CARTA DE UN PADRE A SU HIJO

El 26 mayo de 1982, día en que recibimos nuestra designación para marchar a Malvinas, fuimos autorizados a despedirnos de nuestros familiares e inmediatamente volver a nuestro acantonamiento en la Región I Campo de mayo. Fui testigo de como el Sargento Ayudante Acosta regreso en un lapso muy breve de tiempo. Y Recuerdo que le pregunte si había podido despedirse de sus seres queridos. Me contesto: “No pude despedirme de mi hijo Diego. Pase por delante de su escuela pero no entre. Pasa que estaba uniformado y con la algarabía general que hay, alguien puede pensar que uno quiere ufanarse de la designación para hacerse ver”. Al instante supe que él, había cometido un error. Pero era así humilde y cuidadoso hasta en los actos más simples. 7 días después en “Puerto Argentino”, sentados circunstancialmente en nuestro refugio, me miro fijo y dijo “Yo voy a Escribir”. Sabia que el tenia una deuda con su hijo y temía que eso derivara en distracciones en los estudios para manifestar su enojo con su padre. Pasado el conflicto. Luego de conocer el contenido de su carta. “Me di cuenta de que un Padre puede abstraerse de las más cruentas circunstancias para aconsejar y disculparse por si fuera necesario con su hijo”. Suboficial Mayor Víctor Miguel Pepe.

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El 10 de junio, en cercanías del Monte Kent los hombres del Escuadrón Alacrán de Gendarmería Nacional fueron emboscados, resultando herido el Gendarme Pablo Parada y herido de muerte por el fuego enemigo el Sargento Ayudante Ramón Gumersindo Acosta. Otro valiente caía en Malvinas, con la tranquilidad del deber cumplido, los Montes Kent y Dos Hermanas lo vieron pasar por última vez.

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Sargento Ayudante Ramón Gumersindo Acosta

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Esta es la carta:

Puerto argentino 02/06/82

Querido hijo Diego, que tal muchacho? Como te encuentras?

Perdóname que no me haya despedido de ti, pero es que no tuve tiempo, por eso te
escribo para que sepas que te quiero mucho y te considero todo un hombrecito y sabrás
ocupar mi lugar en casa cuando yo no estoy.

Te escribo desde mi posición y te cuento que hace dos días iba en un helicóptero y me
bombardearon, cayo el helicóptero y se incendió, murieron varios compañeros míos
pero yo me salve y ahora estamos esperando el ataque final.

Yo salvé a tres compañeros de entre las llamas. Te cuento para que sepas que tienes un
padre del que puedas sentirte orgulloso y quiero que guardes esta carta como un
documento por si yo no vuelvo, o si vuelvo para que el día de mañana cuando estemos
juntos me la leas en casa.

Nosotros no nos entregaremos, pelearemos hasta el final y si Dios y la Virgen permiten
nos salvaremos.

En estos momentos estamos rodeados y será lo que Dios y la Virgen quieran. Recen por
nosotros y fuerza hasta la victoria final.

Un gran abrazo a tu madre y a tu hermana, cuídalos mucho, como un verdadero Acosta.

Estudia mucho.

“VIVA LA PATRIA”

Cariñosamente.

RAMÓN ACOSTA