunciaba su discurso frente a las cámaras de televisión, “el aprovechamiento de la situación, una injuria a la sangre de los que combatieron, y el derrotismo será una traición”. Para el presidente no había lugar al disenso. No se podía cuestionar la jefatura militar durante la guerra. Sin embargo, aun dentro de las FF.AA. había quienes pensaban lo contrario. Al terminar su mensaje, Galtieri se reunió con los oficiales de mayor graduación del ejercito. Arreciaron las criticas. Los generales Calvi, Reston y Varela Ortiz encabezaron el cue4stionamiento al comandante. Galtieri los conmino a solicitar su pase a retiro. Pasado un rato, y también la irritación, hicieron las pases.

En la madrugada Galtieri tubo otro encuentro. Esta vez con los integrantes del Estado Mayor. Se repitieron los reproches y las acusaciones. El general Esposito, jefe de logística, criticó abiertamente la orientación seguida por la Junta Militar, que, según su opinión, había colocado a la argentina junto a naciones enemigas ( Cuba, Nicaragua, Libia) y provocado la enemistad con el principal aliado, el gobierno de los Estados Unidos.

Galtieri rechazo los argumentos. Para el gobierno norteamericano había dejado de ser un amigo, para convertirse en el principal sostén del Reino Unido. El conclave concluyó. El presidente se retiró con la sensación de que los apoyos cada vez eran menos, y que el panorama se oscurecía aceleradamente. El día 16 significó otro traspié. Saint Jean había citado a los dirigentes políticos a la Casa Rosada. Los integrantes de la multipartidaria y otros partidos menores no asistieron. El ministro del interior postergo la salida para el día siguiente. Durante la jornada del 16 hubieron reiterados conciliábulos entre el presidente de la Unión Cívica Radical, Carlos Contín, y algunos militares retirados. Se evaluó la alternativa de asistir a la reunión convocada por Sait Jean. Finalmente ante la decisión del MID de no concurrir, el pentágono político resolvió no responder al llamado del gobierno. El 17 fue el día final. Galtieri pidió al general vaquero que asistiera en su lugar a una reunión de la Junta Militar. Vaquero, por su cuenta, suspendió ese encuentro, y luego de recabar la posición de los generales de división, se dirigió a Campo de Mayo, donde se alojaba Galtieri, para comunicarle lo aprobado por los jefes castrenses. Se había decidido la remoción del comandante y se le había quitado la atribución para designar su reemplazante. El presidente, decepcionado y desmoralizado, opto por aceptar la resolución de sus camaradas de armas.

Así concluían los días del gobierno de Galtieri, y también la historia de una gestión que durante 74 días, a través de una guerra, habían ubicado a la Argentina en el centro de la atención mundial.

Quedaban las ultimas palabras de Galtieri refiriéndose a las relaciones con los Estados Unidos: “a los norteamericanos...debo decir que les guardo un gran rencor y que me tienen profundamente decepcionado, porque los norteamericanos saben muy bien que siendo comandante del ejercito, es decir, antes de ser presidente, siempre trate de acercarme a ellos y a su administración de reanudar el mutuo entendimiento que se había debilitado durante la administración anterior… Esto es una traición”

Consecuencias de la Guerra

La derrota de las armas argentinas en la batalla por la recuperación de Malvinas conllevó una serie de consecuencias muy concretas para nuestra Patria.

Luego del 14 de junio de 1982, comienza un proceso en la Argentina que un politólogo francés, Alain Rouquie, bautizó como ”desmalvinización”.

Este señor aconsejó una serie de procedimientos que la última Junta Militar post- Malvinas, el siguiente gobierno constitucional, amplios sectores de la sociedad argentina y de los medios de comunicación social seguirían al pie de la letra. Se trataba de hacer como si la batalla por Malvinas no hubiera ocurrido, de borrar toda lección que la misma nos había enseñado. Como por ejemplo, que los EE.UU. no eran amigos confiables, sino más bien enemigos de los intereses de nuestro país.

Se creó la fábula de los “chicos de la guerra”, es decir, que los soldados argentinos eran inhábiles para defender los intereses nacionales, y se descargaron las culpas de la conducción política y militar que llevaron a la derrota sobre los bisoños conscriptos argentinos. Ante esto, vale recordar que todos los soldados del mundo, en todas las épocas, fueron y serán jóvenes en su mayor parte.

Se logró inculcar al pueblo argentino acerca de que jamás podríamos haber ganado la batalla austral contra un Imperio como el inglés, desconociendo la realidad que estuvimos a punto de ganarla, si no fuera por el apoyo norteamericano. Y desconociendo también que Gran Bretaña perdió muchas guerras en su historia. Basten recordar las conocidas “invasiones inglesas”, ganadas por la decisión del pueblo argentino en inferioridad de condiciones semejantes.

Se redujo una Gesta Histórica contra un enemigo también histórico, al hecho de la especulación política del gobierno militar, metiendo en la misma bolsa a Videla o Galtieri con los ex- combatientes y el resto del pueblo argentino.

En fin, se trató de profundizar la derrota de las armas con la derrota espiritual y cultural.

Sin embargo, Malvinas sigue siendo un sentimiento muy profundo en nuestro pueblo. Quizá uno de los pocos que nos hagan sentir unidos como pueblo y como Nación. Por ello, vale la pena recoger sus lecciones más importantes.

Nuestros aliados y amigos los debemos buscar en la mayor parte de las naciones latinoamericanas, como Perú, Venezuela, Panamá, etc., y los países denominados del “tercer mundo”.

Los Estados Unidos jamás serán aliados y amigos verdaderos de la Argentina. Lo único que puede unirnos son intereses transitorios, en general en beneficio de los EE.UU.

Todo país es grande cuando pone el enemigo “afuera” de sus fronteras, como lo hicieron los propios EE.UU., Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón, u otros que hoy se proponen como modelos a imitar.

Malvinas es símbolo de identidad nacional, de búsqueda de raíces culturales. Ese es hoy el principal sentido en reivindicar nuestra soberanía en las Islas.

La recuperación de la democracia argentina le debe más a la sangre derramada en Malvinas que a los partidos políticos.

El pueblo debe ser factor principal en cualquier objetivo nacional que se proponga, ya que la falta de canales de participación durante el conflicto es otra de las causas de la derrota.

Un pueblo que olvida su historia y a sus héroes está condenado al fracaso y a desaparecer como tal.

Reivindicar la indiscutible soberanía argentina sobre las Malvinas no implica echar un manto de olvido sobre la político de la junta militar desde 1976. por el contrario, para dar un sentido cabal a esta justa reivindicación se requiere como condición indispensable asumir una posición resulta y clara de repudio a dicha política. La dictadura no fue menos dictadura por el mero hecho de haber ocupado las Malvinas e izado en ellas la Bandera Argentina.

“Los chicos de la guerra” no, Nuestros Soldados

“Ya en Malvinas distribuyeron las raciones para diez días, pero se nos prohibía comerlas alegando que estas eran para el caso de que nos entráramos en combate.

Tener estas raciones era como sacarte la lotería; por su parte, la comida caliente que nos suministraban consistía en agua caliente con dos o tres fideos. Mi sección se tubo que quedar en el aeropuerto para carga y descarga, tuvimos que pasar la noche a la intemperie mientras los oficiales y suboficiales, por supuesto, la pasaban en las instalaciones del aeropuerto... ya en las afueras de Puerto Argentino tomamos posiciones. Cavamos nuestras trincheras, que eran de 1.2 por 3 metros.

Tratábamos de acondicionarlas porque las características del suelo de Malvinas hacían que se llenara de agua en un corto tiempo. La vida allí era muy dura, porque además de las dificultades de la comida, tampoco conseguíamos agua. Lo terrible era que frente a estas privaciones vi a compañeros estaqueados, a la intemperie bajo el frío, debido a que fueron a pedirle al teniente a cargo mas comida. El teniente interpreto que habían abandonado su puesto y los considero como traidores a la patria; por eso los estaqueo, esta situación se repetía corrientemente... Teníamos la misma información que el resto del país, así que la mayoría del tiempo pensamos que íbamos ganando. Nos enteramos de que los ingleses habían hecho cabecera de playa, que seguían avanzando, pero nosotros igual íbamos venciendo, según nos decían”

Después de la guerra

El duro despertar del exitismo de los argentinos después del mazazo de la rendición, se preguntan mil veces por qué se habló de fortaleza inexpugnable, de soldados bien armados y bien comidos contra una tropa extranjera y a tientas en el barro, portaviones hundidos, Exocets que jamás fallan, si de pronto solo tienen una tierra perdida otra vez, los muertos del Belgrano, los chicos degollados por los gurkas (Soldados Indoneses contratados por Gran Bretaña), viendo la cruda realidad, que nada o muy poco de lo que juntó la solidaridad de los argentinos había llegado a manos de los soldados, que la mayoría de ellos habían sido prácticamente empujados a una muerte segura, sin instrucción militar, y prácticamente abandonados en una tierra desconocida e inhóspita. Se viene un huracán político que arrastra eso sí, a Galtieri, Anaya, Lami Dozo, y que baja el telón sobre otra ficción nacional: Los nativos ya no iban a ser los opulentos sureños que viajan en autos importados y veranean y compran en Miami, sino remotos latinoamericanos a los que bancos de todo el mundo vienen a cobrarle una deuda que no pueden pagar, aumentada inconmensurablemente por la política militar.

La derrota termino de desprestigiar y debilitar a la dictadura. La crisis económica se profundizó y reaparecieron las protestas populares. Las denuncias por las violaciones de los derechos humanos se acrecentaron y comenzaron a desarrollarse grandes demostraciones, que no solo reclamaban saber el destino de los desaparecidos, sino su aparición con vida y el juicio a los culpables. La prensa comenzó a publicar las denuncias. Bignone dio a conocer lo que llamó el “Documento final” sobre la lucha contra la subversión, y estableció una amnistía general para todas las violaciones a los derechos humanos, es decir, el, olvido y el perdón de lo sucedido. Esta verdadera “Autoamnistía provocó el repudio generalizado de la sociedad, y se comenzaba a diseñar el camino hacia la democracia.

La vuelta a la democracia.

La actividad política se reavivó y los partidos conformaron la Multipartidaria, que exigía al gobierno la inmediata convocatoria a elecciones sin condicionamientos ni proscripciones,

A fines de1982 convocaron a una inmensa manifestación popular en la plaza de mayo

El 12 de noviembre el gobierno anunció las pautas para la concertación con los partidos políticos. La lista de temas incluidos era amplia, y tocaba aspectos centrales de la situación del país:

1- Vigencia del Estado de Sitio

2- Cronograma y ley electoral

3- Lucha antisubversiva

4- Desaparecidos

5- Plan Económico

6- Deuda Externa

7- Yaciretá

Por su parte, la Multipartidaria, que poco tiempo antes había propuesto al gobierno la adopción de un plan económico preparado por el frente partidario, rechazó la concertación

La Iglesia, preocupada por el curso de los acontecimientos que distanciaban a civiles de militares, intercedió a favor de un acuerdo. Recurrió a un juego semántico. Habló de reconciliación en lugar de concertación, y ofreció sus servicios para mediar entre las partes,

La Presión política iba creciendo. Apremiado por falta de soluciones y entendimientos con los políticos Bignone trató de ganar espacio informando del adelantamiento de la fecha de los comicios para el último trimestre de 1983.

Por otra parte reafirmaba las condiciones para la concertación.

La Multipartidaria, arrinconada por al intransigencia del Gobierno, y haciendo lugar a la solicitud de las bases partidarias que exigían una acción mas decididas, recurrió a la movilización.

Convocó para el 16 de diciembre a la Marcha por la Democracia. La manifestación serviría para entregar al gobierno un petitorio de reclamos, cuyos dos puntos principales eran la rectificación de la política socio-económica ya la realización de las elecciones nacionales en julio de 1983.

La movilización se realizó con una gran asistencia de público. Mas de 100.000 personas respondieron al llamado de la Multipartidaria. Adhirieron, además de los cinco partidos del pentágono, todas las agrupaciones partidarias, excepto la derecha, incluso las fuerzas de la izquierda socialista y marxista, Partido Comunista y Partido Obrero. La fuerte represión en al que terminó esta marcha no amedrentó a los distintos sectores sociales que clamaban por una salida democrática.

El gobierno militar aun diseñaba algunas tácticas, para condicionar el proceso de salida electoral. Casi nadie prestaba ya atención a sus maniobras. Para esa época la gran mayoría de la sociedad se avocaba a las campañas pre-electorales, y de una u potra forma, todos querían llegar al 30 de octubre, para terminar definitivamente con la dictadura.

A la carrera de las afirmaciones

De acuerdo al estatuto de los partidos políticos cada agrupación para obtener su personería a nivel nacional necesitaba acreditar un mínimo de 35.000 fichas de afiliación, y haber sido reconocida en 5 distritos diferentes. Para las informaciones partidarias tradicionales y mayoritaria(el radicalismo y el peronismo) alcanzar y sobrepasar esos requisitos parecía tarea fácil, pero en el caso del resto de los partidos políticos constituía un desafió a allanar los pasos reglamentados. Por eso, a partir de fines de 1982, la mayoría de las agrupaciones se avocó a las tareas de reclutamiento y afiliación de simpatizantes, como camino para participar en plenitud de derechos en la contienda electoral de octubre de 1983. trabajaban en este sentido partidos de larga trayectoria, cuyas actividades habían sido “suspendidas” por el gobierno militar, y una importante cantidad de nuevas formaciones. Se realizaban actos proselitistas, apertura de locales partidarios en barrios, campañas callejeras de afiliación. Se daban a conocer las plataformas y las ideas rectoras de cada partido. El mundo político entraba en ebullición, y la mayoría de la población participaba, de distinta manera, en esas actividades.

A fin de abril se dieron a conocer las cifras de afiliación. En el país había 5610520 ciudadanos enrolados en distintos partidos políticos. La cifra era enorme. Analistas y estudiosos de la política sostuvieron que se trataba de cantidades record, no solo para el país, sino también para el marco internacional. En general el promedio oscilaba entre el 30% de la población en condiciones. En algunas provincias la cifra, trepaba aun mas: en Corrientes alcanzaba un 65%, aunque luego se demostró que había un gran porcentaje de fichas múltiples (personas fichadas en dos o mas partidos).

El radicalismo y el justicialismo predominaban netamente en los guarismos. La UCR denunciaba casi 1500000 fichas y el peronismo una cifra cercana a los 2 millones. Sin embargo, la primer agrupación reconocida por la justicia electoral fue el MID, que por esta razón recibió el privilegio de llevar el numero 1 en su boleta comicial.

Poco a poco fueron obteniendo su legalidad otros partidos. El partido Intransigente, el Partido Socialista Democrático, el Partido Socialista Popular, la Democracia Cristiana, la Democracia Progresista, el Frente de Izquierda Popular, el Comunismo, reunieron los requisitos legales. En la franja de las ocupaciones nuevas aparecían el MAS (movimiento al Socialismo), integrado a partir del ilegalizado Partido Socialista de los Trabajadores (PTS); el Partido Obrero (PO), cuyo antecedente se encontraba en Política Obrera, también proscripta en 1976; el partido para la democracia social, formado por partidarios del almirante Masera, que finalmente no consiguió personería nacional. Las fuerzas de derecha se nuclearon en tres variantes principales: el Partido Federal liderado por Francisco Manrique; La Unión de Centro Democrático (UCD) dirigida por Álvaro Alzogaray; y los distintos partidos provinciales, que durante el periodo del gobierno peronista anterior habían actuado bajo la sigla FUFEPO, y que habían sido protagonistas del intento de formación de un partido oficial aliado a las fuerzas armadas, durante el período de esplendor de la dictadura.

El 14 de abril la UCD realizo su primer acto, en la Federación Argentina de Box. Alzogaray proclamó el mitín: “la UCD ocupará definitivamente su lugar, jugará su papel en las próximas elecciones. Pero, sobre todo, en el desastre que sobrevendrá, si alguno de los partidos presuntamente mayoritarios llega al gobierno”.

El 18 de abril la Democracia Progresista y el Socialismo Democrático firmaron un acuerdo para presentar listas comunes en octubre. Señalaban que “la concreción de la alianza será precedida por una propuesta política dirigida a todo el país con el propósito esencial de crear las condiciones de una nueva alternativa que deja atrás las clásicas opciones que tanto daño han hecho a la Republica”.

A fines de abril se presento públicamente el Partido Obrero.

Alrededor de tres mil personas escucharon a los dirigentes de la nueva agrupación. Claudio Cohan, delegado de la fabrica Volkswagen, se refirió al pacto militar-sindical denunciado por Raúl Alfonsin: “Hoy, aunque se busquen con lupa los inicios de un pacto militar-sindical, nosotros tenemos en la Volkswagen evidencia clara de ese acuerdo”.

El 24 de junio el Partido Intransigente (PI) se concentró en el Luna Park. Unos 15000 simpatizantes corearon una consigna: “Alende no se vende”, mientras escuchaban al veterano líder, quien denunciaba los estertores del poder militar, que “pretende condicionar el proceso electoral”.

El 1º de julio el MAS realizó otro acto, esta vez en el Luna Park. Asistieron unas 15000 personas. Eduardo Esposito se dirigió a los presentes: “El MAS dice que la Argentina no la arreglamos entre todos. Que la Argentina no la arreglamos unidos al imperialismo, la oligarquía, los monopolios, los capitalistas y los generales. A la Argentina la arreglan unidos los trabajadores y el pueblo, junto a los pueblos de América Latina.

El partido Comunista demostró su capacidad de movilización con un acto efectuado en el Parque Rivadavia, donde se congregaron mas de 30.000 concurrentes.

Así como resultaba evidente la creciente adhesión de la población a las reuniones organizadas por distintas agrupaciones, incluso las mas jóvenes y desconocidas, la mayoría de los observadores de la realidad política sabían y aseveraban que el verdadero campo de definición de los comicios se ubicaba en la contienda entre peronistas y radicales. Existía una coincidencia respecto que ninguna fuerza podría emerger para rivalizar ante las dos formaciones mayoritarias. Esta seguridad solo aparecía cuestionada por la falta de datos ya que no había habido elecciones por el lapso de 10 año, y un numero importante de ciudadanos jóvenes votaría por primera vez. De todos modos la evaluación de la experiencia histórica en el terreno de los modos la evaluación de la experiencia histórica en el terreno de los sufragios demostraba que los sectores independientes, y aun los jóvenes, se inclinaban en forma mayoritaria a favor de las tendencias con posibilidades de triunfo. Y en nuestro país, a mediados de 1983, pocos eran los que se atrevían a pronosticar un resultado que no tuviese a la cabeza a los partidos de Yrigoyen y de Perón.

Las campañas se definen en las internas.

Así como se sabía que la puja electoral se concentraría en la rivalidad justicialista y radical se dirimía en la etapa previa. En efecto, tratándose de dos agrupaciones masivas que habían cosechado afiliaciones que superaban las expectativas, alcanzaba gran importancia saber que sector interno de cada partido prevalecía.

Era evidente que tanto el Peronismo como el radicalismo se habían desarrollado orientaciones internas lo suficientemente diferentes para definir perfiles disímiles en la campaña electoral. De ahí la influencia decisiva que tuvo el desenlace de la lucha en el seno de los dos partidos. Gran parte del éxito electoral se relacionaría con los métodos utilizados para zanjar las opciones internas, y de la unidad o debilidad emergente del proceso de elección de candidatos.

En el radicalismo convivían dos sectores principales: Línea Nacional y Renovación y Cambio. Un tercer sector, el Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY), liderado por el ex senador Luis León, carecía del peso propio para terciar en la disputa. Línea Nacional dominaba el aparato partidario. Sus dirigentes conducían los órganos nacionales y la mayoría de los distritos. Pero la muerte de Balbín había asentado un duro golpe a esta fracción. Carecía de un referente único, y los distintos lideres aparecían con ambiciones simétricas para lidiar los cargos electorales. De ellos, Fernando De La Rua, que encarnaba el proyecto mas conservador, contaba con las mejores posibilidades. El caudillo0 del radicalismo bonaerense, García Puente, apostaba todo su poder a esa candidatura. Sin embargo, otros lideres del balbinismo no estaban tan dispuestos a sellar la postulación de De La Rua. Uno de ellos, Juan Carlos Pugliese, presidente del poderoso comité de la provincia de Buenos Aires, pensaba dist6into. Convencido de la necesidad de llegar a un acuerdo con el alfonsinismo, evitar la lucha interna, proponía la constitución de una formula de unidad: Alfonsin – De La Rúa. Varios dirigentes de Línea Nacional pensaban en forma similar. Solo el ex diputado Antonio Tróccoli mantenía una posición ambigua, que oscilaba entre el compromiso con Alfonsin y el impulso a la corriente balbinista con candidatos propios. La oposición de Tróccoli quebró los intentos de Pugliese. A principios de junio volvió al país, tras un largo exilio, el ex senador nacional Hipólito Solari Yrigoyen. Su llegada coincidió con la largada de la interna partidaria. Imposibilitando el acuerdo, los radicales, fieles a su tradición, fueron a los comicios internos. Renovación y Cambio, que reflejaba una nueva acumulación militante producida durante la dictadura (especialmente en el movimiento juvenil y estudiantil), y una orientación remozada y agresiva, confiaba en lograr resultados que le permitieran disputar la dirección de la UCR, y concomitantemente obtener la candidatura de sus dirigente, Raúl Alfonsin. El 12 de junio hubo elecciones en Chubut y Formosa, dos provincias, consideradas de menos significación.

Los guarismos arrojan claras diferencias a favor del alfonsinismo. Raúl Borrás y Adolfo Gass, representando a Renovación y Cambio, trataron de lograr un nuevo acercamiento con los balbinistas. Sus gestiones fueron infructuosas. De La Rua acentuó su campaña contra el alfonsinismo. Pugliese convencido que la puja interna no tenía marcha atrás, y que en esa lucha la perspectiva mejor para el yrigoyenismo estaba en las huestas renovadoras, rompió con la Línea Nacional, constituyendo un nuevo nucleamiento: el balbinismo autentico. La suerte comenzaba a volcase a favor de Alfonsin.

La intendencia de las primeras internas se reafirmó ampliamente en las que siguieron. Alfonsin ganó en la rioja, con el apoyo de los auténticos; en Misiones, en Neuquen, Salta, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Solo en San Luis y el MAY frenó el imparable avance de Renovación y Cambio. El 10 de julio con los comicios de Capital Federal, Córdoba, Santa Fe y Tucumán, Raúl Alfonsín obtuvo el dominio virtual del Comité Nacional, y con esa posición la seguridad de su triunfo y candidatura. En Santa Fe la victoria fue concluyente.

Alfonsín, triunfador neto, lanzaba una propuesta de unidad, para contar con la adhesión de todos los sectores a su candidatura. Este seria uno de los factores de su victoria de octubre. El 17 de julio se realizaron las elecciones en Buenos Aires (provincia).

Una vez mas el alfonsinismo logro una superioridad aplastante. Con estos comicios concluyo de hecho la interna radical. Pocos días después De La Rúa y Perete renunciaron sus pre candidaturas explicitando su intención de allanar el camino de Raúl Alfonsín. El 30 de julio, la convención nacional radical proclamo, como era inevitable, la formula Alfonsín- Martínez.

En un rápido proceso de menos de 45 días la UCR había dirimido democráticamente sus diferencias internas, ofrecía una candidatura atractiva para el electorado, y en un sentido, a partir de la propuesta del mismo Alfonsín, galvanizaba sus fuerzas para afrontar unitariamente los comicios nacionales.

Esta era la situación en el radicalismo. ¿Qué ocurría paralelamente en el peronismo? Si bien el justicialismo había comenzado el mismo día que el radicalismo sus elecciones internas el desarrollo de la puja estuvo sembrado de dificultades. El peronismo, a diferencia del radicalismo, traía del pasado heridas nunca cicatrizadas.

La experiencia del gobierno del 73 al 786, la gestión de Isabel, el lopezreguismo, y los enfrentamientos de la cúpula sindical durante el gobierno militar, repercutían sobre la realidad interna de 1983.

En la superficie se presentaron a la lucha 2 tendencias: una corriente que apoyaba a Italo Luder, y otra que adhería la postulación de Antonio Cafiero. Del lado del ex presidente provisional se alineaban los sindicalistas ortodoxos, el sector político que lideraba robledo, y la derecha partidaria.

Con Cafiero militaban los sindicalistas de los 25 y el MUSO (Movimiento de Unidad, Solidaridad y Organización), que nucleaba a la fracción política antiverticalista. Intransigencia y Movilización, el grupo que reivindicaba con mayor insistencia la experiencia de la JP, apoyaba a Cafiero.

El vicepresidente del justicialismo, Deolindo Bittel, parecía proclive a un acuerdo con Cafiero. Sin embargo, con el paso del tiempo se demostraría su independencia y orientación propia.

Las internas se desarrollaban en un clima tenso. Reinaba la confusión. Muchos de los congresales electos no definían a quien apoyarían en el congreso partidario. Los afiliados votaban pero entregaban un cheque en blanco a sus elegidos. Para colmo no se esclarecía la actitud que asumiría Isabel desde su exilio. Algunos, guardia de hierro, el comando de Organización y la Rama Femenina, apostaban a su candidatura. Otros la descartaban de plano. Pero Isabel, desde España, no daba signos de interesarse por la interna, aunque una mayoría sostenía que se inclinaba por Luder.

Se sucedieron los comicios. En San Luis gano Cafiero. Luder, en San Juan. En La Pampa una lista que adhería a la corriente de Carlos Grosso. Bittel triunfó en el Chaco. Bercovich Rodríguez triunfó en Córdoba. En Santa Fe la victoria fue de Luder, pero sus adversarios provinciales fueron sostenidos por Robledo y Matera.

El 14 de agosto, en Capital Federal, ganó una lista de unidad, que superó holgadamente a la de Julio Guillsn.

En la Provincia de Buenos Aires, Herminio Iglesias obtuvo una mayoría amplia. El tablero peronista aprecia un mosaico de tendencias dispares, del que se aguardaban sorpresas.

El 25 de Agosto sesionó el congreso de la provincia de Buenos Aires. Herminio Iglesias impuso sus planteos, provocando el retiro de la delegación cafierista que impugnó la reunión.

El último día de agosto el herminismo completó su predominio designando los candidatos por el distrito: Diego Ibáñez (62), Alberto Melón, Fernando Donaires (CGT-RA), entre otros. Cafiero fue virtualmente expulsado, y ninguno de los dirigentes de su sector incorporado a la nomina.

El 4 de Setiembre el Congreso Justicialista, reunido en la Capital Federal, proclamó la fórmula peronista: Italo Luder-Deolindo Bittel. A su vez, eligieron la nueva conducción partidaria; Isabel fue electa presidente, Lorenzo Miguel, vicepresidente 1º, Y Carlos Juárez, vice2ª.

El peronismo terminaba su interna un mes después que el radicalismo. Pero éste no era el problema fundamental. A diferencia de la UCR, el justicialismo emergía quebrado, con un importante sector desplazado virtualmente de las candidaturas, y de la conducción partidaria. La lucha había acentuado las heridas internas, y al desorientación cundía en gran parte d elos mi9litantes peronistas.

La intolerancia política, las prácticas antidemocráticas serian apagadas, y muy caro, el 30 de octubre.

Crisis económica y deuda externa

El fracaso de Malvinas marca la derrota total del Proceso. La multitud que había aclamado a Galtieri, ahora exige airadamente su renuncia. Después de pronunciar un discurso demencial en el que insinúa que la guerra continuará, Galtieri debe renunciar.

Tras arduas deliberaciones, los comandantes en jefes designan como Presidente al General Reynaldo Bignone, que tendrá a su cargo la difícil liquidación del Proceso.

Mientras tanto la situación económica tiende a la catástrofe. El nuevo Ministro de

Economía, José M. Dagnino Patore, declara que se está en estado de emergencia. La inflación llegará al 209 por ciento ye l salario real cae, solo en el primer semestre, un 34 por ciento.

La deuda externa había llegado a sumas siderales, aumentando vertiginosamente por los intereses que originaba la mima.

Los a avatares de la economía se pusieron de manifiesto mas aún en el período de los ministros de economía Pastore a Whebe, con algunos compromisos asumidos que pusieron a nuestro país totalmente imposibilitado de poder avanzar económica y por ende socialmente.

Las consecuencias de esos actos desprovistos de una verdadera intención de salvar nuestro país las estamos pagando aún en nuestros días, donde cargamos con el peso de una deuda externa ilegítima, que ha llevado a nuestro país a un estado de pobreza inexplicable teniendo en cuenta nuestras riquezas en todo sentido.

Contrariamente a lo que muchos creen, fue precisamente en el Gobierno de la dictadura militar, donde más se ah empobrecido nuestro país, ya que como lo señalaremos mas adelante se han utilizado el dinero no para invertir en producción y trabajo sino para la especulación de la patria financiera e invertir en obras faraónicas como Canchas de Fútbol, Avenidas etc., etc, para demostrarle al mundo que éramos derechos y humanos.

El 24 de agosto d e1982 el economista Jorge Whebe reemplazó a Dagnino Pastore en el Ministerio de Economía. La crisis que alejo a Pastore abruptamente había tenido orígenes políticos: el ministro se había manifestado partidario de levantar el bloqueo de los fondos británicos, para poder negociar en mejores condiciones el pago de la deuda externa nacional en al reunión mundial del Fondo Monetario Internacional (FMI) que se realizaría en Toronto. Las FF AA. No aceptaban la modificación de la situación de beligerancia con el Reino Unido, por lo que rechazaron la propuesta de Pastore, obligándolo a renunciar.

Ciertamente el debate de la deuda externa alcanzaba proporciones notorias. Vinculaba dos temas: el endeudamiento creciente constituía un “espada de Damocles” contra la economía nacional, provocando el drenaje de importantes recursos, las negociaciones de las obligaciones externas era el terreno elegido por Estados Unidos y Gran Bretaña para presionar sobre la Argentina para que

Declarara el cese de hostilidades, a cambio de una reconsideración de las condiciones de pago de la deuda, a través del FMI.

Con este panorama el ministro Whebe viajó hacia el Canadá. Allí insistió con la propuesta de su

antecesor: levantamiento de las sanciones a Gran Bretaña, obteniendo como compensación créditos y el refinanciamiento. El FMI se mostró proclive a conceder un préstamo stand-by ( un crédito con condicionamientos) de 1.200 millones de dólares. Por el momento el gobierno nacional desautorizó las gestiones de Whebe. Pero a principios de l983 el organismo internacional aprobó un crédito de 2.200 millones de dólares para que al Argentina pudiera afrontar y regularizar sus pagos externos.

La firma del acuerdo con el FMI implicó la anuencia argentina para la puesta en práctica de un plan de austeridad para la economía nacional: reducción de los gastos públicos, devaluación del peso, paralización de las obras públicas, control de la política salarial, impidiendo el alza de los sueldos.

Domingo Caballo Presidente del Banco Central, lanzó una propuesta para afrontar la deuda externa. Sostuvo que, primero el país debía colocarse en condiciones productivas, y luego, comprometer a toda la dirigencia política en al renegociación de las obligaciones.

Para Caballo el gobierno militar no debía asumir individualmente esa decisión, por cuanto las consecuencias de los acuerdos repercutirían sobre el futuro económico de la canción , y en ese sentido, era necesario recoger coincidencias y comprometer responsabilidades de otros sectores.

El debate siguió abierto. La inusitada cifrad e casi 50.000 millones de dólares que nuestro país debía al extranjero se convertirían en factor relevante de la herencia entregada por la dictadura militar.

En los primeros días de abril de l983 nuestro país fue anfitrión de un encuentro internacional para el tratamiento de la deuda Externa. En los salones del teatro San Martin se reunieron los “77”, o sea, el grupo de naciones acuciadas por sus obligaciones de pago de intereses y capital por créditos obtenidos en entidades financieras de los países industrializados. El Presidente Bignone, abrió al sesión con un llamado a la Unidad de los países afectados y un pedido de receptividad al tema por parte de los acreedores”Este problema no es un problema unilateral de los deudores sino también d de los acreedores”.Dijo.

Al concluir el cónclave se firmó un documento en el que se denunciaba el problema común del elevado endeudamiento externo y se alertaba sobre al actitud desfavorable de los países del Tercer Mundo, del que la Argentina se consideraba parte, desde las naciones mas avanzadas.

La actitud asumida por el máximo gobernante nacional en los foros mundiales despertó distintos comentarios.

En primer lugar llamaba la atención que la Argentina hubiera decidido su embocamiento con el

sector de naciones del Tercer Mundo

Esto constituía un viraje notorio con respecto al alineamiento desplegado desde el 24 de marzo de 1976 de alianza sumisa hacia los Estados Unidos.

Pero mas significativamente, la toma de posición del gobierno argentino sobre la deuda externa demostraba ostensiblemente el grado de deterioro de la economía nacional después de 7 años de Proceso, una de cuyas facetas residía en haber multiplicado el monto del endeudamiento externo .

La promoción de un movimiento internacional para unificar la posición de los países deudores comenzó a tomar vuelo. Se habló de la formación de un “club de deudores”

A pesar de declaraciones y trascendidos a favor de esa iniciativa la idea no se materializó. En parte porque el conglomerado de naciones con obligaciones exteriores cuantiosas constituía un con junto heterogéneo en el que se encontraba desde algunas naciones con regímenes socialistas, hasta la dictadura argentina, pasando por su par de Brasil.

En este último caso surgía una diferencia evidente con la experiencia argentina. Mientras en Brasil, que presentaba una deuda que triplicaba a la argentina, gran parte de los capitales habían sido utilizados para inversiones productivas, e incluso para el impulso a monumentales obras públicas, en nuestro m país los créditos habían redundado en al especulación financiera, produciendo el enriquecimiento de una pequeña porción de la población: los acaudalados banqueros integrantes de la “patria financiera”.

Las Organizaciones de Derechos Humanos ganan la calle

A fines de septiembre de1982, la Junta Militar había difundido un documento en el que se asumía, en parte la responsabilidad por las violaciones a los derechos humanos, aunque sin reconocerlas explícitamente: “Todas las operaciones liberadas contra las bandas terroristas fueron ejecutadas conforme a planes aprobados y supervisados por los mandos orgánicos de las FF AA”.

Se hablaba de la elaboración de un documento, por el cual los militares darían su explicación final sobre los sucesos de la lucha contra la guerrilla, y sobre las denuncias de secuestros, torturas y asesinatos que hacían las entidades de derechos humanos.

Para la cúpula del poder militar el dilema se había planteado de una manera no aguardada: pensaban que la impunidad con que habrían obrado en el pasado garantizaría el resguardo de quienes participaron activamente en la represión.

Ahora, que al derrota de las Malvinas había producido la bancarrota del régimen militar, las garantía ya no aparecían tan confiables, y muchos en el seno de las FF AA. Comenzaban a considerar la posibilidad de juzgamientos ante el advenimiento de un gobierno constitucional.

Para evitar esa alternativa el gobierno de Bignone trazó dos rumbos: en primer lugar dar una versión oficial de esos hechos, “con carácter de punto final”, en segundo término colocar al tema de las violaciones a los derechos humanos como condicionamiento para la salida electoral yd el futuro gobierno.

Las entidades defensoras de los derechos humanos intensificaron su actividad.

Las nuevas condiciones políticas favorecían su accionar.

Las Madres de Plaza de mayo y los familiares de detenidos-desaparecidos realizaban campañas públicas, participaban en los actos partidarios, haciendo escuchar su reclamo, publicaban solicitadas en los diarios, con la firma de importantes figuras nacionales y mundiales, en las que exigían la aparición con vida de los desaparecidos , el juicio y castigo a los culpables del terrorismo de Estado”.

El 5 de octubre se realizó la “MARCHA POR LA VIDA”, que a pesar de la prohibición oficial, congregó a mas de 10.000 manifestantes que recorrieron calles del centro de Buenos Aires, demandando una respuesta al reclamo por los desparecidos. La movilización causó un gran impacto. Era la primera vez que se concretaba una acción masiva por los Derechos Humanos que sacudía el silencio que los militares querían imponer.

El 9 de octubre se confirmó la muerte del publicista Marcelo Dupont. Este hecho provocó una gran reacción, por cuanto el ex-integrante de la Junta Militar, Emilio Massera, aparecía involucrado ene l hecho. El hermano del asesinado acusó al almirante, ex - hombre fuerte del proceso.

A principio de noviembre varios gobiernos europeos reclamaron por al vida de personas nacidas u oriundas de países del viejo Continente. La cancillería italiana pidió por 321 desaparecidos de ese origen. Otro tanto hicieron los gobiernos de Alemania, Suecia y Francia.

Entre el 9 y el 10 de diciembre las Madres de Plaza de mayo organizaron al 2da Marcha de la Resistencia. Se trataba de una singular expresión de movilización: durante un día completo las madres caminarían en la Plaza de mayo para reclamar por los desaparecidos. La Marcha fue prohibida. Sin embargo, las Madres al no poder entrar a la Plaza comenzaron su ronda en al Avenida de mayo , ocupando las cuadras que van desde la calle Bolívar hasta Cachaducho. La ciudad de conmovió. Miles de personas participaron espontáneamente, venciendo las amenazas de represión. Al finalizar el acto se transformó en una gran concentración de masas: mas de 20.000 personas marcharon por al Avenida de Plaza de mayo hasta la Plaza de los dos Congresos.

"Los Efectos Del Horror: De La Supervivencia Hacia Una Subsistencia En Sombras"

Partamos de pensar con Freud la estética del encuentro en "Lo siniestro"; "Todo lo que debiendo permanecer oculto, secreto, no obstante se ha manifestado". "Velar lo divino, rodearlo de cierto misterio...". Entonces y si Dios es Inccte., aquello que de la genealogía permanece en secreto, tan oculto que no tiene nombre, funciona como una promesa cumpliéndose ante la pura percepción: la muerte que la vida adeuda. Esto es lo que en la guerra se manifiesta, aparece y súbitamente enfrenta al sujeto, o aún peor, lo que se muestra desenfadadamente en los cadáveres de los semejantes o sus pedazos diseminados sembrando horror en el campo de batalla. Estos serán los contenidos de las pesadillas del ex-combatiente, retorno al mismo lugar y retorno de los compañeros muertos; repetición compulsiva donde la Pulsión de Muerte se presenta con toda su fuerza de atracción.

Otra de las escenas enfrentó al soldado a la "duda acerca de que la figura que se le presenta, sea una persona o un autómata", al respecto definen a los gurkas como autómatas, ya que a -10º avanzaban en musculosa, cantando con sus walkman puestos, y tanto pasaban degollando como saltando a los pozos de zorro, granada en mano.

La muerte produciéndose a la vista en unos y otros, hace a su "clasificación" en los momentos de mayor confusión: los hostiles y temidos por un lado... a su lado los amados e idealizados. Aparición del doble en tanto "ese prójimo asegurador de la supervivencia se convierte en un siniestro mensajero de la muerte", y, desde allí tratará al sujeto como un objeto que deberá ser su perfecto reflejo y seguidor bajo su sombra. De todos los muertos, los propios son los que se llevarán el merecimiento heroico. Aquí nos dirigimos hacia algo que toma valor de holofrase: "héroes caídos", los que se llevan los homenajes, la totalidad de las hazañas, y el reconocimiento, tanto de la fraternidad del Centro de Ex-Soldados Combatientes, como del resto de la comunidad, y así el 2 de abril, tomará más que de la Gesta por la soberanía, el significado de "memoria de los caídos"; se vuelve difícil invitarlos a resignificar esa fecha como una celebración por haber sobrevivido, protagonizado la Gesta heroica, y, poder contarlo. Si se convierte a los compañeros caídos en dioses, negarse al heroicismo, es a la vez honrarlos y ampararse de su envidia.

Cuando un ex-combatiente se aísla, se mantiene en silencio y soledad, podemos pensar que camina al encuentro con sus muertos, como también que está sometiéndose a un ritual de purificación por haberlos dejado en el abrazo de la tierra sagrada. El aislamiento en que incurrieron todos los ex-combatientes a la vuelta a sus casas, no se distancia demasiado de los rituales de purificación tribales que se imponen a los miembros que han estado en contacto con los muertos; al igual que el salvaje, el soldado experimentará hacia los caídos, profundos sentimientos de ambivalencia; los deificará y honrará y no dejará de cargar la "culpa del sobreviviente", que en sus autorreproches mostrará en todas las formas del pecado: "de pensamiento, palabra, obra u omisión", fórmula bajo la cual se hace inevitable sentirse asesino.

Comenta alguien del grupo de RAP: "¿Por qué yo?, ¿ Por qué volví yo?"; "No quería que mi familia se alegara porque yo había vuelto."; este tipo de cuestionamientos, oponiéndose a celebrar la sobrevida, la plantean como una ventaja no merecida, apuntando en una segunda vuelta a responsabilizar al Azar (con mayúscula en tanto Gran Otro), tanto por la vida como por la muerte, maniobrando así un desvío posible de la culpa al asentar la negativa a reconocerse allí, salvando su vida por estar fuertemente apegado a ella; se hace impensable, anteponer el deseo de vivir del sujeto a la cuestión azarosa.

La sola mención por parte del analista de la posible intervención de un deseo de vivir subjetivo operando contra la suerte, los desconcierta y /o hasta enfurece, ya que dicha operación es vivida como hecha "contra" la suerte del otro; así es como en la medida que los recuerdos traumáticos aparezcan, la Pulsión de Vida perderá su fuerza de empuje en medio de una vida gris y pesarosa, que "ningún difunto podría envidiar"; los muertos seguirán siendo los privilegiados, nada deberán tener en falta, menos aún la "vida de regalo" que el sobreviviente se negará a disfrutar sistemática y ceremonialmente.

Allí donde "lo heroico" no puede Despegarse de la segunda muerte pierde su valor significante, simbólico y, dejando de circular entre los vivos funciona como un siniestro y fascinante polo de atracción. Donde debiera ser un rasgo significante de la instancia del Ideal del Yo, adquirido de hecho por el sujeto, se convierte en lo que de lo no simbolizado ha sido sustraído al Yo ideal por los compañeros caídos; ellos moran en el sagrado vientre de la Madre Tierra, y, han obtenido este privilegio bañándola con su sangre; fantasía plena si las hay de poseer a la madre de pleno derecho, en un más allá del costo mortal que se ha pagado por ello. Podemos comenzar a suponer el fantasma que presidió la voluntad de ir a la guerra en aquellos que teniendo la oportunidad de quedarse en el continente la desaprovecharon, y, que en tanto frustrada, los sigue invitando, ya sea en sueños como en la vida despierta, a volver al frente de guerra y/o a volver a las islas; de algún modo ellos han escatimado la condena de Edipo, y estar dispuestos a ya no escamoteabla, de aquí que lo siniestro en estos sujetos operará con mayor tenacidad.

El encuentro con das Ding facilita la vía de acceso a la ilusión de inmortalidad; el magnetismo que ejerce esa zona iluminada de un más allá de la muerte, habitada por esos héroes hermanos, viejos amigos de la adolescencia, esos que se ganaron el premio simbólico de "muertos por la patria", y que allí se hallan ubicables, hará necesario ir a confirmarles que ellos son el oro, en tanto de este lado de la "vida de regalo" sólo hay barro. Se hará necesario también que los muertos no se arrepientan de estar muertos, honrándolos se expía la culpa en un gris sobrevivir, despreciando la vida se opera un rito funerario que se eterniza. A este lugar de absoluta anhedonia, a este tiempo Otro absoluto e inmóvil, será convocada la Madre, más mujer que nunca, para rendirle homenaje, en un acto de Fe y fidelidad.

La fuerza de atracción que ejercerán aquellos cadáveres será siempre superior a la conexión con esta vida descolorida, desprendida de sentido; "lo Real se ha tornado Simbólico, el lazo de lo Imaginario se ha desprendido", entonces esos cadáveres se recubren del goce fálico, hacia el que la vida se encamina a recuperar en un Más allá de la muerte, mientras el cuerpo ha sido tomado por el goce del Otro.

Para ilustrar juguemos con nuestros conocidos redondeles de cuerda, recordemos el anudamiento que hace a la constitución subjetiva, y luego veamos lo que el encuentro operó en ella.

Nota: La letra griega Fi (Goce fálico) fue reemplazada por ej en la intersección inferior de los círculos de Euler

Podemos caer en cuenta que la guerra operó en el sujeto un desanudamiento de los registros, y pensar que lo que se desanuda es el registro Imaginario:

Para clarificar este desanudamiento del registro Imaginario, recorramos lo articulado en otros capítulos: la pura imagen del horror es pornográfica por desenmarcada, "el espejo no es infinito, el espejo tiene límites", aquí está a la vista lo que debiera haber quedado por fuera del espejo, la continuidad de las escenas horrorosas en la guerra es ilimitada; ante el hambre el Otro responde con objetos por fuera de la cultura, lo crudo y lo cocido se vuelven indiferentes; cuenta un ex-combatiente: "Al otro día iba a morir, así que me comí a cucharadas 1 kilo de leche en polvo"; el cuerpo fragmentado, más bien despedazado, es lo que del otro se ofrece a la mirada, mientras el cuerpo propio consiste en una unidad cerrada, des-erotizadas todas sus funciones, suspendidos los diques de la vergüenza el pudor o el asco, el cuerpo es "una bolsa que late aún", y, con el que hay que cargar; en su libro, cuenta un excombatiente, su encuentro con la comida durante la rendición: "Había que cuidarla con uñas y dientes, y mientras defecaba, para no perder el tiempo, comía simultáneamente; mis compañeros hacían lo mismo".

Detengámonos en el desprendimiento de lo Imaginario y lo que este "cuerpo total" arrastra consigo: una mirada fascinada entre los cuerpos que estallan, una voz desencarnada, que no se desprende de ningún sujeto, que entre el ronroneo del fuego, disipan los gritos desgarrando el aire; un cuerpo que está vivo por decreto, "verdad de oro" divina que lo goza, y, una muerte que cobra puro sentido, en tanto "atravesada y atravesándolo".

El momento eterno de la supervivencia en el frente, recorta a este cuerpo "hecho bolsa", y, en el mismo acto, tanto de la vida como de la muerte.

Vayamos ahora a "la muerte embolsando la vida"; donde la vida y la muerte se juegan en un entrecruzamiento que no toca el cuerpo, es que la inmortalidad se hace un destino cierto.

No es difícil pensar que en tanto no están incorporadas, de vida o muerte serán todos los asuntos para el ex-combatiente, aún los más nimios o cotidianos. Esta subsistencia a "blanco o negro", da un gris en-ser que expulsa de sí el color y el brillo.

Un goce Otro se encima a la vida del sujeto, decretándola por capricho, es la vida de la que por indiferente, el sujeto no puede apropiarse en su latir, la que ya fue sacrificada al Otro, vida que recuperará sólo junto a su heroicísmo y mortalidad.

Un sentido que no se escapa sino que se encima a la muerte, en una plena ecuación que da por resultado la inmortalidad; la vivencia del horror ha hecho que se presente al sujeto lo sin representación. lo que de lo Simbólico debería circular por fuera de la CIA., impacta de lleno en el campo de la percepción, y, en lugar de quedar la muerte por fuera, es la Ccia. misma la que queda por fuera del campo del sujeto. El sentido que de la muerte deberá escaparse es el de haber sido sobrevivida, ya que en esta superposición, el sujeto hace anclaje en una inmortalidad posible.

Finalmente, cómo entender el goce fálico encimándose al objeto a, sino en la línea del Yo como objeto y de la identificación al semejante, pero del otro lado del espejo, del lado de las sombras, allí, donde en la oscuridad los cadáveres brillan. Nada más apropiado para constatar con Freud, en "Duelo y Melancolía": "La sombra del objeto cayó así sobre el Yo".

En la vertiente yo-otro encontramos congelándose en "héroes caídos", como otra "verdad de oro"; verdad que sólo podrá ser recortada por algún saber acerca del propio heroicismo del sujeto y de una Pulsión de Vida triunfante, o lo que es peor, tal corro el mismo Freud nos señala al final del artículo: "El Yo puede gozar quizá de la satisfacción de reconocerse como el mejor de los dos, como superior al objeto" , refiriéndose a la salida por el trabajo de duelo.

Reflexionemos ahora acerca de estas "sobrevidas roídas por la muerte", y, donde la dirección de la cura apuntará a conducir al ex-combatiente a salir de la sobrevida, en tanto que no es "sobre" ella sino apenas "en" ella y por un tiempo limitado, por donde se transita, y salir también de la subsistencia, para descolocar al sujeto de debajo de la muerte y hacerla existir finalmente.

Despleguemos un poco más la realidad sombría que habitan.

La compacidad de "héroes caídos" se cruza en el camino, eso anda mal y mal acaba, es justamente al no terminar de caer que brillan en la eternidad, en esa eternidad el sujeto se fascina y se hace reflejo, pero su cuerpo opaco no puede reflejar el brillo, sólo acoger la sombra de esos seres y su caída infinita.

Demos un paso atrás en la historia, y, recordemos a estos chicos que antes de caer en una subsistencia instintiva, llegan a Malvinas llenos de sueños heroicos, momento de esplendor que la tragedia desatada sepultará entre la insignificancia y la indiferencia, lo que no deja de mentar el paso por el entre-dos-muertes, donde la falta en la cadena se obtura con este cuerpo, resto del sujeto, que se adelanta a su fin, e invitemos a los ex-combatientes a reconocer como propio este recorrido anterior, para que desandando aquél camino cortado, lo retomen una y otra vez, hasta que hecha la huella, puedan advertidos detenerse ante la boca de la sepultura y descreer la promesa de heroica inmortalidad con la que das Ding los provoca a ocuparla.

Este sujeto entrampado en falsas promesas de abrazos eternos está condenado al hastío. No queda en el mundo, en su Umwelt deslucido, otro espacio y otro tiempo que no sean los del tedio, del que será objeto ese vacío provocador.

Veamos, sólo vuelve de la guerra quien se habitúa a sobrevivir, la supervivencia es en sí un eterno-presente, un tiempo en manos del Otro y una promesa de inmortalidad; en este no ser para todos, el prójimo que no sobreviva se convertirá en el semejante, que acaparando para sí la completud, dejará al sujeto sin la parte que le corresponde de esa gesta heroica.

Un grupo en supervivencia comparte todo, desde los objetos de la necesidad hasta la ilusión de inmortalidad, en lo compacto de un nosotros donde nos salvaremos "yoylosotros", la decepción aparece cuando alguno de esos otros cae trágica y heroicamente en mi lugar; recordemos la pregunta de aquel ex-combatiente:"¿Por qué yo?, ¿Por qué volví yo?", pregunta que será respondida en el acto de incorporar la culpa trágica que sobreviene al sospechar que en realidad era "yo o el otro"; que sólo puede salvarse uno mismo será el saber acerca del que el sujeto no querrá saber nada.

Cabe destacar que quien plantea esa pregunta, es alguien que tomado prisionero, fue destinado a juntar los cadáveres y/o sus pedazos y cavar fosas comunes para su depósito. Con qué recubrir ese horror sino con la cesión de su parte heroica y su propia vida despedazada, a modo del fino polvo con que Antígona cubriría a su hermano. Utilizará el sujeto el brillo de su mundo para cubrir a sus muertos, y, en el mismo acto, del héroe sólo cargará con la culpa trágica.

Necesariamente surgirá la ambivalencia, pero de ella tampoco querrá nada saber. El tedio en su forma melancólica, será una eternización de este dolor, que se ofrecerá en tanto tiempo del rito funerario que no pudo desplegarse. "El sujeto permanecerá a partir de allí como un objeto muerto..., se inviste la ausencia como ausencia de esperanza y, el tiempo potencial se cambia en tiempo muerto" 9.

Lleno por este objeto perdido, el sujeto seguirá solo subsistiendo en su mundo gris, y, siempre al borde del suicidio. Si ese objeto se aloja en el Super Yo con toda su heroicidad, reclamará la parte de vida que le fue robada, así el sujeto se identificará con el cadáver, y, reacción terapéutica negativa de por medio, se sumirá en un letargo agónico que sustituirá el suicidio.

Pensar la vía de la melancolía es pensar con Freud la situación de estos ex-combatientes, pensemos que así como en su mayoría no optaron por ser combatientes, tampoco optaron por dejar de serlo, fueron combatientes bajo orden y ex-combatientes en el mismo registro. De ida y de vuelta se pierden "la bolsa y la vida", en tanto el honor será reservado a los otros, los caídos, que a diferencia de la marginación a la que ellos serán condenados, la sociedad guardará en su memoria en tanto los verdaderos héroes de la gesta de Malvinas, el "héroe caído" finalmente tendrá la posibilidad de hallar su lugar en el Otro de la cultura. Entenderemos aquí los caídos en tanto poseedores de ese mérito que le falta al Yo del ex-combatiente para alcanzar su ideal, el sujeto con su tristeza pagará tributo a sus heroicos compañeros abatidos. El semejante se ha quedado nuevamente con toda la gloria.

Capturados por sus muertos se colocan en un más acá de una vida que hay que agotar rápidamente, ya que aparece como un largo y tedioso preludio del fin. La ausencia de color, este transcurrir entre los grises, no será sino un luto eterno que llevarán, y, la más mínima iridiscencia será vista como un pecado, deslucida inmediatamente por conformar una afrenta a estos inseparables compañeros del alma.

Así la inhibición del placer recubrirá la emergencia de la angustia, pero lo hará muy mal y el sujeto deberá alojarse entre el tedio y la desazón. donde el sujeto se deshace entre sus deshechos idealizados y una sola sensación lo invade: la agonía, que sólo interrumpe la huida en la hiperomnia, el aislamiento, las drogas, el alcohol, y, todo hedonismo artificial agregado que lo arroje fuera del escenario donde actúan los vivos. De allí intentará también exhilarse abandonando el espacio terapéutico. Coqueteando con la muerte, permanece vivo a plena responsabilidad del Azar. Siempre deteniéndose a mitad de camino en su atopía, intentará hallar la paz, armonía, respeto y quietud, con que la guerra debería haberlo "premiado".

El abandono terapéutico operará tanto en un sólo acto, como en las reiteradas ausencias, que provocando el tedio del analista - y doy fe que es la mayor de las batallas a librar-, intentarán tanto agotar su deseo, como patear para más adelante el progreso de la cura, en pos de la eternidad de su tiempo. Diferir es aquí otro de los modos del hastío, y, en este campo agotarán las maniobras.

Para recuperar su brillo, es necesario que el sujeto en tanto protagonista de una guerra, se identifique al héroe que él mismo fue, para que los muertos puedan enterrar a sus muertos, para que su vida se vuelva vivible y perdible, tanto como lo fueron sus hazañas heroicas. Sin verse héroe no podrá dejar de serlo en este fuera de tiempo y fuera terreno de entre-las-dos-muertes, encaminándose al encuentro con su hermano, donde su propia vida se convierte, toda ella, en un rito funerario.

Cuando la repetición tome finalmente valor Sgte., su misma iteración subjetivizada como condición de vida, podrá diferenciarse constantemente del héroe que fue, sea para vestir sus ropajes de gala, o para olvidarse de ello quitando en el mismo acto, el carácter trágico a su vida. Procesar el duelo desembocará en la posibilidad de asumir la propia heroicidad, para que ésta sea un rasgo agregable al Ideal del Yo, pudiendo permitirse a cuenta de su deseo de vivir, superar a sus compañeros caídos.

Allí honrar, será poder hablar de los muertos; al respecto, cuenta un ex-combatiente que a su regreso, cruza a los padres de un compañero muerto, y, cuando le preguntan por él, dice: "Viene ahí atrás", él no sabía que no mentía, el otro sería su sombra a partir de allí.

A la hora de definir al sujeto como "lo que un Sgte. significa para otro Sgte.", habrá que nombrarlos "testigos heroicos". Veamos como: el trabajo de volver Sgte. la palabra "héroe", será uno de los hilos de sutura de los que se servirá el analista, en su intento de cerrar un poco más ese entramado demasiado abierto, por donde amenaza escabullirse el sujeto, precipitándose a un nuevo encuentro, y, en está vía no estará de más escribir algo en su honor.

Poco a poco habrá que arrancarlos del "Auto da Fe" en el que se consumen, para invitarlos a testimoniar en un "acto de fe", validado por su protagonismo histórico, a narrarnos la versión no oficial sin arriesgar su vida en ello; esto no será sino asumiendo aquello que no quisieron ver ni oir, serás testigos vivos de la guerra convocados a ser tutores de una verdad histórica, y, de ella decir su verdad, para apropiarse y, en vida, del heroicismo que les corresponde. Entonces, haber atravesado el horror de la guerra y salir de allí con vida, deberá ser una hazaña mayor que haber muerto por la patria.

Será el camino entonces de construir un Sgte. nuevo: "testigo heroico", que pueda por oposición descongelar al "héroe caído", y, superarlo en un significar el tiempo de vida, como una sucesión de batallas que se le ganan a la muerte, a pesar de ser "ex-combatientes", dejando sólo de ser soldados, la senda por donde la sutura será posible.

A continuación transcribo una investigación periodística realizada por Miguel Bonasso

Desde el fin de la Guerra de Malvinas se quitaron la vida 269 veteranos

Una historia marcada por el suicidio

Murieron después de la última batalla casi tantos como en combate, y casi el mismo número de los muertos por el hundimiento del "Belgrano".
Por Miguel Bonasso

En su pieza Ha llegado un inspector, el dramaturgo inglés John B. Priestley encarna dramáticamente una tesis incuestionable: el suicidio no es un mero acto individual, es una acusación contra "los otros", el recordatorio de que la sociedad ha perpetrado con alguno de sus hijos el peor de los crímenes, que es el del olvido. Esa tesis se potencia con el número: desde la derrota en Malvinas se han suicidado 269 veteranos de guerra. Poco menos que los 326 jóvenes compatriotas que murieron en combate. Casi el mismo número de víctimas que produjo el hundimiento del "Belgrano". Una tragedia colectiva que debería sacudir la conciencia de los argentinos.
Si llegara a estas tierras un inspector como el de la obra de Priestley no necesitaría de muchas indagaciones para diagnosticar una grave patología social. Se trata de una gigantesca culpa colectiva.
Hace ya 17 años, durante una entrevista que este cronista realizó en México, el ex soldado Miguel Ángel Trinidad tenía entonces 22 años, y el reportaje fue un diálogo entre dos generaciones mutiladas.
Trinidad, que entonces era secretario general del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas, relató su peripecia guerrera con minuciosidad, dramatismo y no poco sentido del humor. Con la madurez del que nació despierto y, además, ha crecido de golpe. Con el paso de los años muchos otros testimonios, entre los que sobresale el del colega y amigo Edgardo Esteban, dejaron ese nudo de amargura que en la narración de Trinidad marcaba un hito decisivo en la parábola del veterano: la feroz desilusión del "regreso a la Patria".
Vale la pena –tantos años después– recordar un tramo de aquel relato tan cercano a los días del conflicto:
- "Sin pretender hacerme el trágico y aunque no me lo creas, para algunos fue más jodida la posguerra que la guerra. Porque en la guerra, aún con el temor de perder la vida (que es lo peor que te puede ocurrir) al menos con los sentimientos (que es lo único que puede sobrepasar al instinto de supervivencia), uno sentía que, mal o bien, estaba haciendo algo. Cuando regresamos nos encontramos con una confusión total en Argentina; con una suerte de querer todo el mundo quitarle pedazos al cadáver. (El cadáver era el país). Y en ese momento todo pretexto servía".
- "A nosotros nos resultó doloroso comprobar, cuando todavía estábamos en las islas, un día antes de la rendición, que todo el mundo estaba pendiente en Buenos Aires del Mundial de Fútbol que se estaba jugando en España. La Capital Federal vivió la guerra de manera muy distinta a como la vivió, por ejemplo, el sur del país. No por culpa del pueblo, sino de los que mandaban; de los que manipulaban los medios de comunicación, en suma: del gobierno militar.
- "A la guerra se la confundió con un partido de fútbol entre Argentina e Inglaterra. Por eso te digo que me vino bien no encontrarme enseguida en la calle". (Trinidad, como otros jóvenes soldados fue retenido durante varios días en un cuartel de la guarnición de Campo de Mayo. Allí fueron interrogados por oficiales de la inteligencia militar y se les advirtió que no comentaran nada de lo que habían visto durante la guerra. Un capitán llegó más lejos e inauguró la famosa "desmalvinización" que alcanzaría su apogeo en la democracia con una orden disfrazada de consejo: "Ahora vayan a casa y olvídense de Malvinas").
- "Cuando yo salgo a la calle, por el apuro, salgo de uniforme, vestido de verde. Yo no esperaba que nadie dijera nada...yo digo...la ciudad era igual. La gente, algunos me miraban como un bicho raro. Y yo parecía un indio, porque miraba los edificios como si los viera por primera vez. Los de mi barrio, te digo. Y sentí tanta indiferencia en la gente. No hacia mi; yo no quería que me vinieran a mi. Yo esperaba ver otras caras. ¡Bueno, se perdió una guerra! Esperaba ver a la gente cabizbaja. No. Como si nada hubiera pasado".
- "Llego al edificio de departamentos donde vivía. Llego y en la puerta estaba el portero -con el que me había peleado antes de Malvinas- y estaba con un vecino. Y el vecino, que sabía que había estado en la guerra, ni me saludó. Y yo, claro, no lo saludé. Recién sentí el calor de la familia cuando mi madre abrió la puerta...".
- "Si eso me hubiera pasado apenas bajaba del avión...no sé lo que les hacía. Porque no hubiera soportado ver a la gente así, en su rutina de siempre, cuando habían muerto tantos..."
Pasaron los años, los ex combatientes se dividieron en varios centros (según su cercanía o lejanía respecto de las Fuerzas Armadas), y a la indiferencia de los vecinos en los primeros días se sumó la incuria oficial para resolver sus problemas concretos.
Su causa, legítima, quedó relegada incluso para muchas organizaciones sociales y políticas que luchaban contra el statu quo, porque se los suponía "fachos" y "cercanos a los milicos".
Hoy muchos de ellos, especialmente los que se han dado cita en la Plaza de Mayo, reivindican su pertenencia al campo popular, su enfrentamiento visceral con cualquier aventura golpista o represiva y su crítica a un gobierno al que ven arrodillado frente a Gran Bretaña y Estados Unidos.
Pero todos los veteranos merecen que una sociedad, que empezó a despertar el 20 de diciembre, los rescate esta tarde de las aguas del olvido.

Instalación de una base aérea permanente en la Isla de Ascensión:
Para garantizar el puente aéreo entre el reino Unido y las Islas Malvinas. El elevado costo de la obra, según los geólogos, seria un verdadero derroche, si se tiene en cuenta que hay en dicha isla un volcán en actividad con una historia de peligrosas erupciones, según lo destaco a fines de mayo de 1984, el periódico ingles "The Sunday Times"

Nuevo aeropuerto en las Malvinas:
A poco de terminada la guerra con la Argentina, las autoridades inglesas proyectaron la construcción de un nuevo aeropuerto, como punto de partida de un enclave militar estratégico de considerables proporciones. Se halla emplazado en las cercanías (50 Km.) de Puerto Argentino (Stanley para los ingleses) y su construcción demando una inversión cercana a 400 millones de dólares.
La nueva pista de aterrizaje tiene 2.100 metros de largo y permite operar grandes aviones, incluso los Jumbo 747 y los Tristar. Los autores del proyecto afirmaron que el aeropuerto permitirá reducir las horas de vuelo desde Gran Bretaña hasta las Malvinas de 35 a 18.
La inauguración de las obras tuvo lugar a fines de 1985.
El gobierno argentino -por intermedio de su canciller- acuso a Gran Bretaña de "agresión contra el país, contra América Latina y contra la paz", al comentar la inauguración de la monumental obra.
Al día siguiente de la inauguración de la obra, el gobierno argentino decidió concurrir a la OEA solicitando una reunión especial del Consejo Permanente para considerar ante los representantes de los países latinoamericanos la gravedad que implica el establecimiento de una fortaleza en el Cono Sur, como el apéndice de la OTAN, con el consiguiente riesgo para la paz y la seguridad del continente americano.
El Consejo permanente, careciendo de facultades para intervenir en este tipo de episodios, se limitó a tomar nota de la denuncia y recibirla con preocupación.

Apoyo de la OEA a la posición argentina sobre el conflicto por las Malvinas

La Argentina logro, en diciembre de 1985, al finalizar la XV Asamblea General Extraordinaria de la OEA, que al reformar la Carta de la Organización permitiendo el ingreso de Belice y Guyana en 1990, además "impide que ante cualquier intento ingles de autodeterminación de las Islas Malvinas, estas puedan aspirar un día a incorporarse a la OEA". Esta decisión contó con el apoyo de los Estados Unidos y de los países del Caribe. De ello, se infiere que la organización de los estados Americanos nunca reconocerá a las Malvinas como estado independiente.

Nueva Zelanda reanuda sus relaciones con la Argentina
En agosto de 1984, los representantes de la Argentina y Nueva Zelanda ante las Naciones Unidas firmaron un acuerdo restableciendo las relaciones diplomáticas entre ambos países, que fueron rotas en ocasión de la guerra de las Malvinas en 1982.
Gran Bretaña y Nueva Zelanda fueron los únicos países que rompieron sus relaciones con la Argentina debido a dicha guerra.
Área exclusiva pesquera
El gobierno británico estableció-con relación al conflicto con la Argentina- una Zona de Exclusión pesquera de 150 millas alrededor de todo el perímetro de las Islas Malvinas, dentro de la cual pueden ejercer su actividad previa autorización inglesa, buques pesqueros de otras nacionalidades, con excepción de la Argentina. Ello ha provocado una gran preocupación en el ámbito nacional -particularmente de parte de empresarios pesqueros y dirigentes sindicales- dado que los barcos extranjeros pescan tanto en la "zona de exclusión" con centro en las Malvinas, como en la zona exclusiva de nuestro país y sus adyacencias, amenazando con una verdadero depredación del recurso marítimo en todo ese ámbito de los mares del sur, que nos pertenece, sin lugar a dudas, por las razones de soberanía que son de dominio publico

Conclusión:

Histórica y geográficamente las Islas Malvinas pertenecen al territorio argentino. Fue esta deuda pendiente de nuestra soberanía que encendió una luz de esperanza a un gobierno que se debilitaba mas y mas por las desacertadas políticas implementadas que hicieron aumentar la deuda externa, subir el índice de inflación, aumentar la especulación de la denominada patria financiera y hechar por tierra la producción y al industria nacional y que con una escasa visión política internacional se decidió a recuperar nuestras islas a través de las armas, sin tener el mas mínimo sentido de previsión en cuanto a la formación de nuestros soldados, y con la ilusión de que EEUU abandone a su aliado histórico, Gran Bretaña. Ideas como éstas solo pudieron ser albergadas por un cerebro inundado de alcohol.

La falta a tratados internacionales para países en guerra realizadas por Gran Bretaña, el apoyo de EEUU a ese país, los crímenes de guerra y todo lo sucio que muestran las guerras quedan disminuidas ante la actitud del Gobierno Militar de no escatimar esfuerzos en poner en riesgo el patrimonio mas importante que debería tener un país, la vida de sus ciudadanos.

El pueblo argentino denostó a las autoridades con tanto entusiasmo como había aprobado la acción del 2 de abril. La guerra evidentemente puso de manifiesto mucho de lo bueno y d e lo malo del país.

Más allá del importante asunto de la disputa, la guerra ha sido un catalizador de consecuencias importantes para el país y algunas que todavía pueden llegar a ser imprevisibles en el orden interno.

La República perdió al guerra pero no sus derechos, para Gran Bretaña, seguir en las islas le resulta altamente oneroso, ya hay algunas voces que se alzan en las islas exigiendo negociaciones e insinuando algunas alternativas.

Una de las consecuencias mas importantes de esta guerra, aunque sea doloroso reconocerlo, ha sido la estrepitosa caída de la dictadura militar que no tuvo tiempo de diseñar una salida decorosa del gobierno, lo que permitió avanzar más rápidamente de lo que se creía al camino democrático.

Sensatez y Firmeza pueden ser elementos útiles para que la República Argentina se abra camino en busca de ganar en el campo de la diplomacia lo que no pudo obtener por el medio de las armas.

Bibliografía Consultada:

Raúl A. Rossini. 20 Años de Historia Política Argentina 1966-1986. Ediciones RR S.R.L

Bonifacio del Carril. La Cuestión de Las Malvinas. Hyspamérica.

León Rozitchner. Las Malvinas: de la guerra “sucia” a la guerra “limpia”. Centro Editor De América Latina (CEAL)

OR Cardozo, R Kirschbaum y E. Van Der Kooy. “ Malvinas, La Trama secreta. Sudamericana Planeta

Eliana de Arraescaeta, Hector Pavón y Clarín. El Gran Libro del Siglo. Artes Gráfficas Rioplatenses S.A

Julio Cesar De La Vega. Diccionario Consultor Político. Librograf Editora.

Julio Cesar De La Vega. Diccionario Consultor Político. Editorial Libres.

Hugo Gambini. Crónica Documental De Las Malvinas, Tomo I, II y III. Editorial Redacción S.A.

Gabriel A. Rivas y Daniel Dos Santos. Argentina y el Mundo, Tomo III. Editorial Sánchez Teruelo S.A

Sandra Elena, Miguel De Luca, Mariano Garreta Leclercq, Claudio Lutzky, Sergio Trippa, Coordinación: Maria Catalina Nosiglia. Formación Ética y Ciudadana del Polimodal. Editorial Estrada.

Diarios: Clarín, Convicción, La Nación, De Bs As.

Revistas: Somos, Gente, La Semana

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8 comentarios:

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